Antes no lo era tanto. Al menos en España (en países anglosajones o en Argentina sí que nos llevaban bastante delantera). Cuando yo empecé como psicoterapeuta, hace tan solo 10 años, todavía venía gente a mi consulta diciendo eso de "Yo es que no quiero que nadie se entere de que estoy viniendo, ¿sabe? No quiero que piensen que estoy loco/a". Mu fuerte.
Pero ahora, con el boom de la autoayuda, con psicólogos haciendo de influencers en Youtube y las RRSS, y, también hay que decirlo, con la que está cayendo, porque la peña está cada vez peor, la psicología se ha popularizado, metiéndose en las entrañas mismas de la cultura de nuestra sociedad. Claro, esto tiene sus cosas buenas... y sus cosas no tan buenas, dado que ha servido de caldo de cultivo para que muchos que no son psicólogos, desde coach motivacionales hasta gurús espirituales, pasando por yoguis iluminados y gente que juega con muñecos, lancen sus inspiradores y, sobre todo, inspirados mensajes al aire, para ver si llegan al Universo y este les escucha. ¡Ojo!, también los psicólogos metemos la pata de vez en cuando, no perdamos la actitud crítica.
Da lo mismo. Ya sea el que hable una eminencia como lo haga tu vecina la del quinto, el frutero o el último meme sobre frases de Einstein que viste y que no son de Einstein, hay mucho mantra envenado suelto en el ambiente. Es decir, muchas ideas que creemos que son verdad, pero no lo son, o al menos no verdades absolutas, y que creemos que nos ayudan, pero más que ayudarnos nos pueden perjudicar.
Sirva este post para aportar mi granito de arena al asunto y desmitificar algunos mitos de la psicología más pop:
- Es bueno hablar de lo que sientes, ¡suéltalo! Mmm... depende. ¿Siempre? Hay gente que habla y habla y lo único que consigue es recrearse en lo malo y no desconectar de su mundo interior. Y son muy cargantes para los demás. Ni tanto ni tan calvo. Está bien soltar, pero se puede hacer hablando con uno mismo, escribiendo, llorando o pegando cuatro gritos en el campo, no siempre es necesario recurrir a alguien (entre otras cosas, porque no siempre están disponibles). Poner el foco en los demás, en la vida y en lo que va bien nos libera del ego y de la negatividad.
- Encuentra tu pasión. Claro, porque si encuentras tu pasión laboral, el trabajo ya no será un trabajo para ti, sino un disfrute, y no tendrás que trabajar nunca más en tu vida. ¡Y una leche! Si tienes la suerte de tener trabajo, con que te dé una nómina relativamente estable que te permita vivir una vida digna, ya te puedes dar con un canto en los dientes. Si además te aporta felicidad en forma de autorrealización, ¡te ha tocado la lotería!, pero no a todo el mundo le pasa eso, ¿verdad? Si puedes hacer cambios en tu trabajo que dependan de ti, para sentirte motivado, hazlos, y si no, puedes buscar tu fuente de autorrealización fuera del trabajo: apuntarte a un voluntariado, ir a clases de teatro o hacer lo que hacen todos cuando se topan con la crisis de la mediana edad: comprarte una moto grande. 😂
- Los cambios son para mejor. Mmm... ¿todos, siempre? No lo creo. Las decisiones de cambio en nuestra vida suelen implicar, casi siempre, pérdidas y ganancias. Se pierden cosas para ganar otras. Hoy día, hay mucha gente a la que le cuesta tomar decisiones porque no son capaces de asumir el riesgo y las pérdidas. Pues, chavales, no, ¡no siempre se gana!
- Si tú no te quieres, nadie te va a querer. Este mantra es un mito porque obvia la otredad, es decir, la entidad del otro, que el otro es un ente que percibe, piensa, siente y actúa diferente a ti, solo por ser otro. Entonces, si tú te ves feo o fea frente al espejo, es posible que otros no te vean igual; si piensas que eres malo en tu trabajo, es posible que otros te vean como un crack; y si piensas que no mereces amor, es posible que otros se mueran de ganas por dártelo. Diferente es que tú, por no quererte, no sepas recibir el amor del otro. Ahí hay trabajo por hacer…
- Si quieres, puedes. Claro que sí, solo tienes que dejar que el Universo confabule a favor de ti porque eres tan especial e importante que seguro que no tiene mejores cosas de las que ocuparse. No basta con querer, hay que echarle ganas, esfuerzo, coraje, perseverancia, pedir ayuda (porque solo es más difícil), tolerar los fracasos que seguramente tendremos, y, ¡ojo!, tener suerte. Por mucho que queramos y por mucho que hagamos, a veces no podemos porque las circunstancias no se dan; hay factores externos que no controlamos. Ahora bien, si quieres, y si te mueves, aumentan las probabilidades de obtener los resultados que estás buscando, solo que el fracaso es una posibilidad, claro que sí; debemos resignificar este, aceptar que forma parte de la vida y, si se da el caso, aprender.
- La felicidad está dentro de ti. Díselo a una persona que no tenga trabajo y le vayan a desahuciar de su casa. O a una persona con una enfermedad grave. O a una persona que esté afrontando una pérdida o separación. Frente a la teoría psicobiológica de la felicidad (esta es un estado interno) y la teoría filosófica (la felicidad es un modo de afrontar la vida), luego está la vida, la realidad. Y esta a veces es una mierda y no nos invita a ser nada felices. Eso sí, tener una buena actitud personal nos ayudará a sobrellevar esa realidad con fortaleza y dignidad.
- Si estás mal, pide ayuda. ¡Sííí, este es un mito, este también es un mito, y lo dice ni más ni menos que un psicólogo! ¿Si estás mal pide ayuda, siempre? Si estás mal, trata de salir por ti mismo, con ayuda de tu círculo, y si no puedes o se te hace demasiado difícil, ¡pide ayuda! Hay gente que va al psicólogo o, ¡peor!, recurre a psicofármacos a las primeras de cambio. Inténtalo tú primero, pon a prueba tus recursos. Y si no resulta, sin ningún complejo, pide ayuda. Por otra parte, es importante diferenciar entre emociones o sentimientos (duran segundos o minutos), estados de ánimo (duran horas o días) y trastornos del estado de ánimo como la depresión o trastornos de ansiedad (duran semanas). Que por un bajón de fin de semana no hace falta que vayas al psicólogo (aunque si quieres venir, no pasa nada, te recibimos con la puerta abierta).
En definitiva, estos mantras, lanzados ahí, sin contexto y sin matiz, son frases vacías, que nos pueden orientar por malos caminos, y si no hacemos lo que nos dicen que hagamos, por ser incapaces o por no conseguir los resultados obtenidos, podemos sentirnos frustrados y, por ende, peor de lo que ya estábamos.
Usa, entrena y desarrolla tu pensamiento crítico. Lee, mira, aprende, crece, pero hazlo siempre con una mirada escéptica, no te creas a la primera todo lo que te digan. Analiza, cuestiónalo, aplícalo si crees que te puede servir, y si no, ¡prueba con otra cosa!Por cierto, como ejemplo un botón: cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.
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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. ¡También tengo un par de libros!
Y, como siempre, ¡recibe este abrazo!