Revista Deportes

Desequilibrio

Por Antoniodiaz
Desequilibrio
...Como todo el que haya alcanzado lo que hoy ya puede llamarse antigüedad taurina, rindo un culto fervoroso a la memoria de Rafael Molina (Lagartijo) y de Salvador Sánchez (Frascuelo), los lidiadores de reses bravas más completos y definitivos que a mi juicio han existido desde su época hasta el presente, en su aspecto integral de toreros y de matadores.
De subsistir lo que se pensaba en aquella época, no debiera admitirse la separación, hoy corriente, de estos dos términos. Faltando cualquiera de las condiciones, la figura del diestro queda imperfecta y desequilibrada. Al carecer de la primera, el matador aislado, no conseguirá llegar al resultado final, falto de medios para la indispensable preparación, mientras que sin la segunda, queda el torero, únicamente torero, incapacitado para el requisito esencial que resume la lidia del toro desde que traspasa el portón del toril hasta que entra en la carnicería arrastrado por las mulillas. Si atendemos a lo que dice Montes, la obligación del diestro que cobra como matador, se reduce a acabar con el toro de la mejor, más pronta y más brillante manera posible. Sobre que puede haber tanto arte en una estocada, ya sea recibiendo, arrancando, a volapié o hasta a la media vuelta, como en el mejor pase de muleta, y además de que, según confesión de todos los lidiadores habidos y por haber, la suerte más difícil y más peligrosa de la tauromaquia es precisamente la de estoquear. Donde haya un buen diestro, jefe de cuadrilla, no puede darse aislada una de las dos cualidades; son condiciones que se suman y complementan.
Hoy, naturalmente, quien sobresale en uno de los dos aspectos, pero si gana notoriedad y dura temporadas delante de los toros, ya puede afirmarse que no es una nulidad en la especialidad más débil. El Gordito, Ángel Pastor, Fernando Gómez, el sobrino de Lagartijo, solamente toreros, no pudieron vivir desahogadamente en la plaza de Madrid; nadie se acuerda de Felipe García, matador sólo. Luis Mazzantini fue una celebritdad excepcional y aparte, a la que no faltaron bastantes condiciones de torero, como intentaré demostrar cuando llegue el turno.
Y no hago referencia a lo que actualmente ocurre con determinados diestros, porque lo de hoy cae por fuera de todo comentario y de la más rudimentaria lógica. El más cuerdo pierde la razón al enterarse de que las cosas negras de otro tiempo aparecen hoy blancas como el armiño, como la nieve y como la leche ante la mayoría de deslumbrados o poseídos. 
Después de expuesta la radical afirmación de que no concibo al matador sin torero ni al torero sin matador, vuelvo a...
F. BleuAntes y Después del Guerra


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