Aprovechando el fin de semana largo, decidí avanzar con un trabajo que tengo que entregar para la abandonada Maestría.
Para empezar la "inmensa" tarea, nada mejor que estar bien alimentada! Entonces, el sábado, después de varias tareas pre-mediodía, nos tocó ya tarde almorzar... o desayunar... o porque no merendar!
Provista de mi lista de lugares sin nombre (para no optar más por uno que por otro) emprendimos el descubrimiento: está vez, por ubicación, tocó el que figuraba como Bulnes y Cerviño.
Al llegar, vimos que las dos esquinas estaban flanqueadas por clásicos ya conocidos: Perica y Piacere, pero no nos desanimamos... escondido detrás de uno de ellos estaba "el" lugar... hasta el estar escondido le aporta más!
Farinelli es un pequeño lugar, con algunas mesitas en la puerta y unas cuantas más adentro. La carta mini pero excelente, cambia todos los días.
La base es el take-out (ya llegando a casa, nos cruzamos con gente que venía con su bolsita! seguramente provista de algo rico), ya sea de los exquisitos sandwiches (todos con unos panes increíbles), tartas, ensaladas o lo que toque ese día.
La pastelería es más estable, pero no por eso deja de sorprender: mini cheesecake, tarteletas, muffins, facturas y otras tortas.
Definitivamente es un lugar para volver, ya que siempre va a haber algo nuevo para probar!