Probablemente, argumentan los expertos, esta disminución se deba a que los tratamientos han mejorado y a que el consumo de tabaco, uno de los principales factores de riesgo, está minorando, "aunque este hábito aún sigue siendo bastante alto en el mundo". Sin embargo, la buena noticia no deja de estar 'sujeta' a algunas reservas, apuntan los responsables de este estudio epidemiológico, realizado por un grupo de investigadores de la Fundación Británica del Corazón, de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte en los países desarrollados y, además, no hay que perder de vista que la carga de otros desencadenantes, como la obesidad o la diabetes, está incrementando significativamente. De alguna manera, "el beneficio del menor consumo de tabaco se ve anulado por la creciente tasa de otras condiciones". Por esta razón, remarca la principal autora de la investigación, Melanie Nichols, hay que "seguir centrando esfuerzos en la prevención primaria, incluyendo la reducción del tabaquismo, mejorar la dieta y los niveles de actividad física".
En el desarrollo de patologías cardiacas "hay una parte genética, el 20%, y el resto, el 80%, se debe a factores que se pueden controlar", señala Julián Villacastín, director del Instituto del Corazón del Hospital de Clínico San Carlos de Madrid.
Después de analizar la información de la base de datos sobre mortalidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los últimos 30 años (1980-2009), Nichols y su equipo observaron algunas diferencias entre países, sexos y grupos de edad (menores de 45, entre 45-54, entre 55-64 y 65 años y más). "Mientras hay naciones donde la tasa global de mortalidad por problemas cardiacos parece haber disminuido, en un pequeño número de países esta carga ha empezado a aumentar en el subgrupo de población que no alcanza los 45 años", señalan los autores, asociados también a la Universidad de Deakin (Australia).
Por suerte, no es el caso de España, donde el 8%-10% de todas las muertes en las últimas tres décadas corresponden a problemas cardiacos. En Eslovaquia, por ejemplo, uno de los países con peores cifras, el porcentaje oscila entre el 28% (hombres) y el 36% (mujeres). En los hombres españoles, entre 1980 y 1984, se registraban 114 muertes por cada 100.000 habitantes por culpa de las enfermedades cardiovasculares y entre 2005-2009, 74, lo que equivale a una reducción del 36%. En las mujeres, el número de fallecimientos por cada 100.000 habitantes pasó de 51 a 31, es decir, un 39% menos.
Diferencias por países
Una vez revisados los datos de la OMS, los investigadores comprobaron que casi todos los países de la UE habían experimentado una reducción de muertes por enfermedades del corazón, tanto en hombres como en mujeres y a cualquier edad. Dinamarca, Malta, Países Bajos, Suecia y Reino Unido tenían los descensos más significativos. Sin embargo, los hombres en Hungría, Letonia, Lituania y Polonia no se beneficiaban de este declive y en Rumania, no sólo no se reducía la tasa de mortalidad sino que aumentaba ligeramente. Entre las mujeres, se encontraron reducciones poco notables en Grecia, Hungría, Lituania, Polonia, Rumanía y Eslovaquia.También se observó que en algunas zonas, la tendencia a la baja se empezaba a estancar en hombres y mujeres menores de 45 años en Italia, Letonia, Lituania y Reino Unido; también en los hombres de Polonia y Eslovaquia y en las mujeres de República Checa y Francia.
En el grupo de edad de 45-54 años, no había evidencia de un posible estancamiento en ambos sexos en Letonia y el Reino Unido, tampoco en Lituania entre las mujeres ni en Suecia, Austria, la República Checa y Eslovaquia, entre los hombres. En Grecia, las mujeres entre 45-54 años de edad mostraron un aumento constante y significativo en las tasas de mortalidad.
En general, y a pesar de las excepciones y de algunas disparidades, apunta Nichols, "en la UE, la tasa de muerte por enfermedad coronaria está disminuyendo en todos los grupos de edad en la mayoría de los países". Sin embargo, dado que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte y que el incremento de la obesidad y la diabetes poco está ayudando a que esto cambie, "son necesarias políticas sanitarias más eficaces que tengan un fuerte impacto sobre los factores de riesgo".
Como apunta el doctor Villacastín al comentar este estudio, "la educación es fundamental y aún queda mucho por hacer, ya que el 80 de nuestra salud depende de nosotros mismos: hay que aprender a comer sin sal, crecer sin fumar, haciendo ejercicio".
Fuente: elmundo ZONA-CIENCIA