La vejez es la única categoría social a la que todas las personas van a pertenecer en algún momento.(Sánchez, 2004)
Los estereotipos son las creencias que se tienen sobre atributos y conductas que existen acerca de un fenómeno, un acontecimiento o un grupo social, casi siempre de carácter inexacto, asociado hacia lo negativo y reproductor de conductas negativas; además, su veracidad está normalmente en juego debido a que se debe a opiniones sesgadas. (Sánchez,2004, Carbajo, 2009)
Ya antes han definido los estereotipos desde la palabra estigma y como esa "fotografía mental que los individuos usan para armar su mundo social". (Neil C, Stangor C, Hewstone M, 1996)
Nelson (2004) comenta que en el pasado se tendía a pensar que los adultos mayores eran conservadores y desatentos con su aseo personal, pero que esto ha ido cambiando y que las creencias no se forman de la nada, sino que se hacen en base a lo que la gente observa en los diferentes grupos sociales. Asimismo, Santamarina (2011) razona que los jóvenes construyen su propia imagen de las personas mayores en función de aquellos que conocen: su actitud ante la vida, la forma de ser, el tipo de vida laboral y afectivo que lleven y la capacidad económica con que se afrontan los deterioros físicos.
Otro punto interesante que señala Nelson (2004) es que los datos que se estudian sobre estereotipos siempre serán sesgados porque cuando se evalúa al mayor positivamente, también es posible que se evalúe al joven aún mejor y entonces los resultados no sean bien analizados.
Tal como se comentaba en el apartado sobre el concepto de vejez y envejecimiento, la vejez se ha visto de forma positiva en la historia pero también ha pasado a ser negativa por motivos de juventud y belleza. Es curioso como todos podemos envejecer y sin embargo haya creencias peyorativas hacia la amenaza del próximo futuro.
"Las actitudes frente a las personas mayores son más positivas cuanto más primitiva es la sociedad investigada", afirma Carbajo (2009). Al mismo tiempo, su prestigio es proporcional al número de habitantes de adultos mayores que exista en el lugar.
Las malas percepciones se podrían adquirir en los primeros años de vida, de acuerdo a Sánchez (2004). En España, por ejemplo los mayores tienen un buen concepto de sí mismos, sus nietos los idolatran pero muchos de sus jóvenes tienen una percepción de minusvalía hacia la llamada tercera edad. Este sentimiento de rechazo aumenta en la adolescencia, tiene su cúspide y luego desciende cuando transcurren los años. No obstante, se resalta que quienes tienen más de 65 años se consideran una carga para los otros, mientras que los que están a su alrededor no piensan que eso sea así. La muestra de esta conclusión son las encuestas que realizó el IMSERSO en el 2010, las cuales evidencian que únicamente un 3% de la población joven expresa rechazo hacia las personas mayores y, en contraposición, el 14,5% de los ancianos considera que son un peso para la sociedad. (Vicente, 2011)
La importancia de señalar estos estereotipos en el caso de la vejez radica en que los falsos mitos entran en el inconsciente de la población y se asumen cuando se llega a ser un adulto mayor. Giró (2011) expone al respecto:
"Hoy en día las personas de edad son apartadas del desempleo de tareas que perfectamente podrían realizar, y eso, a pesar de que la realidad y la opinión pública parecen no compartir la idea de la inutilidad de los mayores. Sabemos que el problema de la vejez no es estrictamente un problema biológico, médico o físico, sino que es, principalmente, un problema social y cultural; es decir, la vejez, su significado es una construcción social.
Kart (1990) resume los los diez estereotipos negativos más frecuentes que existen sobre los adultos mayores en la sociedad norteamericana: la senilidad, la mala salud, escasa productividad, el aislamiento familiar, se les asocia con ser víctimas de crímenes, la pobreza, la carga social para el sistema sanitario y social, la, jubilación por su mala salud, desinterés e incapacidad por las relaciones sexuales y la vida en asilos. (MELERO J; BUZ J, 2002)
Así, Sánchez (2004) señala un documento publicado por la OMS en el año 1990 donde se afirma que los estereotipos negativos en torno a la vejez podrían convertirse en la realidad de la tercera edad. La autora agrega que se asegura socialmente que la vejez no escapa de la pérdida de la motivación por la vida, problemas económicos y sociales, dependencia y falta de compromiso. Asimismo, la autora muestra una lista de creencias frecuentes sobre la vejez, producto de investigaciones sobre el tema:
a. Los ancianos son enfermos y presentan grandes discapacidades funcionales. Este mito está reforzado por la utilización del término fragilidad que se ha acuñado en la literatura gerontológica. Sin embargo, tres cuartas partes de los mayores de 65 años demostraron que su estado de salud era bueno; asimismo IMSERSO reveló que existe un 80% de los adultos mayores independientes que viven en su propia residencia.
b. Los ancianos no tienen recursos sociales y por eso están solos y deprimidos. La autora señala que la mayoría de los estudios que se hacen a personas de la tercera edad arrojan que éstos cuentan con algún tipo de apoyo afectivo y social.
c. Los ancianos tienen deterioro cognitivo y trastornos mentales. Aunque exista un pérdida de la memoria en la vejez, hay aspectos que no sufren deterioro y su ocurrencia está ligada a otras patologías como las demencias. Ya se ha comentado que la inteligencia para resolver problemas disminuye con la edad pero la cristalizada permanece estable y es acumulable. En relación a las demencias, ciertamente hay un aumento de éstas en función de la edad, pero no se trata de patologías inevitables y universales.
d. Los ancianos son rígidos e incapaces de adaptarse a los cambios. Las personas mayores no parecieran ser menos flexibles que los jóvenes. Al contrario, en su mayoría cuentan con recursos de adaptación que se forjan con los años y que se traducen en una disminución de la extraversión y un aumento de la estabilidad emocional.
Al respecto, Carbajo (2009) defiende a los mayores argumentando que si bien se ha potenciado el mito de que la vejez es una etapa de aislamiento, ansiedad, depresión, cambios de ánimo e inflexión, también abundan los activos y bien adaptados a la sociedad. Agrega que se debe buscar que estos ciudadanos recuperen su actividad física y así su capacidad económica e integración con la comunidad. Agrega que hay que prestar atención especial al mito de que los ancianos son un grupo homogéneo y continuar construyendo la imagen de un colectivo heterogéneo con rasgos peculiares de personalidad y experiencias de vida. Las visiones negativas sobran, pero las positivas también están y son notables. Santamarina (2011) hace énfasis en la revitalización que la época actual está teniendo sobre la vejez y su mayor beneficio ha sido para las mujeres, quienes no se jubilan nunca, pues tienen muchos roles y tareas en la sociedad; no obstante, "viven más pero peor" ya que se incluyen en diversas actividades pero son las que señalan mayor deterioro físico y cronicidad de las enfermedades.
En el caso de los hombres, la autora nombrada en el párrafo anterior habla de la tendencia de situar su identidad al lado de su situación laboral y que la jubilación desencadena en muchos pérdidas en su autovaloración y espacio de pertenencia. Si no hay una vinculación del mayor masculino en actividades extradomésticas, se da una predisposición hacia situaciones depresivas. El colectivo juvenil, a pesar de que ven la vejez como algo muy lejano (Nelson, 2004), perciben la presencia de los adultos mayores como necesaria y favorable, aunque existan desacuerdos en el respeto de sus gustos y el espacio propio. Además, expresan que deben haber actividades socialmente útiles para ellos y que se les debe dar acogida en las familias. (Santamarina, 2011)
Al pasar al renglón de la visión de los adultos sobre las personas de la tercera edad, Santamarina (2011) también ve con buenos ojos la perspectiva que éstos tienen de este grupo etario. Según ella, los varones adultos perciben a los adultos mayores como "cargados de vitalidad" y su preocupación radica en que la administración pública les brinde los cuidados económicos respectivos.
La mirada de las mujeres adultas es "más despiadada y descarnada dado el mayor peso que implica para ellas la relación, los cuidados, la responsabilidad, la implicación con este colectivo" (Santamarina, 2011) Para ellas, los hombres mayores son más fáciles de complacer que sus madres, suegras y abuelas, a quienes ven como autoritarias y competitivas.
Las concepciones descritas tienen repercusión sobre la autopercepción de las personas mayores. Las encuestas indican que ellas piensan que son "molestas para la sociedad "(34 %), inactivas (23 %), tristes (13 %), divertidas (9 %) y enfermas (7 %)"(Carbajo, 2009) aunque ellos mismos se vean llenos de ganas y con más claridad para ver las cosas. (Santamarina, 2011)
Carbajo (2009) concluye que debemos eliminar los estereotipos negativos ya que causan discriminación y desvalorización hacia esta etapa, pero también hay que suprimir los estereotipos positivos que divinizan la vejez y la mitifican como una época dorada pues impiden el conocimiento real de la población mayor.
Es más provechoso presentar una percepción constructiva y no idealista de la vejez. "No es más que un período del ciclo de la vida y no muy diferente de cualquier otra etapa si se mira desde una visión desprovista de estereotipos y prejuicios" (Carbajo, 2009).BibliografíaNeil C, Stangor C, Hewstone M. Stereotypes and Stereotyping.1 ed. New York, USA: The Gilford Press; 1996.
Carbajo, M.C. Mitos y estereotipos sobre la vejez. Propuesta de una concepción realista y tolerante. Ensayos. 2009. Nº 24: 87-96. (Enlace web: http://www.uclm.es/ab/educacion/ensayos - Consultada en fecha (06-01-2014)
Nelson T. Ageism: stereotyping and prejudice against older persons. 1 ed. MIT. Massachusetts, USA: Press Editions; 2004. Santamarina C. Imagen de las personas mayores. En: Giró J (Coordinador). Envejecimiento y sociedad: una perspectiva pluridisciplinar. España: Universidad de la Rioja; 2011. 47-76.Vicente J. Imagen de las personas mayores y medios de comunicación. En: Causapié P, Balbotín A, Porras M, Mateo A. Libro Blanco del Envejecimiento Activo. 1ed. Madrid, España: IMSERSO; 2011. 353-711.Giró J. El significado de la vejez. En: Giró J (Coordinador). Envejecimiento y sociedad: una perspectiva pluridisciplinar. España: Universidad de la Rioja; 2011. 19-43.MELERO J, BUZ J. Modificación de los estereotipos sobre los mayores: análisis del cambio de actitudes. Madrid, IMSERSO, Estudios I+D+I, nº 9. [Fecha de publicación: 18/05/2005]. 2002. http://www.imsersomayores.csic.es/documentos/documentos/imserso-estudiosidi-09.pdf>