Cuando Anibal Barca (el general cartaginés no el del equipo A) al mando de una legión de elefantes decidió atacar Roma, atravesando los Pirineos y los Alpes hasta llegar al Norte de Italia. A Roma no le quedo más remedio que mandar a sus tropas a la península Ibérica para corta la vía de suministro del ejército cartaginés. Para ello desembarcó en un valle del Ebro donde fundó un campamento que llamo Tarraco.
Como supondrás este fue el origen de la actual Tarragona, la primera ciudad romana de la península, después llegaron otra que ya hemos conocido Cartagonova, Emerita Augusta, Corduba,…
Te preguntarás porque está lección de historia sobre Tarragona. El motivo es que la semana pasada estuvimos en la rueda de prensa de un documental de rtve sobre la Ingeniera Romana, el cual su primer capítulo trata sobre cómo se construye una ciudad romana. Donde toma gran importancia la ciudad de Tarraco.
Así que siguiendo los pasos del documental vamos a recorrer el legado romano de la ciudad de Tarragona, el cual nos dará una idea de cómo era una ciudad en época de Augusto.
Como siempre lo primero es hablar de la forma de llegar a Tarragona. Antes de nada tenemos que avisar que si bien hay AVE, la estación de Tarragona Camp no está en el centro de Tarragona (sino en medio del campo) sino a media hora en coche. Por lo que es un dato a tener en cuenta a la hora de decidirse por este medio. Desde Barcelona tenemos buena conexión en tren regional y bus a Tarragona. Si vamos en coche tomaríamos la A-2 y la AP-2.
Empezamos por la costa desde el Balcón del Mediterráneo, al lado nos encontramos el primero de los monumentos que se conservan en Tarragona el Anfiteatro. Lugar donde se desarrollaba los combates de gladiadores y cazas de fieras. De la construcción se conserva parte de las gradas, ya que se aprovechó la pendiente para tallar los asientos en la roca. En el centro del Anfiteatro vemos los restos de una iglesia de época posterior. Un sitio curioso para construir un templo, un lugar donde había combates a muerte entre gladiadores.
Anfiteatro romano
En la construcción de Tarraco se aprovechó que el valle se dispusiera en terrazas. En la parte más baja se encontraba el Anfiteatro que hemos visto. En la segunda era ocupada por el circo romano. Una ubicación que ha permitido que se mantenga gran parte de las gradas del circo hasta nuestros días.
Si conoces Mérida, Roma o Toledo habrá visto que de sus circos sólo se conserva la pista por donde corrían las cuadrigas, por lo que podemos decir que este es uno de los mejor conservados del mundo. El Circo de Tarraco ocupa la mayor parte del casco antiguo de Tarragona, podemos encontrar parte de las bóvedas que sostenían las gradas en multitud de edificios.
Circo Romano
Una de las zonas más interesantes, se encuentra muy cerca del Anfiteatro, tras el hundimiento de un edificio militar se pudo recuperar una parte del circo que había formado parte de las instalaciones. Desde uno de los accesos podemos recorrer un tramo de las bóvedas del circo y una parte de la pista.
Para ver como todavía se conserva el circo en alguno de los edificios de la ciudad, nos acercamos a la Plaça de la Font, donde se encuentra el Ayuntamiento. Esta plaza ocupa un tercio de la pista del circo y los edificios que se sitúan en el lado derecho del Ayuntamiento se construyeron usando como cimientos las bóvedas de las gradas, por ese motivo son todos estrechos. Si nos acercamos a la sucursal de la Caixa podemos ver como su interior es una de las bóvedas.
Plaça de la Font
Antes de continuar, merece la pena observar las calles del casco antiguo por las que nos hemos ido moviendo, ya que en aquellas casas de más de un siglo, podemos encontrarnos que algunas piedras de la fachada hay inscripciones en latín o fenicio, ya que la mayoría de los monumentos romano pasaron a ser material de construcción para nuevas casas.
En la parte alta se encontraba el Foro Provincial, formado por dos grandes plazas porticadas que albergaban los principales edificios administrativos, religiosos y culturales de la ciudad. Hoy ocupada por decenas de casas y calles, sólo se conservan restos de los pórticos y puertas de los edificios de la antigua Audiencia, el Beaterio y el Pretorio.
Como toda ciudad romana además de los edificios de ocio y de administración era necesaria una muralla que defendiera la ciudad de los asedios. De los 4 km que tenía en época romana hoy se conserva 1 km.
Pasamos a la zona residencia de Tarraco, cuyos cimientos se sabe que forman parte de muchos de los edificios que hay en la zona. Además de viviendas, encontramos el Teatro romano, uno de los edificios peor conservados de Tarragona, sólo se conserva parte del graderío y de la base del pulpitum y de la scaenae frons.
Muy cerca de éste se encuentra el Foro Local, el espacio donde se desarrollaban los asuntos administrativos y comerciales de la ciudad romana. Tras derribadas las antiguas murallas renacentistas en el siglo XIX aparecieron estos restos, de los que se conserva la basílica jurídica y el Capitolio dedicado al culto a los dioses.
Foro local
Como es de suponer en una ciudad de tales dimensiones, necesitaría un cementerio para enterrar a sus muertos. Junto al río Francolí encontramos la Necropolis Paleocristiana. Del que podemos hacer un recorrido por sus sarcófagos, aunque sea un poco macabro.
La ciudad de Tarragona, nos da una visión de cómo era una ciudad romana, pero para que una ciudad pudiera sobrevivir necesitaba agua. Esta provenía del rio Farcolí a 25 km. Para hacer esta proeza era necesaria una canalización que llevará el agua al corazón de la ciudad. Desgraciadamente la canalización completa no ha sobrevivido pero si una de las arquerías que salvaba uno de los valle a 4 km de la ciudad, el llamado Acueducto de les Ferreres o Puente del Diablo.
Puente del Diablo
Su difícil acceso y la imposibilidad de poder sacar las grandes piedras de la estructura ha sido el principal motivo de que haya sobrevivido. Pero si hay algo que le diferencia al de Segovia, es que se puede cruzar de lado a lado, gracias a que la cubierta por donde circulaba el agua ya no existe, dejando un paso (el cual se le ha añadido barandillas en piedra para evitar que se caiga la gente) por el que podemos cruzar.
A uno 5 km, también se encuentra otro de los restos romanos, en este caso una torre funeraria llamada Torre de los Escipiones. Situada junto trazado de la Vía Augusta que se encuentra sobre la actual carretera de Tarragona. Su nombre proviene de un error en la identificación de los dos relieves del dios Atis, que se creyó que eran los hermanos Escipión.
Torre de los Escipiones
Siguiendo por la vía Augusta llegamos al lugar donde se sacó la piedra para construir la ciudad de Tarraco. En la Cantera romana del Médol vemos paredes verticales de 12 metros y en el centro una columna testigo (una columna de la roca original intacta), frecuentes en las canteras romanas.
Llegamos al final de nuestro recorrido, pero todavía son muchos los restos del pasado romano de la ciudad. Ya que en los alrededores se fundaron varias villa romanas como la villa-mausoleo de Centcelles y la villa dels Munts, cuyos restos también se pueden visitar.
Más información sobre Tarragona
Web de Turismo de Tarragona: http://www.tarragonaturisme.cat/es
Dónde dormir en Tarragona
Tarragona es una ciudad grande, además muchos de los monumentos se encuentra a varios kilómetros de la ciudad por lo que será necesario pasar unos días para poder recorrerlos todos. Si no quieres complicarte la vida buscando entre todos los alojamientos de la ciudad, aquí tienes los alojamientos más interesantes para pasar unos días en Tarragona.
Dónde comer en Tarragona
Los más recomendados son:
- Restaurante Raco den mario (Calle Mercería, 18): un lugar para comer comida casera en abundancia.
- Cappuccino (Plaça de la Font, 41): una carta amplia con platos copiosos, a veces el servicio es lento, porque suele estar muy lleno.
- Cal Marti (Calle de Sant Pere, 12): muy cerca del puerto tenemos este restaurante para los que prefieren el marisco, el pescado o la paella.
- La Botiga (calle Trafalgar, 31): comida excelente a bajos precios.
- Les Voltes (calle Trinquet Vell, 12): buena calidad-precio, lo mejor es que las paredes del local forman parte de los restos del circo romano.
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