Un equipo internacional de científicos dirigido por Guillem Anglada-Escudé y Paul Butler, de Carnegie, ha descubierto un planeta potencialmente habitable del tipo super-Tierra, orbitando una estrella cercana. La estrella es un miembro de un sistema estelar triple, y tiene una composición diferente a la de nuestro Sol, al estarelativamente carente de elementos metálicos. Este descubrimiento demuestra que los planetas habitables podrían formarse en una mayor variedad de ambientes de lo que se creía. Su trabajo será publicado en The Astrophysical Journal Letters y la versión actual del manuscrito será publicado en arxiv.org
El equipo utilizó datos públicos del Observatorio Europeo del Sur y analizó los datos con un novedoso método de análisis. También incorpora nuevas mediciones del Espectrógrafo de Alta Resolución Echelle del Observatorio Keck y del nuevo Espectrógrafo Buscador de Planetas de Carnegie, en el Telescopio Magellan II.
La nueva técnica de búsqueda de planetas consiste en la medición de los pequeños bamboleos en la órbita de una estrella en respuesta a la gravedad de un planeta. Anglada-Escudé y su equipo se centraron en una estrella enana de clase, llamada GJ 667C, a 22 años luz de distancia. Es un miembro de un sistema triple. Las otras dos estrellas (GJ 667A y B) son un par de naranjas enanas de clase K, con una concentración de elementos pesados de sólo el 25% de la de nuestro sol. Estos elementos son los bloques de construcción de planetas terrestres, por lo que se pensaba que era raro que los metales agotados en los sistemas de estrellas tuvieran una abundancia de planetas de baja masa.
GJ 667C se había señalado previamente por tener una súper-Tierra (GJ 667Cb) con un período orbital de 7,2 días, aunque este hallazgo no se publicó nunca. Esta órbita es muy ajustada y caliente, por lo tanto, para mantener vida. El nuevo estudio se inició con el objetivo de obtener los parámetros orbitales de esta súper-Tierra.
Pero además de este primer candidato, el equipo de investigación encontró la señal clara de un nuevo planeta (GJ 667Cc) con un período orbital de 28,15 días y una masa mínima de 4,5 veces más que la Tierra. El nuevo planeta recibe el 90% de la luz que recibe nuestro planeta. Sin embargo, debido a que la mayor parte de su luz entrante se halla en el infrarrojo, el planeta debe absorber un mayor porcentaje de esta energía entrante. Cuando estos dos efectos se tengan en cuenta, se espera que el planeta absorba la misma cantidad de energía de su estrella que la Tierra absorbe del sol. Esto permitiría temperaturas superficiales similares a la Tierra y tal vez agua líquida, pero este extremo no puede ser confirmado sin más información sobre la atmósfera del planeta.
“Este planeta es el mejor candidato nuevo para tener agua líquida y, quizá, vida tal como la conocemos”, señala Anglada-Escudé.
El equipo señala que el sistema también pueden contener un planeta gigante gaseoso y otra súper-Tierra con un período orbital de 75 días. Sin embargo, se necesitan más observaciones para confirmar estas dos posibilidades.
“Con la llegada de una nueva generación de instrumentos, los investigadores serán capaces de estudiar muchas estrellas enanas M en busca de planetas similares y, finalmente, buscar señales espectroscópicas de vida en uno de estos mundos. “
Anglada-Escudé trabajaba en Carnegie cuando se llevó a cabo la investigación, pero desde entonces ha pasado a la Universidad de Gotinga. Los coautores del artículo son Jeffrey D. Crane, de Carnegie, Stephen A. Shectman, Ian B. Thompson, Pamela Arriagada y Dante Minniti de la Universidad Pontificia Católica de Chile; Steve Vogt y Eugenio J. Rivera del Observatorio Lick de la Universidad de California; Nader Haghighipour del Instituto de Astronomía y Astrobiología de la NASA en el Instituto de la Universidad de Hawai-Monoa; Brad D. Carter de la Universidad de Southern Queensland, CG Tinney, Robert A. Wittenmyer, y Jeremy A. Bailey de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Simón J. O’Toole del Observatorio Astronómico de Australia, Hugh RA Jones, de la Universidad de Hertfordshire, y James S. Jenkins, del Observatorio Camino de la Universidad de Chile.
Enlace original: New Super-Earth detected within the habitable zone of a nearby cool star
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