Revista Cultura y Ocio

Derecha camaleónica

Publicado el 18 febrero 2020 por María Bertoni
Derecha camaleónicaDerecha camaleónicaLa película de Wood se estrenará el 20 de febrero en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Río Negro.

Es notable el esfuerzo del cine chileno, o al menos de aquél que llega a nuestras salas, por contrariar la consigna conservadora de dejar atrás el ayer. Andrés Wood es uno de los primeros referentes de esta tendencia saludable: en 2004 su largometraje Machuca recreó la antesala del golpe de Estado contra Salvador Allende desde la mirada de tres pre-adolescentes. Una década y media después, el también autor de Violeta se fue a los cielos retoma esa misma época trágica con Araña, protagonizada por –otra vez tres– militantes ultra nacionalistas.

A diferencia de aquel largometraje totalmente ambientado en 1973, el de 2019 va y viene en el tiempo. Como otras ficciones con pretensiones históricas, Araña también parte de un hecho actual para exponer la relación entre pasado y presente. Aquí se trata de un acontecimiento violento, que Wood filma con crudeza, acaso para adelantar la naturaleza criminal de la alianza que los ahora sesentones Inés, Justo y Gerardo integraron a sus veinte años.

Mientras describe a estos tres patoteros anticomunistas, Wood rescata del olvido colectivo a un artífice ¿secundario? del derrocamiento de Allende: el Frente Nacionalista Patria y Libertad, cuyo accionar terrorista contribuyó a desestabilizar el gobierno de la Unidad Popular, y que se diluyó dos días después de la instauración de la dictadura pinochetista. La decisión de recordar la existencia de esta fuerza de choque paramilitar ayuda a visibilizar la pata civil de los gobiernos de facto. La ocurrencia de retratar a tres integrantes 45 años después invita a reflexionar sobre la capacidad camaleónica de la derecha en general y en las democracias formales en particular.

Wood explora algunos lugares comunes del discurso reaccionario: la guerra contra un enemigo interno fogoneado por otro externo; la amenaza latente de invasión; el sacrificio (en realidad impostado) en defensa de la Nación; la libertad asociada al poder del dinero. El realizador también expone estrategias defensivas concretas como la manipulación de la justicia y la prensa.

Además de integrar una agrupación política, Inés, Gerardo y Justo conforman un triángulo amoroso. En este marco, Araña se revela menos original de lo que promete al principio, y menos equilibrada que Machuca. La adaptación de la novela de Eledín Parraguez articula mejor las dos historias relatadas: el despertar de un adolescente y los prolegómenos del golpe del ’73. En cambio, el amor prohibido que altera los vínculos del triplete contrarrevolucionario distrae la atención del fenómeno Patria y Libertad.

En Araña, cada integrante del trío es interpretado por dos actores: uno a cargo de la versión joven; otro de la versión contemporánea. El afiche y el trailer de la película adelantan la importancia acordada a la Inés actual, obra de nuestra Mercedes Morán. Dato curioso: tampoco es chilena María Valverde, actriz (española) que compone a la Inés veinteañera.

Es encomiable el trabajo de una y otra para imitar el acento trasandino y para transmitir la energía de esta mujer tan apasionada como reaccionaria. Las escoltan con solvencia los colegas chilenos que interpretan a Gerardo (Pedro Fontaine y Marcelo Alonso) y a Justo (Gabriel Urzúa y Felipe Armas).

Dicho esto, algunos espectadores encontramos que Araña es una propuesta irregular, que parece perder contundencia y singularidad cuando privilegia el thriller pasional en detrimento del thriller político. Desde esta perspectiva, preferimos Machuca e incluso la controvertida Violeta se fue a los cielos.


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