En la década que va entre 1980 y 1990, Wallace Clift y Jean Dalby Clift estudiaron más a fondo la relación entre las imágenes producidas en los sueños y en la vida de vigilia del soñador. Sus libros identificaron los patrones de sueño y formas de analizar los sueños y los cambios de vida, con especial énfasis hacia la sanación y la integridad.
Estos investigadores han razonado que los sueños tienen una función biológica, donde el contenido no requiere análisis o interpretación, sino que proporciona una estimulación automática de las funciones fisiológicas del cuerpo basado en el comportamiento instintivo humano. Así que los sueños forman parte de lo humano y animal, la supervivencia y la estrategia del desarrollo.
Keith Stevens, por su parte, amplía la teoría a todos los instintos humanos, como las amenazas, propias o a miembros de la familia, la vinculación, reproducción, curiosidad, desafíos y la superioridad personal y estado tribal. Clasifica los sueños, en una muestra de 22.000 presentaciones de Internet, en nueve categorías, lo que demuestra la concordancia universal de contenido del sueño. Se postula que la función del sueño es automática, en respuesta al contenido, ejercicio y la estimulación de la química del cuerpo y la actividad neurológica que entran luego en juego en la vida real, de modo que el sueño no tiene porque ser recordado para lograr su objetivo.
Se argumenta que, una vez que un soñador ha experimentado una amenaza en un sueño (ya sea para sí mismo o un miembro de la familia), su capacidad para afrontarla y superarla en la vida real es mayor, por lo que este tipo de sueños, en los seres humanos o animales, son una ayuda para la supervivencia. La amenaza puede ser específica, por ejemplo, un ataque de un perro salvaje, pero también puede ser de carácter general, en que la respuesta fisiológica a la amenaza se activa y se refuerza mientras se sueña.
Para la reproducción humana, la teoría dice que los sueños de pareja, unión y apareamiento estimulan el reflejo de continuar la especie, con énfasis en los sueños que promueven el principio de la selección, el deseo del individuo de encontrar el mejor compañero y lograr la óptima mezcla genética. En concreto, las mujeres jóvenes sueñan a menudo que están embarazadas y dan a luz, siendo, por lo general, abrumadoramente positivos y estimulando el impulso de reproducirse.
En cuanto al estado, se cree que al soñar ser superior o inferior a los demás se estimula la determinación del soñador a mejorar dentro de la jerarquía humana de su entorno, ya sea a través de la fisiología positiva para el éxito o la fisiología negativa para el fracaso. Por lo tanto, los sueños se cree que promueven la competencia y el éxito reproductivo más adecuado para el medio ambiente.
Por último, otros sueños estimulan la determinación de explorar y preguntar, a través de sueños estimulantes u obstrucciones frustrantes. Este último estimula la determinación de no rendirse en la búsqueda, de modo que, en la vida, el individuo y la especie vayan hacia adelante.
Los sueños pueden ser misteriosos y entenderse como un significado francamente desconcertante. El contenido puede cambiar de repente, contar con elementos extraños o asustarnos con imágenes aterradoras. El hecho de que los sueños pueden ser tan ricos y convincentes es lo que causa a muchos a creer que debe haber un sentido.
Si bien existen muchas teorías para explicar por qué soñamos, todavía nadie entiende plenamente su cometido y mucho menos la forma de interpretarlos. De hecho, algunos investigadores destacados como William G. Domhoff sugieren que es más que probable que éstos no sirven a ningún propósito real. A pesar de ello, la interpretación de sueños es cada vez más popular y cuenta con más investigadores aunque, por ahora, no se ha demostrado fehacientemente su intención.
De acuerdo con Domhoff: "'Su significado tiene que ver con la coherencia y las relaciones sistemáticas con otras variables, a ese respecto, los sueños sí tienen sentido.
Además, son altamente reveladores con respecto al contenido de nuestras mentes. Hemos demostrado que entre el 75 y el 100 por cien de los sueños dan muy buen retrato psicológico del individuo. Mediante el estudio de 1.000 sueños durante un par de décadas, podremos dar un perfil de la mente de la persona casi tan individualizada y precisa como sus huellas digitales".
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C. Marco