Revista Psicología

Desórdenes alimenticios: la anorexia y la bulimia

Por Redespress60

El tener un cuerpo escultural, libre de grasas y de los odiados michelines, es algo con lo que soñamos prácticamente todos; pero jugar con la báscula, puede convertirse en un juego demasiado peligroso..

Las revistas de moda, la televisión, los spots publicitarios en general, te hacen creer que lucir hermosa, delgada, y sin una sola imperfección, es la meta a la que toda mujer u hombre debe de llegar. Pero debéis saber que todos esos modelos que salen en portadas, no son cien por cien reales: Interminables sesiones de maquillaje, expertos en peluquería, asesores de moda, retoques digitales.. pueden convertir a una persona sencilla en un icono de belleza y, si bien es cierto, que muchos de los que protagonizan campañas publicitarias de firmas importantes, tienen una buena base, no siempre son tan perfectos modelos como llegan a nuestros ojos.

Debemos tratar de comprender que cada persona es como es, que muchos defectos son más bien imposiciones sociales o la puesta en moda del momento. Tu forma de ser, de expresarte o tu inteligencia, entre otras, pueden valer mucho más que un cuerpo escultural y hacerte, ante los ojos de los demás, la persona más atractiva del mundo...

La anorexia y el individuo

La triste historia de Chloé Lafon, una joven francesa que con tan sólo 20 años, permitió que una cámara invadiese su intimidad en el año 2007 durante varios meses, para conseguir retratar la cruda realidad de una enfermedad que afecta sobre todo a mujeres de entre 20 y 30 años, y que puede llegar a causar la muerte.

En "Diario de una anoréxica", se describe la vida limitada por el gigantesco gusto por la comida y la incipiente autoestima que jalonó al personaje a desarrollar un estilo de vida lleno de miseria y dolor.

Chloe vivía en un apartamento con una rutina que giraba en torno a la comida, tanto cuando la consumía como cuando no. Había días enteros en que su alimentación básica era el cigarrillo y la Coca-Cola Light, pero sufría ataques donde no podía contener el consumo de innumerables harinas como galletas y pasteles, además, al comenzar a comer no podía parar fácilmente y tenía que sufrir la bulimia para poder sentirse tranquila.

A través de seis vídeos, podemos ver cómo vive sus días de ayuno, seguidos de atracones de comida hipercalórica, que le hacen sentir una enorme culpabilidad, lo que hace que durante horas pueda estar provocándose vómitos, algo que lleva a cabo como un amargo ritual que le hace terminar agotada y con una enorme sensación de ansiedad y angustia.

Ver como va perdiendo kilos y más kilos, ver su soledad, su falta de vida social, su ausencia de brillo, tanto en los dientes como en el rostro, ver que sus huesos cada vez se debilitan más, que su vida tan sólo se centra en la nevera, en las calorías, en la báscula... te hacen llegar a pensar si de verdad a alguien le compensa ese tipo de vida, porque en el fondo, todas somos conscientes de que ese juego nunca se gana: La partida siempre termina con la derrota de quien lo inicia.

Las personas que tienen este trastorno no sufren por querer ser estéticamente bellas, realmente dentro de ellos se construye un mundo donde las peculiaridades de sentirse bien son muy subjetivas. Poder verse en el espejo y descubrir ahí un cuerpo delgado pero cuyas curvas molestan, pueden llevar a expulsar las proteínas para bajar de peso, a costa de la propia salud y de adelgazar todas sus formas naturales. La feminidad o masculinidad queda en un segundo plano y ya no importa tener unos senos voluptuosos o bonitos abdominales, esto mismo es considerado como un símbolo de sobrepeso.

Desórdenes alimenticios: la anorexia y la bulimia

La anorexia y la sociedad

Luego de que se documentaran estos casos como enfermedades psicológicas que necesariamente merecían un tratamiento clínico, se entendió que tanto hombres como mujeres son afectados por esta compleja dolencia. Suelen ser particularmente sensibles los modelos en un escenario que glorifica los cuerpos excesivamente delgados, y en el que la' búsqueda de belleza estipulada' a cualquier coste, lleva a que los enfermos vayan decayendo más, así como le pasó a Jeremy Gillitzer, famoso modelo que era reconocido por un cuerpo voluptuoso y simpático, pero que terminó falleciendo con 29 kilos en el 2010.

Hacía mucho tiempo que ya no se reconocía en el espejo. La anorexia le había consumido desde los 12 años, cuando se creyó que la inanición era la solución para despojarse de los kilogramos de complejos que tanto odiaba. Que le dijeran que estaba gordo, incluso en su propia casa, le animaba para seguir una dieta cada vez más estricta que acabó consistiendo en agua y una manzana cada día, vomitar después de sus decenas de atracones y pasar largas horas en el gimnasio para que sus huesos se notaran más que los músculos.

En algunos casos, la opinión de otros termina por desarrollar problemas de autoestima que derivan en este tipo de trastornos. En otros, está más vinculado a la necesidad de tener todo bajo control, a la búsqueda de una perfección mal entendida. Toda su vida comienza a girar en torno a la comida, el ayuno y el vomito inducido. Todo pierde su gracia, la música, la pintura, el sexo y naturalmente hasta el mismo sentido de la vida. Los actos de depresión y/u obsesión los arrinconan hasta que despiertan o son consumidos del todo.

Desórdenes alimenticios: la anorexia y la bulimia

Afecta tanto a hombres como a mujeres

La anorexia no sólo esclaviza a las mujeres. Un estudio de las universidades de Oxford y Glasgow publicado en el British Medical Journal Open revela que los hombres que sufren trastornos alimenticios tardan más tiempo en recibir un diagnóstico precisamente porque la anorexia masculina -o, en su forma más glamurosa, 'manorexia'- es una enfermedad oculta que se camufla aún más si sus protagonistas son los varones. Se calcula que entre el 5% y el 10% de los afectados en España por estos trastornos alimenticios son hombres, según los datos que maneja Adeslas.

Ellos muestran los mismos síntomas que ellas: pasan días sin comer, evitan actos sociales, cuentan de forma obsesiva las calorías, se pesan continuamente, a veces consumen laxantes y llegan a purgarse. Y, sin embargo, camuflan su enfermedad con largas horas de gimnasio mientras se alimentan de halagos hacia su nueva figura. La anorexia nerviosa masculina tiene una larga duración y un pronóstico tardío porque el afectado siempre la mantiene oculta, aunque sepa que "no es lo correcto". Las causas, además, son imposibles de simplificar: puede que no hayan aprendido a gestionar sus emociones, que la buena imagen que quieren dar acabe anulándoles hasta que sólo crean que pueden controlar lo que comen.

Otros casos impresionantes de Anorexia

    El caso más fuerte de la anorexia conocido es el de dos hermanas gemelas que pasaron toda su vida compitiendo para verse más delgada que la otra. No es el primer caso de anorexia entre hermanas gemelas, pero la vida de Michaella y Samantha Kendall fue documentado hasta el momento en que murieron. Obviamente la causa única de la muerte fue este tenaz trastorno. Una murió a causa de que dañó todo su sistema digestivo, pero la otra hermana se suicidó por considerar que su vida era una miseria.
    Lauren Bailey es un caso pródigo para entender que se puede superar esta delicada enfermedad. Ella caminaba todos los días 12 horas para bajar de peso, incluso llegó a pesar 25 kilogramos. Pero en un intento de suicidio fue recluida en una clínica donde ella misma se comprometió a enfrentar este padecimiento.
    Maggie Baumann es una mujer que sufrió algo llamado "pregorexia" que consiste en sentirse horrorizada al ver que su cuerpo sube de peso por el embarazo. Intentó esconder dos embarazos con ropas normales y a pesar de que no recurría a la bulimia, ella se sobre ejercitaba y buscaba la manera de bajar de peso, hasta el punto de que su segundo embarazo sólo subió 1 kilo de peso. Esto porque el bebé se consumía toda la energía proteínica de la madre y la de ella era desperdiciada por ejercicio. Finalmente sus hijas nacieron bien y ella pudo continuar con su vida.
    Kate Chilver perdió la lucha contra la anorexia. A los 12 años comenzó con la enfermedad y desde entonces su vida transcurrió de especialista en especialista hasta que la anorexia nerviosa acabo con ella a la edad de 31 año. El caso de Kate fue el caso más extremo para los médicos que la trataron, siendo alimentada incluso con un tubo. Su muerte se produjo por la ausencia total de grasa de su organismo lo que permitió que sus arterias se cerraran por falta de circulación sanguínea.
    Isabelle de Caro es la mujer que reconocimos en un cartel donde salía desnuda, mostrando su cuerpo anoréxico al mundo en el 2008. Desde los 13 años padecía el trastorno de anorexia y quiso que su cuerpo fuera reconocido a nivel mundial por las consecuencias que trae el mundo de la moda. Lastimosamente nunca se recuperó de la anorexia y murió en el 2010.

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