Revista Deportes
Descontento - pirelli acaba con la seguridad dentro de la f1
Publicado el 30 junio 2013 por Rd @iformulard
Va a ser difícil que Pirelli logre capitalizar en buena imagen su inversión en Fórmula 1 durante esta temporada, después de los problemas que hoy han sufrido en Silverstone un buen número de coches, en forma de reventones, pinchazos lentos o degradación extrema e irregular de sus gomas. Más allá de identificar al responsable de estos fallos, que no necesariamente es del constructor de los neumáticos –o no exclusivamente de ellos–, el hecho es que un clamor se ha levantado en el paddock para pedir que se corrija el error y así evitar las serias lagunas de seguridad que puede generar un reventón de un neumático a más de 250 kilómetros/hora.
Los equipos, parcialmente responsables de una situación que está bloqueada por muchos frentes, han mandado mensajes muy suaves a sus pilotos durante la carrera a través de las radios, para pedirles que fueran menos agresivos con los bordillos de las curvas más veloces del trazado. De hecho, con ese gesto han logrado desviar la atención de la afición hacia los bordillos de virajes como Copse y Stowe, como posibles causantes de hernias en los neumáticos previas a su explosión. Sin embargo, Fernando Alonso no ha dudado en poner cordura en la situación: "Es difícil creer que los bordillos han sido el problema, porque hemos corrido aquí 12 años con esos bordillos…", una evidencia que también respalda la absoluta inocuidad de estos dispositivos en las carreras de GP2 y GP3 que también se han disputado este fin de semana en Silverstone.
Cuando esta publicación ha preguntado a los tres primeros clasificados de la carrera si seguirían corriendo si en Alemania se encuentran con un comportamiento similar de los neumáticos, Rosberg ha sido categórico: "No deberíamos estar en esa situación. Tenemos que hacer lo que se necesite para solucionarlo, hay que hacerlas durar. Punto", ha dicho el vencedor del Gran Premio.
Tampoco Mark Webber ha tenido reservas a la hora de lanzar una fuerte crítica: "Creo que hemos estado intentando dar nuestros aportes en los últimos tres años y han hecho oídos sordos. En todo caso, somos parte del pack, parte del show. El espectáculo continúa, según parece", ha admitido el australiano de Red Bull.
Por su lado, Fernando Alonso ha recurrido a la lógica más evidente para exponer su opinión: "Los neumáticos teóricamente son los mismos todo el año. Estábamos bien en la mayoría de circuitos, deberían funcionar bien. Por supuesto lo que hemos visto hoy no está bien. Pero nosotros conocemos conducimos coches, no sabemos cuáles son los problemas reales, ni las soluciones reales, así que es una pregunta para ellos [Pirelli]", ha resumido el asturiano.
Y sin salir del box de Ferrari, Felipe Massa ha expresado su preocupación incluso en el comunicado oficial de su equipo: "Ahora nuestra principal preocupación gira entorno a la seguridad, porque aunque no podamos decir realmente qué ha pasado hoy, es inaceptable tener que conducir sabiendo que no estás seguro. Aunque, afortunadamente, no ha pasado nada serio, lo que hemos visto es muy peligroso. Ya tuve este problema dos veces en Bahréin y si no se hace algo al respecto pronto, estoy seguro de que pasará de nuevo", ha dicho el piloto paulista.
Lewis Hamilton, cuarto clasificado en la carrera, se ha mostrado preocupado por los restos que las gomas rotas han desprendido por la pista durante toda la carrera, y ha admitido que ha pensado en este asunto durante la carrera: "Sí, mucho tiempo, tienen que hacer algo", ha dicho a los medios cuando Sky Sports F1 le ha preguntado si este asunto le ha mantenido alarmado.
También ha asegurado que su Mercedes iba perfectamente bien cuando ha sufrido su problema con el neumático trasero derecho: "El coche se notaba genial y no he tenido ningún tipo de problemas y entonces, explotó", ha dicho para añadir el agravante de lo imprevisible en el fallo de las gomas.
Por último, Christian Horner también se ha sumado a la oleada de críticas, un papel que ha alternado con el silencio según evolucionaba el rendimiento de los Red Bull carrera a carrera. Hoy, el problema se ha demostrado demasiado evidente para mantenerlo callado: "La situación con los neumáticos es muy preocupante… Pirelli debe encontrar una solución lo antes posible", ha dicho el jefe de Vettel y Webber.
Más problemas, menos ruido
Los reventones han sido el problema más notorio de los Pirelli este fin de semana, pero no el único: Nico Hülkenberg ha sufrido un pinchazo lento, Fernando Alonso también ha llegado a boxes para su primer cambio de gomas con una de ellas muy dañada, e incluso Sebastian Vettel ha sustituido un juego de neumáticos con serios cortes que podrían haber desencadenado el sexto reventón de la jornada si hubiera alargado su detención algunas vueltas más.
En cualquier caso, sería injusto juzgar sólo al proveedor de neumáticos antes de tiempo, en una situación donde su margen de maniobra siempre ha sido limitado. La estricta prohibición de pruebas más allá de unas jornadas pactadas, y siempre con coches antiguos –primero un Toyota TF109 y luego un Renault R30, ambos modificados para intentar simular la carga aerodinámica de la temporada en curso– no facilitan el trabajo de un fabricante que recibió el explícito encargo de construir neumáticos de alta degradación para fomentar lo imprevisible, lograr que un equipo pequeño pudiera ser ocasionalmente más rápido que uno de los grandes e introducir, en definitiva, un factor de sorpresa o azar en las carreras. Dicho de otra manera, cuando se juega con fuego es normal quemarse, y esto sin olvidar que Pirelli satisfizo sin mayores problemas los deseos de Bernie Ecclestone, la FOM y muchas otras partes interesadas en sus dos primeros años de exclusividad en la categoría reina.
Para 2013, Pirelli tuvo que dar otra vuelta de tuerca a su 'Fórmula Emoción', con neumáticos más blandos y más rápidos en toda su gama, lo cual recomendó un cambio no sólo en los compuestos sino también en la fisonomía, el trenzado y el peso del conjunto. Y a día de hoy, parece evidente que algo no salió del todo bien. Pero otra tenaza impidió que se corrigiera el error: el reglamento de la F1, que prohibe los cambios en los neumáticos durante la temporada. La medida es lógica para que el desarrollo de cada coche no se vea perjudicado por el de las gomas, pero ante un error de diseño de las carcasas, sólo cabe alegar un problema de seguridad y lograr la unanimidad entre los equipos para efectuar un cambio.
Lo cómico de la situación es que la marca milanesa no obtuvo la unanimidad con el nuevo prototipo de neumáticos –con los compuestos de 2013 pero el anillo de trenzado en kevlar que se utilizó en 2012– que los equipos probaron brevemente durante los entrenamientos libres del GP de Canadá. Y es cómico porque, ya entonces, todos sabían que los Pirelli 2013 iban a encontrar sus límites en un circuito exigente en esfuerzo lateral como Silverstone. Como toda toma de precauciones, permitieron a Pirelli cambiar el proceso de encolado de los neumáticos de diseño defectuoso para intentar frenar las delaminaciones. Y lo cierto es que lo han logrado: ¡ahora directamente revientan!
Así pues, lo que hemos presenciado durante la carrera de hoy no es más que la crónica de una muerte anunciada. El ensayo del pasado viernes con el compuesto superduro que ya fue desechado en el GP de España, y con resultados igualmente desastrosos, fue el penúltimo acto en una sucesión de absurdos demasiado larga y con un peligro patente para los protagonistas que hoy, por fin, se han alzado públicamente contra esta mezcla explosiva de política e intereses.
En este entorno, resulta fácil imaginar, por más que no tengamos pruebas fehacientes que lo confirmen, que el test de Pirelli con Mercedes fue un pulso muy bien evaluado que las dos partes echaron a la FIA y al resto de equipos. El proveedor necesitaba probar con un coche moderno para evaluar mejor su propio producto, evitar que su imagen se viese todavía más dañada y preparar un neumático seguro y –muy probablemente– tratar de adulterar lo mínimo posible el equilibrio entre los equipos. Mercedes, por su lado, se vio con fuerzas de desafiar a la FIA y a sus rivales, de poner la estrella por delante y salvar aunque fuera parcialmente su desventaja respecto a los líderes con esta prueba ilegal. Que se hiciera pública y se sometiese a juicio con luz y taquígrafos fue el enésimo golpe para la marca italiana que, pese a todo y por lo apurado de los plazos, tiene más números que nadie de seguir en el Mundial de F1.
Como consecuencia de esta complejísima situación, Pirelli ha sido invitada a una reunión del Grupo de Trabajo Técnico de la FIA que se celebrará en París el próximo miércoles 3 de julio. La sesión ya estaba programada en esta fecha, pero no la asistencia de Pirelli, que tendrá que buscar junto a la Federación y las otras partes implicadas una salida a la crisis a la mayor brevedad.
CDTHEF1.COM
Los equipos, parcialmente responsables de una situación que está bloqueada por muchos frentes, han mandado mensajes muy suaves a sus pilotos durante la carrera a través de las radios, para pedirles que fueran menos agresivos con los bordillos de las curvas más veloces del trazado. De hecho, con ese gesto han logrado desviar la atención de la afición hacia los bordillos de virajes como Copse y Stowe, como posibles causantes de hernias en los neumáticos previas a su explosión. Sin embargo, Fernando Alonso no ha dudado en poner cordura en la situación: "Es difícil creer que los bordillos han sido el problema, porque hemos corrido aquí 12 años con esos bordillos…", una evidencia que también respalda la absoluta inocuidad de estos dispositivos en las carreras de GP2 y GP3 que también se han disputado este fin de semana en Silverstone.
Cuando esta publicación ha preguntado a los tres primeros clasificados de la carrera si seguirían corriendo si en Alemania se encuentran con un comportamiento similar de los neumáticos, Rosberg ha sido categórico: "No deberíamos estar en esa situación. Tenemos que hacer lo que se necesite para solucionarlo, hay que hacerlas durar. Punto", ha dicho el vencedor del Gran Premio.
Tampoco Mark Webber ha tenido reservas a la hora de lanzar una fuerte crítica: "Creo que hemos estado intentando dar nuestros aportes en los últimos tres años y han hecho oídos sordos. En todo caso, somos parte del pack, parte del show. El espectáculo continúa, según parece", ha admitido el australiano de Red Bull.
Por su lado, Fernando Alonso ha recurrido a la lógica más evidente para exponer su opinión: "Los neumáticos teóricamente son los mismos todo el año. Estábamos bien en la mayoría de circuitos, deberían funcionar bien. Por supuesto lo que hemos visto hoy no está bien. Pero nosotros conocemos conducimos coches, no sabemos cuáles son los problemas reales, ni las soluciones reales, así que es una pregunta para ellos [Pirelli]", ha resumido el asturiano.
Y sin salir del box de Ferrari, Felipe Massa ha expresado su preocupación incluso en el comunicado oficial de su equipo: "Ahora nuestra principal preocupación gira entorno a la seguridad, porque aunque no podamos decir realmente qué ha pasado hoy, es inaceptable tener que conducir sabiendo que no estás seguro. Aunque, afortunadamente, no ha pasado nada serio, lo que hemos visto es muy peligroso. Ya tuve este problema dos veces en Bahréin y si no se hace algo al respecto pronto, estoy seguro de que pasará de nuevo", ha dicho el piloto paulista.
Lewis Hamilton, cuarto clasificado en la carrera, se ha mostrado preocupado por los restos que las gomas rotas han desprendido por la pista durante toda la carrera, y ha admitido que ha pensado en este asunto durante la carrera: "Sí, mucho tiempo, tienen que hacer algo", ha dicho a los medios cuando Sky Sports F1 le ha preguntado si este asunto le ha mantenido alarmado.
También ha asegurado que su Mercedes iba perfectamente bien cuando ha sufrido su problema con el neumático trasero derecho: "El coche se notaba genial y no he tenido ningún tipo de problemas y entonces, explotó", ha dicho para añadir el agravante de lo imprevisible en el fallo de las gomas.
Por último, Christian Horner también se ha sumado a la oleada de críticas, un papel que ha alternado con el silencio según evolucionaba el rendimiento de los Red Bull carrera a carrera. Hoy, el problema se ha demostrado demasiado evidente para mantenerlo callado: "La situación con los neumáticos es muy preocupante… Pirelli debe encontrar una solución lo antes posible", ha dicho el jefe de Vettel y Webber.
Más problemas, menos ruido
Los reventones han sido el problema más notorio de los Pirelli este fin de semana, pero no el único: Nico Hülkenberg ha sufrido un pinchazo lento, Fernando Alonso también ha llegado a boxes para su primer cambio de gomas con una de ellas muy dañada, e incluso Sebastian Vettel ha sustituido un juego de neumáticos con serios cortes que podrían haber desencadenado el sexto reventón de la jornada si hubiera alargado su detención algunas vueltas más.
En cualquier caso, sería injusto juzgar sólo al proveedor de neumáticos antes de tiempo, en una situación donde su margen de maniobra siempre ha sido limitado. La estricta prohibición de pruebas más allá de unas jornadas pactadas, y siempre con coches antiguos –primero un Toyota TF109 y luego un Renault R30, ambos modificados para intentar simular la carga aerodinámica de la temporada en curso– no facilitan el trabajo de un fabricante que recibió el explícito encargo de construir neumáticos de alta degradación para fomentar lo imprevisible, lograr que un equipo pequeño pudiera ser ocasionalmente más rápido que uno de los grandes e introducir, en definitiva, un factor de sorpresa o azar en las carreras. Dicho de otra manera, cuando se juega con fuego es normal quemarse, y esto sin olvidar que Pirelli satisfizo sin mayores problemas los deseos de Bernie Ecclestone, la FOM y muchas otras partes interesadas en sus dos primeros años de exclusividad en la categoría reina.
Para 2013, Pirelli tuvo que dar otra vuelta de tuerca a su 'Fórmula Emoción', con neumáticos más blandos y más rápidos en toda su gama, lo cual recomendó un cambio no sólo en los compuestos sino también en la fisonomía, el trenzado y el peso del conjunto. Y a día de hoy, parece evidente que algo no salió del todo bien. Pero otra tenaza impidió que se corrigiera el error: el reglamento de la F1, que prohibe los cambios en los neumáticos durante la temporada. La medida es lógica para que el desarrollo de cada coche no se vea perjudicado por el de las gomas, pero ante un error de diseño de las carcasas, sólo cabe alegar un problema de seguridad y lograr la unanimidad entre los equipos para efectuar un cambio.
Lo cómico de la situación es que la marca milanesa no obtuvo la unanimidad con el nuevo prototipo de neumáticos –con los compuestos de 2013 pero el anillo de trenzado en kevlar que se utilizó en 2012– que los equipos probaron brevemente durante los entrenamientos libres del GP de Canadá. Y es cómico porque, ya entonces, todos sabían que los Pirelli 2013 iban a encontrar sus límites en un circuito exigente en esfuerzo lateral como Silverstone. Como toda toma de precauciones, permitieron a Pirelli cambiar el proceso de encolado de los neumáticos de diseño defectuoso para intentar frenar las delaminaciones. Y lo cierto es que lo han logrado: ¡ahora directamente revientan!
Así pues, lo que hemos presenciado durante la carrera de hoy no es más que la crónica de una muerte anunciada. El ensayo del pasado viernes con el compuesto superduro que ya fue desechado en el GP de España, y con resultados igualmente desastrosos, fue el penúltimo acto en una sucesión de absurdos demasiado larga y con un peligro patente para los protagonistas que hoy, por fin, se han alzado públicamente contra esta mezcla explosiva de política e intereses.
En este entorno, resulta fácil imaginar, por más que no tengamos pruebas fehacientes que lo confirmen, que el test de Pirelli con Mercedes fue un pulso muy bien evaluado que las dos partes echaron a la FIA y al resto de equipos. El proveedor necesitaba probar con un coche moderno para evaluar mejor su propio producto, evitar que su imagen se viese todavía más dañada y preparar un neumático seguro y –muy probablemente– tratar de adulterar lo mínimo posible el equilibrio entre los equipos. Mercedes, por su lado, se vio con fuerzas de desafiar a la FIA y a sus rivales, de poner la estrella por delante y salvar aunque fuera parcialmente su desventaja respecto a los líderes con esta prueba ilegal. Que se hiciera pública y se sometiese a juicio con luz y taquígrafos fue el enésimo golpe para la marca italiana que, pese a todo y por lo apurado de los plazos, tiene más números que nadie de seguir en el Mundial de F1.
Como consecuencia de esta complejísima situación, Pirelli ha sido invitada a una reunión del Grupo de Trabajo Técnico de la FIA que se celebrará en París el próximo miércoles 3 de julio. La sesión ya estaba programada en esta fecha, pero no la asistencia de Pirelli, que tendrá que buscar junto a la Federación y las otras partes implicadas una salida a la crisis a la mayor brevedad.
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