Cuando el entonces cardenal Ratzinger se veía asaltado por un ataque de morriña gastronómica no tenía más que recorrer los pocos metros que lo separaban de La Cantina Tirolese. Allí podía reencontrarse con los sabores de su infancia en la mesa que el restaurante reservaba especialmente para él. Ojalá todos lo tuviésemos así de fácil, ¿no? El caso es que este encantador y acogedor restaurante sirve, como su propio nombre indica, especialidades de la cocina austríaca y tirolesa. El local hace gala de una decoración característica, que le deja a uno la sensación de entrar en un refugio de montaña en pleno invierno centroeuropeo. También el servicio merece un reconocimiento, son amables, disponibles y pacientes, características no tan frecuentes en los restaurantes de la capital. Los precios no son precisamente bajos, pero sí abordables.
Tanto si sois amantes de la gastronomía bávara como si es la primera vez que oís hablar de ella, merece la pena perderse en la sinfonía de platos calientes y reconfortantes que ofrece el menú de La Cantina Tirolese. Desde los canederli (una especie de albóndigas grandes con caldo) a las fondues, pasando por los embutidos típicos de la zona, los platos de carne y por supuesto, los postres vieneses más característicos, como la sacher torte y el strudel de manzana. Todo ello regado con una buena cerveza de la zona.
La Cantina Tirolese
Via Giovanni Vitelleschi, 23 - 00193 Roma (zona Prati - San Pietro)http://www.cantinatirolese.it