En Septiembre se acaba el verano y comienza la vendimia, mientras engordan las olivas y los huertos alcanzan su apogeo en los priemros dias del mes.
Antaño los vecinos acudían a sus labores del campo por la mañana temprano y no regresaban hasta la noche. En la esportilla (taleguilla) llevaban el almuerzo y la merienda. Un café en casa y el desayuno se hacía con lo que ofrecía el campo de forma natural: de la tierra a la boca.
Mientras hacían el camino, unas moras acá y unos higos allá (de los rubios y de los tintos, que de todo hay). Un poco más adelante, unas ciruelas (claudias y de las otras) y algunas uvas silvestres (de varios tipos a elegir).

En vista de esto, yo apuesto por un desayuno natural… aunque no dispongo de huerto ni trabajo los campos. Pero conozco los sitios adecuados de la Sierra Norte y tengo amigos generosos. ¡Me encanta Septiembre!
Lar-ami
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