Ya les decía ayer que algún asesor de Rajoy debe de estar de los nervios intentando capear el vendaval que ha surgido a partir de las veladas insinuaciones que dejó caer en la entrevista de ayer. Mira que hay ejemplos más disimulados y con mejor prensa para reflejarse en ellas y va el tío y vacila de que hará lo mismo que el más bruto de los brutos de la clase, acabando de un plumazo con tanta chorrada de estado del bienestar y demás gaitas.
Hoy, para más inri, y a partir de otros documentos y aportaciones desinteresadas de asesores de gatillo fácil como Montoro y Lasalle, va perfilándose de forma nítida la propuesta del PP, que seguro que hará que los del FMI hayan llegado al orgasmo de solo leer el texto y sin falta de fotos:
Ahí lo tienen. En azul gaviota. Ni más ni menos que el desmantelamiento de los pilares del estado del medioestar.
Algunos ya hace tiempo que venimos diciendo que lo que los gobiernos europeos conservadores (y el nuestro también y si no vean los recortes) están implantando no es otra cosa que la doctrina del shock en forma de desmantelamiento de las políticas públicas y la implantación de toda una agenda reformista que va a acabar con las líneas maestras que ha caracterizado un modelo político social salido de la II Guerra Mundial.
Han conseguido que hoy, cada vez que alguien nombra la palabra “mercado” comencemos a temblar. Porque se utiliza como coartada para acabar con derechos sociales adquiridos, pero también porque se está acabando con la legitimidad democrática. Si son los mercados los que implantan las políticas y por activa o pasiva no hay margen alguno de maniobra, ¿para que votamos cada cuatro años?.
Ahora bien y volviendo a nuestro país, no es menos cierto que el PP se está encontrando con la alfombra roja puesta y la puerta abierta para implantar esa agenda de privatizaciones. Y sin tener que mover un sólo músculo en forma de propuesta legislativa, ya que el actual gobierno no se ha movido ni un milímetro ante las numerosas peticiones de reforma de leyes que permiten las privatizaciones encubiertas en los ámbitos de sanidad y educación. Sin esta inestimable colaboración, el PP estaría abocado a reformas legislativas de calado, que tendrían un efecto de contestación en la calle importante. Pero le están dejando el palacio con las llaves puestas, confiando que la apelación al voto útil por el miedo a que viene el dóberman de la derecha vuelva a salvarles el culo de nuevo… para ser ellos los que de forma más lenta y si se quiere, con cariño balsámico, sigan los dictados y deseos del FMI y los mercados, llegando al mismo resultado.