Hoy, Día Mundial de la Alimentación, siguen pasando hambre crónica unos mil millones de personas en todo el mundo. Tal como suena… La FAO ha publicado 11 mitos que, como barreras, urge derribar.
Mito 1: No hay suficiente comida para alimentar a todos.
Realidad: La hay. Lo que es necesario es eficiencia, producir de forma sostenible y distribuir esa comida.
Mito 2: El hambre es sólo una cuestión de no tener qué llevarse a la boca.
Realidad: el hambre también implica el tipo de comida. Una buena nutrición significa tener al alcance la correcta combinación de nutrientes y calorías necesarios para un buen desarrollo. Es especialmente importante en niños, embarazadas y jóvenes.
Mito 3: La sequía y los desastres naturales son los culpables del hambre.
Realidad: Las comunidades que disponen de sistemas de riego, instalaciones para el almacenaje y carreteras para conectar con los mercados mejoran sus cosechas y las personas puedes sobrevivir incluso en tiempos de sequía. La naturaleza es sólo uno de los factores del hambre. La proporción de crisis alimentarias relacionadas con causas humanas se ha más que duplicado desde 1992.
Mito 4: El hambre sólo se produce cuando no existe suficiente comida.
Realidad: Las personas pueden padecer hambrunas también cuando no pueden permitirse el “lujo” de conseguir el alimento o no pueden abarcar los mercados locales.
Mito 5: Todas las personas hambrientas están en África.
Realidad: De los aproximadamente mil millones de personas hambrientas, más de la mitad viven en Asia y el Pacífico. El hambre también existe en Estados Unidos, donde 50 millones de personas están en situación de riesgo.
Mito 6: Hay demasiadas personas que padecen hambre en Estados Unidos para poder ocuparme del resto.
Realidad: Uno de cada siete personas en el mundo sufre hambrunas, lo que significa que uno de cada siete no pueden crear, estudiar o desarrollar todo su potencial. Esto nos afecta a todos. El hambre ralentice el progreso de otras zonas y tiene un impacto global.
Mito 7: Las hambrunas son difíciles de prever y no podemos estar preparados para ellas.
Realidad: Existen mecanismos para analizar y seguir las tendencias de las cosechas, así como los precios de los alimentos.
Mito 8: El hambre es sólo una cuestión sanitaria.
Realidad: También afecta a la educación y a la economía. Los niños con déficit nutricional tienen problemas de aprendizaje e, incluso, para poder asistir a la escuela. En las zonas más pobres del mundo, la comida escolar puede duplicar el precio de la matrícula.
Mito 9: Las personas sólo padecen hambre durante emergencias o desastres.
Realidad: Las emergencias sólo suponen el 8% del hambre en el mundo. Hay cerca de mil millones en el mundo que no siguen este patrón.
Mito 10: Hay cuestiones más importantes a nivel mundial que el hambre.
Realidad: El hambre es la raíz de muchas de ellas. Cuando la población sufre hambruna, la economía padece, se producen guerras y los agricultores no pueden sembrar. La lucha contra el hambre también implica abordar cuestiones medioambientales, económicas y de seguridad.
Mito 11: No hay nada que podamos hacer para ayudar a la gente hambrienta.
Realidad: Error. Se puede actuar como voluntario a nivel local, organizar y participar en cenas benéficas, comedores sociales,…