En muy raras ocasiones se han observado en seres vivos estructuras parecidas a los engranajes mecánicos; y en ningún caso, hasta ahora, se ha probado que sean funcionales. Científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) dirigidos por Malcolm Burrows han publicado un estudio donde detallan que la especie Issus coleoptratus, un insecto común en Europa, utiliza para sus saltos engranajes.
Engranaje de la ninfa de Issus coleoptratus
Los engranajes tienen 400 micrómetros de largo y un número de dientes que oscila entre 10 y 12, aunque siempre el mismo número en ambas patas. La función durante el salto es la de sincronizar las patas del animal
con una precisión de 30 microsegundos, un microsegundo es la millonésima
parte de un segundo. Cualquier diferencia de velocidad en el salto
haría perder el control al animal y el sistema nervioso no es lo
suficientemente rápido para coordinar los movimientos.
Detalle del engranaje de la ninfa de Issus coleoptratus
Las ninfas de estos insectos, nunca los adultos, tienen engranajes dentados en sus patas traseras que son los que permiten a estos animales saltar.
En la última muda y al llegar a la edad adulta pierden este mecanismo y sincronizan el movimiento por la fricción de sus patas. El motivo más probable de deshacerse de los engranajes es que cualquier fallo en los mismos causaría la muerte del animal, al no poder huir de forma eficaz de sus depredadores.
Ninfa de Issus coleoptratus
Hasta ahora se pensaba que los primeros engranajes fueron creados por el hombre, no se conocían mecanismos de transmisión mecánica en la naturaleza. En este vídeo se puede ver el funcionamiento del engranaje en estos animales. ¿Nos sorprenderá la Naturaleza y descubriremos también algún día que ha inventado antes que nosotros la rueda; otro mecanismo que como los engranajes requiere únicamente dos piezas con movimiento independiente?
Via: sciencemag.org