Texto: © Carlos Navarrete Navarro
Nace en Sevilla en el seno de una familia culta liberal. Ya en Madrid, estudia en la Institución Libre de Enseñanza, que contribuirá al carácter laico, progresista y tolerante de Antonio y a su admiración por Giner de los Ríos. Posteriormente, en París, coincide con Baroja y conoce a Oscar Wilde y posteriormente mantiene una perdurable relación con Rubén Darío.
Antonio y su hermano Manuel, por esa época frecuentan en Madrid los ambientes modernistas, relacionándose con poetas como Villaespesa y J.R. Jiménez. En 1907, ya en Soria, conoce a Leonor, su futura esposa y en 1911, ya casado, conoce a Henri Bergson, filósofo vitalista que influirá mucho en Antonio. Una vez muerta Leonor, en 1912, se traslada a Baeza, en donde obtiene grandes frutos intelectuales, al tiempo que se pone en contacto con la miserable realidad andaluza. A fines de 1919, en Segovia, se muestra en abierto desacuerdo con los poetas jóvenes de la futura Generación del 27 y es elegido miembro de la Real Academia de la Lengua en 1927. En 1928, conoce a Pilar Valderrama, Guiomar, y toma abierto partido por la causa republicana a partir de 1931. Una vez concluida la guerra civil marcha al exilio donde muere, en Colliure, el 22 de febrero de 1939.
Machado concibe su obra poética como un único libro, por lo que son frecuentes las continuas modificaciones de sus obras en ediciones sucesivas. Sus cuatro conjuntos de textos son:
Soledades. Este libro aparece en pleno apogeo del movimiento modernista, cuya influencia se deja notar en los 42 poemas de los que consta. En ellos, es abundante el tono melancólico y doliente y los temas son muy característicos del posromanticismo: el amor, la soledad, el paso del tiempo, la infancia perdida…Pretende en sus versos captar lo que él denomina universales del sentimiento. Es fundamental y característico el empleo de símbolos que le permita descubrir el misterio de lo oculto: el camino, el laberinto, la fuente, el río, el crepúsculo…El significado de dichos símbolos no es unívoco, pudiendo referirse el mismo símbolo a distintas realidades.
Este libro de poemas tiene su segunda edición en 1907. Se suprimen los poemas modernistas y se añaden 90 más, en los que se acentúa la línea intimista, sobre todo evocando el pasado perdido. Se incorporan nuevos símbolos como el de las galerías del alma, que se refiere al interior del yo, de la conciencia. Aparecen temas fundamentales como el paso del tiempo, la premonición de la muerte y Dios, tomado en sentido unamuniano. El paisaje es reflejado como estado interior del poeta. Todo ello es debido a que en esta obra es fundamental la búsqueda machadiana del yo. Vemos en este libre como diversas tradiciones poéticas influyen en Machado: Realismo, Romanticismo, poesía popular, simbolismo y decadentismo, que le hace ajeno a la moda modernista.
Campos de Castilla. Consta de 52 poemas con cambios fundamentales con respecto a los de Soledades: el subjetivismo y la búsqueda del yo decaen y pasa a primer plano la realidad exterior, viéndose sobre todo en el paisaje, que es de inspiración básicamente objetiva. El yo da lugar a los otros, pretendiendo el poeta buscar la solución que no le ofrecía la introspección. Este libro es una vuelta hacia una poesía realista que
sea la alternativa al Modernismo. Esto no será aceptado por J.R.Jiménez, cuya salida del Modernismo es la poesía pura.
La temática es muy diversa. Abundan los poemas descriptivos de los paisajes y gentes de Castilla, otros que pintan de negrura lo español, poemas de paisajes intimistas, recordando a su esposa fallecida, poemas de retratos de Andalucía, de miseria, tradicional y religiosa, con tintes progresistas, poesías sentenciosas de tipo filosófico y moral, integrantes de los denominados proverbios y cantares, de tono irónico y que encubren los más hondos pensamientos del poeta. El libro se cierra con una sección denominada “Elogios”, donde revela sus afinidades personales e intelectuales.
Nuevas Canciones. De un Cancionero Apócrifo. Poesías de la Guerra. Recoge poemas escritos desde 1917 y se publica en 1924. Incluye un centenar de proverbios y cantares donde se expresan las inquietudes filosóficas del poeta. Se separa definitivamente de la poética anterior y medita una poética del futuro. Para ello crea en prosa y en verso una serie de escritores apócrifos a través de los cuales expresa sus ideas. Se advierte un interés cada vez mayor por el diálogo con personajes inventados, que le sirven al poeta para el distanciamiento, el humor, la ironía y el escepticismo. Los apócrifos ponen en su boca, las diversas posturas antagónicas que el propio Machado tiene sobre la realidad. A partir de aquí, Machado plantea la poesía como un modo de conocimiento de una realidad que ya no es unívoca, sino paradójica. Poesía como conocimiento intuitivo de la realidad. Esta visión de su poética es diametralmente opuesto a la de los jóvenes vanguardistas: el poeta debe captar el fluir temporal y la esencia permanente de las cosas al mismo tiempo.
Entre los últimos textos poéticos de Machado cabe destacar las “Canciones a Guiomar” y las poesías escritas durante la guerra civil, de claro espíritu cívico y político.
En cuanto a la prosa, merece especial atención su Juan de Mairena. Su insatisfacción con respecto a la literatura anterior y su hostilidad hacia las nuevas tendencias poéticas, hacen que el vehículo idóneo para expresar sus inquietudes sea la prosa. Con ella expresa sus ideas, en boca del profesor apócrifo Juan de Mairena, sobre la poética, la filosofía, el amor, el olvido, el tiempo; en definitiva sobre los enigmas que envuelven al hombre.
En colaboración con su hermano Manuel, compuso siete obras teatrales, cinco de ellas escritas en verso y dos en prosa y verso.