Revista Cultura y Ocio
Ante las numerosas pruebas aportadas, tal y como mostramos en el artículo precedente, la idea de una poderosa monarquía davídica en los tiempos de David y Salomón parece no sostenerse por ningún lado. Los estudios demográficos y arqueológicos nos indican la pobreza de un territorio que parece desmentir que el mismo haya sido el centro de un gran imperio tal y como señalan las narraciones sobre esta etapa. Pero la polémica va aún más allá si analizamos con detenimiento la figura concreta de David.
Ésta figura siempre ha simbolizado la perfección de la monarquía en Israel a pesar de que, aún así, se le atribuyen numerosos pecados y afrentas contra la divinidad. Diversos especialistas han negado su existencia histórica sosteniéndose para ello en el hecho del carácter eminentemente narrativo de los relatos que se han conservado sobre él y a que la arqueología no ha encontrado ninguna construcción ni evidencia histórica en torno a su figura. Estos elementos podrían dar el asunto por zanjado, pero es aquí donde aparece un documento fundamental: la estela aramea de Tell Dan.
En dicha estela, fechada en torno al siglo IX a. C., existe una cita que algunos investigadores han traducido como una referencia a la “Casa de David”. Sin embargo, otros investigadores sostienen que la traducción es incorrecta y que, en realidad, a lo que hace referencia la estela es a “la casa de Dod (el amado)”. Los partidarios de esta traducción sostienen que la misma haría referencia al famoso templo de Jerusalén recordando que a Yahvé a veces se le denomina como “el amado”.
Con respecto al famoso templo su existencia no está en discusión aunque, sin duda alguna, nos encontramos ante un edificio mucho menos suntuoso de lo que describen las crónicas. Una región pobre como el Israel de la época no habría podido permitirse la construcción de una obra de las características del mítico templo de Salomón. Más bien nos encontramos ante un templo fenicio más(los constructores tenían este origen, o al menos eso señalan las crónicas), no muy distinto de otros muchos localizados en este territorio.
Pese a la resistencia mostrada ante descubrimientos polémicos como la misma estela de Tell Dan, la tendencia general en la actualidad tiende a aceptar como legendarias la mayor parte de las narraciones sobre David y su sucesor Salomón. Esto no quiere decir que dichas figuras no tengan una base histórica, ya que lo más probable es que dicha leyenda se sostenga sobre la figura de unos reyes locales que, si bien no fueron tan grandes como la leyenda indica, dejaron un recuerdo imborrable en sus súbditos.Mucho más en... http://selvadelolvido.blogspot.com/