“Desde el tendido 6”. Novillada (1/09/12)

“Desde el tendido 6”, por Juanjo Franquelo

Cada día que voy a la Malagueta, estos malandrines taurinos, me toman el pelo y la cartera. Ayer fue el colmo con la presentación de unas inmundas ratillas raquíticas con osteoporosis aguda en los remos delanteros. Nada más salir algunos becerrotes, nos dimos cuenta algunos aficionados que las manos de dos de ellos tenían las rodillas hacia dentro, en un valgo excesivo, y las pezuñas muy largas y hacía fuera. Síntoma que sugiere el que habían estado estabulados mucho tiempo. Estos dos animales fueron a los que se les partió una mano a cada uno. Si a unos aficionados, sin conocimientos veterinarios, no se les escapa estas anomalías; ¿cómo es que al equipo veterinario y al nefasto presidente se les pasó de largo? Me da la sensación que estos profesionales, lo serán para curar perros y gatos, pero de toros de lidia parecen que no andan muy doctos. Y lo peor del caso, es que con mis impuestos se contribuye a pagar a cegatones como estos.

La empresa debería coger los bártulos y desaparecer de Málaga. Los que pregonaban traer toros con el trapío propio de una plaza de primera, nos ha traído saldos baratos, de lo peor de cada ganadería. Lo de ayer es de juzgado de guardia. Tres ratas enfermas y tres novillos algo mejor presentados, siendo el sobrero el único con presencia para una plaza de primera categoría. Una vez más, un encierro con mucha desigualdad en peso y presentación. Con el agravante de que eran de la misma ganadería. Uno de los becerros, me niego a llamarle novillo, le faltaba un mes para ser cuatreño y resultó ser el más pequeño y escuálido de todos.

Otro que, si tiene un gramo de dignidad, debería desaparecer de la Malagueta, es el presidente del festejo de ayer. Personaje innombrable porque hasta citar su nombre me produce nauseas. Lleva ya tiempo en el ejercicio, y no es que no progrese, es que cada día lo hace peor.  No obstante, parece ser del gusto de algunos plumillas pelotas, que hasta lo alaban en su labor como usía de esta plaza. Cada día se comprueba, triste y lamentablemente, la verdadera categoría de esta plaza, dentro y fuera del albero.