Revista Infancia

Desconectando en "El Chorro" de Navafría

Por Sleticias
Este fin de semana huyendo de las desorbitadas temperaturas de la capital visitamos las piscinas naturales de “El Chorro” de Navafría,  localizadas en la Sierra de Guadarrama a unos 123km del centro de Madrid. En esta área recreativa sin duda encontraréis multitud de oportunidades para pasar un estupendo día en familia. Sus dos piscinas naturales de gélidas aguas serán la delicia de los más pequeños.  Un baño sólo apto para los más valientes, título del que gozamos mi familia al completo. Tras unas cuantas brazadas en sus congeladas aguas pasé de sentir un dolor intenso en todo mi cuerpo a dejar de sentirlo por completo para finalmente percibir como mi sangre fluía con reconfortante intensidad.
En el margen izquierdo de la zona de picnic el rio discurre veloz siendo un lugar de descubrimiento y juego perfecto para los niños. Mi monstruita y mi monstruito equipados con sus chanclas y cubos recogieron todo tipo de “piedras preciosas” y realizaron intrépidas carreras de hojas  que nos causaron más de un disgusto ya que a mi pequeño aún le cuesta asumir algunas derrotas.
Para los más cocinitas deciros que el área recreativa de “El Chorro” está equipada con barbacoas que pueden ser utilizadas durante todo el año a excepción de los días con alto riesgo de incendio, por lo que antes de ir provistos con choricitos, panceta…o los ingredientes para una deliciosa paella es recomendable llamar la tarde anterior para aseguraros que podréis utilizarlas. Aunque para los más despistados siempre quedará la opción del bar.

Después de nuestro picnic a base de bocadillos de tortilla los chicos de nuestra familia se adormecieron a la sombra de los pinos, mientras mi hija y yo nos calzamos nuestras deportivas para subir hasta la cascada que da nombre a esta zona situada a tan sólo 20 minutos. 
Durante el camino fuimos buscando pruebas inequívocas de la presencia en la zona de mágicas hadas o traviesas ninfas, ya que según mi experta hija muchos de los lugares que atravesábamos se asemejaban a “La Hondonada de las hadas de Campanilla”.

Nuestra intención era hacer algún recorrido de aventura por los árboles pero el complejo estaba cerrado, así que lo dejamos en la lista de actividades pendientes. Es psicológicamente saludable guardar en nuestra mente proyectos que nos ilusionen.
Si los vecinos de las mesas contiguas no son muy ruidosos os puedo asegurar que la compañía de buen libro a la fresca sombra de los majestuosos pinos escuchando la veloz carrera del rio y las risas de vuestros hijos os hará olvidar la loca semana que por fin dejasteis atrás.


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