También podemos sufrir bloqueos similares en nuestro ámbito personal, siendo incapaces de reaccionar ante situaciones que, sin ser graves, pueden llegar a serlo si no respondemos a ellas de la manera más adecuada. Discusiones por temas de lo más insustanciales que se nos pueden ir de las manos en un momento dado y pueden hacernos decir lo que no sentimos, dañando a terceros que no tienen ninguna culpa de que nosotros estemos al límite por la presión que estamos soportando en otros ámbitos de nuestra vida, como el trabajo o la relación que mantenemos con determinados miembros de nuestra familia originaria.
En la medida de lo posible, siempre que sintamos que algo nos sobrepasa, deberíamos intentar encontrar la manera de desconectar. Dejar de llevarnos el trabajo a casa y los problemas personales al trabajo. Tratar de concentrarnos en lo que estamos haciendo en cada momento y no permitir que ningún aspecto que no tenga nada que ver con ese ámbito en el que nos encontramos pueda distraernos de nuestro cometido. Aprender a tratar cada cosa en su momento, cada problema cuando toca. No adelantar acontecimientos, no ponernos la venda antes de que se nos produzca la herida.Buscar estímulos agradables que nos ayuden a dejar de pensar en lo que ya no toca pensar. Sumergirnos en actividades que nos permitan oxigenarnos, cargar pilas, olvidarnos por momentos de lo que nos preocupa. Porque preocuparse no es una buena opción para resolver ningún problema. La verdadera buena opción es la de ser capaces de ocuparnos de resolverlo cuando nos encontramos de lleno en el problema. Y esa opción siempre requiere que estemos al cien por cien, plenamente concentrados en lo que nos ocupa y sin permitirnos dudar de las decisiones que estemos tomando al respecto.El miedo a equivocarnos nunca debería ser una excusa para justificar nuestra no acción. Un error en la estrategia a seguir nos puede llevar a encontrar la manera de acertar en el futuro. Una no acciónsólo nos puede llevar al estancamiento, a la involución y a acrecentar nuestra inseguridad hasta límites insospechados.Estrella PisaPsicóloga col. 13749