Llegamos con el bus pasadas las 5 de la tarde, pero este nos dejó en la estación principal con lo que tuvimos de coger una pick up hasta el centro y paró, por suerte, justo en frente de las dos guesthouse que teníamos en mente. Nosotros nos alojamos en la Zuela GH and Restaurant. Llegamos hambrientos así que justo después de dejar las maletas nos sentamos en el mismo restaurante de la GH a comernos sin creerlo ¡Un bocadillo de tortilla de patatas! Y que bien nos sentó.
En el mismo restaurante conocimos a un andaluz y una catalana y nos juntamos con las dos chicas con las que ya vinimos en autobús para ir al mercado nocturno a saborear los platos del lugar y, por supuesto, a beber cerveza rematando con un crepe de chocolate. Estuvimos conversando hasta bien entrada la noche y decidimos irnos a dormir agotados de todo el viaje.
La noche fue dura. El frío de verdad había llegado ante nosotros y lo más gordo que teníamos en la maleta eran los polares que compramos en Kalaw. Con ellos dormimos toda la noche aunque el fresco se notaba igualmente en nuestros huesos.
A la mañana siguiente desayunamos en el mismo restaurante del hotel para coger fuerzas ya que justo después alquilaríamos un par de bicicletas para explorar los alrededores de Luang Namtha. Cogimos el mapa que nos dio Aina, la chica catalana, y nos fuimos a explorar, no sin antes, pasar por la estación y coger el ticket de minibús para Muang Sing que el último salía a las 15'30h y nos iba perfecto.
Como no sabíamos si nos daría tiempo de todo decidimos empezar la ruta por el lugar que nos parecía más interesante o que tenía más atractivos juntos y así nos dirigimos hacia la cascada.


Un camino destartalado y lleno de agujeros nos llevó a través de paisajes hermosos de un color verde intenso. Paisajes parecidos a los de Myanmar pero mucho más verdes y con vegetación algo más tropical. Agua por todos lados en forma de riachuelos y balsas. Mujeres trabajando en los campos de arroz o haciendo papel de bambú.
Entramos en un pueblecito donde habitaban la etnia Lanten, eso quería decir que estábamos cerca de la cascada. El letrero de indicación de la escuela hizo que nos bajáramos de la bici para curiosear en ella. Una madre y dos hijos de cerdo vietnamita rondaban la zona. Casas de nipa y madera nos condujeron a la escuela fabricada también de nipa con bancos y mesas de madera, donde los niños se sentaban a leer lo escrito en la pizarra mientras su maestra les señalaba la lectura con un palo. Yo, mirándolo desde mi carrera como profesora de infantil, me emociono imaginándome enseñando en cualquier escuela de cualquier poblado y, creo, que me haría muy feliz.


Pedaleamos por un sendero donde disfrutamos de unas hermosas vistas campestres repletas de arrozales con sus trabajadores y cabañitas hasta llegar a un destartalado puente de madera. Justo después, nos encontraríamos con las mujeres de la etnia Lanten, con sus piernas vendadas para no pincharse recogiendo en el campo y sus motivos de decoración de plata para el cabello. Una casita justo delante de estas mujeres sentadas en un fuego nos vendería el ticket para el acceso a la cascada (10.000kips + 1.000kips por la bicicleta).
Dejamos las bicicletas aparcadas en la sombra y nos metemos por el caminito rodeando el agua hasta la cascada. Como de costumbre, la cascada no es increíble ni tiene nada de especial pero el camino hasta ella hace que valga la pena la visita.
Tuvimos que volver por el mismo camino por donde habíamos venido. Ésta vez sin tantas paradas pues el mediodía se acercaba y no teníamos tiempo que perder. Decidimos continuar con el recorrido largo y hasta donde pudiéramos llegar.
Seguimos en busca de dos estupas. Una de ellas, aunque la vimos a lo lejos, no conseguimos llegar hasta ella, los caminos parecían llevar a ninguna parte. Se nos hacía tarde rondando por el camino y poco después vimos el aeropuerto dándonos cuenta que nos habíamos pasado lugares que nos interesaban sin querer. Volviendo por la carretera de nuevo hacia Luang Nam Tha fuimos encontrándonos letreros de las etnias que encuentras metiéndote en el caminito que se sale de la principal. Quisimos volver a visitar otra escuela, pero era tarde y ya estaba cerrada.
Al final resultó que aunque no vimos todo lo deseado o con la calma que queríamos habíamos echo todo el recorrido en bici propuesto.
Ya sólo quedaba comer en la calle principal justo al lado de donde alquilamos las bicis. Dejar de nuevo las bicis y recoger las maletas para dirigirnos a las estación a coger el bus hacia Muang Sing.
DATOS PRÁCTICOS:*Alquiler bicileta: 10.000 kips/ día
*Alojamiento: Zuela guetshouse 80.000 kips
