Falleció en La Habana el notable escritor, merecedor del Premio Nacional de Literatura
Madeleine Sautié Rodríguez
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El dramaturgo, ensayista, escritor y periodista Humberto Arenal, quien reveló al mundo su condición de poeta inspirado en el amor, la amistad y el futuro en un manojo de versos que llamó La vida en tres tiempos, acaba de darnos ayer, a sus 86 años, su adiós definitivo.
Merecedor en el 2007 del Premio Nacional de Literatura, nació el 15 de enero de 1926. Para estudiar más a fondo el idioma inglés que ya conocía, la literatura norteamericana y el periodismo, se marchó en 1948 a los Estados Unidos. Los estudios cinematográficos, las artes dramáticas y la dirección fueron también materia asimilada en esa geografía donde también dirigió obras de teatro como Las armas son de hierro, de Pablo Armando Fernández y La voz humana, de Jean Cocteau. Trabajó como redactor en El Diario de Nueva York y en la revista Visión.
Cuba lo recibió en 1959. Fue guionista del largometraje Historias de la Revolución, de Tomás Gutiérrez Alea; director artístico de programas televisivos, profesor fundador de artes dramáticas en la Escuela Nacional de Instructores de Arte. El sol a plomo, la primera novela de la Revolución cubana, según la ha definido la crítica, cuenta con su autoría.
Más de 50 obras teatrales de todos los géneros fueron dirigidas por este dramaturgo quien estrenó bajo su égida la antológica pieza Aire frío, de Virgilio Piñera.
Profesor del ISA, Universidad de las Artes, ejerció la crítica de cine y de teatro en importantes publicaciones cubanas y extranjeras. Fue fundador de la UNEAC y colaborador en revistas como Casa de las Américas, Lunes de Revolución, Unión, Santiago, La Gaceta de Cuba, Cine Cubano, y Revolución y Cultura.
Sus conferencias literarias en distintos eventos de América y Europa han prestigiado la cultura cubana a la que se dedicó en cuerpo y alma, dándole lo mejor de sus creaciones y de sí mismo.
Entre sus libros figuran La vuelta en redondo (cuentos, 1962); El tiempo ha descendido (cuentos, 1963); Los animales sagrados (novela, 1967); Del agua mansa (cuentos, 1982) El caballero Charles (teatro, 1983); En el centro del blanco (cuentos, 1989); El bárbaro del ritmo en persona (teatro, 1990); ¿Quién mató a Iván Ivanovich? (novela, 1995); A Tarzán, con seducción y engaño (novela, 1996); Caribal (novela, 1997); y El mejor traductor de Shakespeare (cuentos, 1999).
Sobre la vocación ética del escritor, dijo: “Los negados, los desheredados, los hambrientos, los enfermos de todas las pandemias posibles, los sin pan ni agua, piden algo más que palabras. Para irnos a la realidad más inmediata me valgo de un ejemplo cercano; en la América hispana y portuguesa, en el Caribe anglófono y francófono, los olvidados durante siglos han recobrado la palabra, están empezando a ser dueños de sus destinos. Para ellos tenemos que crear la literatura del futuro. Entonces la palabra será nuestra suprema, útil y bella arma de combate”.
No muere del todo quien deja una obra para la posteridad. Entre estos seres está sin dudas Humberto Arenal. Su cadáver está expuesto en la Funeraria de Calzada y K para ser inhumado hoy a las 4:00 p.m. en la Necrópolis de Colón.
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