Revista Salud y Bienestar

Despertar al propio cuerpo y empezar a cuidarte

Por Salutis @MariaSalutis
Escucho con frecuencia testimonios de personas a las que les cuesta reconocer el valor de su propio cuerpo. Se refieren a él de manera despectiva, meras formas, algo que ni siente ni padece y que debe rendirse a sus deseos porque es lo que quieren.
He de reconocer que este pragmatismo un tanto hedonista con la propia naturaleza, me causa tristeza y me hace recordar el dicho de: “cuida tu cuerpo, en el vas a vivir toda tu vida”.  
Porque, ¿conoces algún ser humano que viva fuera de su cuerpo?. Yo, a día de hoy no he conocido a nadie.. y menos mal :))
Y es ese cuerpo en el que vamos montados el que nos acoge amablemente para experimentar nuestra vida y en muchas ocasiones nos permite disfrutar y gozar a tope de ella!. Aun así, sabemos que todo es transitorio y tiene fecha de caducidad. No somos objetos de acero, fuertes e indestructibles, somos meras semillas con gran potencial de crecimiento, cuya supervivencia esta condicionada no solo a un entorno medianamente salubre sino a un mínimo de alimento, cuidado y afecto, para poder florecer.Nuestro cuerpo es un regalo, nos ha sido dado, y en la mayoría de casos no se le da el mismo valor que a otras cosas que nos han supuesto algún que otro esfuerzo. Quizá por ello, un día descubres ese gran tesoro y decides que es hora de empezar a cuidarlo.
Personalmente considero que ser consciente de mi propio cuerpo, en todas sus dimensiones, me ha ayudado a avanzar con mas salud y mayor firmeza y, si así lo decreta "el destino", durante un largo tiempo. Habrá que hacer renuncias, habrá que desterrar dependencias, necesitaré freno, equilibrio y descanso, pero será la única forma de poder fluir con decisión, fuerza y armonía por este maravilloso mundo.
Sirva este relato de Jorge Bucay como ayuda para acompañar en ese despertar que deseo para el mayor numero de personas posible...;)Despertar al propio cuerpo y empezar a cuidarte"Me parece que ahora sí estoy preparado para disfrutar verdaderamente del regalo que me hicieron. Me subo, me acomodo, asomo la cabeza y le indico al cochero a dónde ir.Él conduce, él controla la situación, el decide la velocidad adecuada y elige la mejor ruta.Yo... Yo disfruto el viaje."Hemos nacido, salido de nuestra casa y nos hemos encontrado con un regalo: nuestro cuerpo.A poco de nacer nuestro cuerpo registró un deseo, una necesidad, un requerimiento instintivo, y se movió. Este carruaje no serviría para nada si no tuviera caballos; ellos son los deseos, las necesidades, las pulsiones y los afectos.Todo va bien durante un tiempo, pero en algún momento empezamos a darnos cuenta que estos deseos nos llegaban por caminos un poco arriesgados y a veces peligrosos, y entonces tenemos necesidad de sofrenarlos. Aquí́ es donde aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente.El cochero sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje son tus caballos.
No permitas que el cochero los descuide. Tienen que ser alimentados y protegidos, porque... ¿qué harías sin los caballos? ¿Qué seria de vos si fueras solamente cuerpo y cerebro? Si no tuvieras ningún deseo, ¿cómo sería la vida? Sería como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje. Obviamente tampoco podéis descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el proyecto. Y esto implicará reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acabó el viaje..."

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