Revista En Femenino

Desterrando las pantallas

Por Arare73

By Waag Society

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El otro día al entrar en Twitter, lo primero que vi fue esto..

Captura de pantalla 2014-03-23 12.27.10

Y fui al post de Mamá También Sabe para leer sobre el tema (altamente recomendable el vídeo para que nos demos cuenta de cómo sube nuestra generación digital). Y después de leerlo pensé en mi propia familia. En cómo estábamos conviviendo en esta era altamente tecnológica y creo que lo hacemos de pasada, sin dejarnos engullir.

Desde siempre me han gustado los aparatos electrónicos. Yo nací cuando la televisión no estaba en todas las casas. Recuerdo nuestra televisión en blanco y negro, aunque lo que siempre se encendía nada más llegar a casa era la radio. Es realmente el aparato con el que he convivido desde que tengo memoria.

Recuerdo el día que llegó la televisión en color y lo que me impresionó. Llegué a la adolescencia y tuve mi primer ordenador: un Amstrad CPC 6128.

amstrad_cpc_6128

Lo que llegué a disfrutar yo con aquel ordenador y con los cientos de juegos que tenía en aquellos disquetes que guardaba como un tesoro. Aún no hace muchos años que mis padres lo tiraron hartos ya de tener una caja ocupada con esa reliquia que ya no servía para nada. Y así poco a poco llegué a la era de Internet. Aún recuerdo aquellos cd para conectarse, el ruido del módem, la paciencia para esperar que cargara cualquier cosa… aix, pero qué vieja soy!!!

Pero ahora miro a las brujis y para ellas lo más normal del mundo es ver un smartphone, una consola, una psp o una nintendo, la tablet….. Han nacido con ello alrededor y para ellas forma parte de nuestra vida. No sólo eso, si no que se les hace raro si no me ven con el teléfono en la mano, leyendo en el reader o viendo una peli en la tablet.

Nunca me he negado a que disfrutaran de la tecnología, es algo normal en nuestros días, ¿por qué apartarlas? Las acostumbré a que siempre había algo sonando en casa, fuera la tele o, principalmente, música. Y así han ido subiendo hasta que me di cuenta de que se iban enganchando más y más. Y ahí tuve que parar y replantearlo todo.

Maxibruji es teleadicta. Mea culpa, para qué negarlo. No le he prohibido la tele pero intento desviar su atención de ella ofreciéndole alternativas. Y cuando sus hermanas están “sociables” ya no me preocupa porque entonces se dedican a jugar. Las minibrujis pasan bastante más de “la caja tonta”. Se sientan un rato pero enseguida se cansan y buscan cualquier otro entretenimiento. Eso sí, los viernes noche casi siempre vemos una peli juntas (bueno, últimamente me escaqueo porque no me han convencido demasiado sus elecciones cinéfilas).

Crecieron y llegó el momento consolas portátiles. No tienen consola en propiedad ya que la PSP es de papá y la DS es de mamá, lo cual nos ha ido muy bien para controlar el uso. Se dijo que sólo se podían usar los fines de semana y en vacaciones. Y todo iba bien hasta que este último año vimos que las minis eran capaces de tirarse toda la tarde sin pestañear jugando al Mario Bros. Ahí ya se empezó a retirar el acceso, hasta que un día el cable de carga dejó de funcionar y curiosamente todavía no he encontrado el tiempo necesario para ir a comprar otro (soy mala, lo sé).

Las tablets, tres cuartos de lo mismo. Papá y mamá tienen cada uno la suya. Así que tampoco son de libre acceso y las piden cada fin de semana, pero sólo acaban consiguiéndolo una vez al mes, más o menos.

La consola la tenemos al lado de la tele, pero juegan mucho un fin de semana cada seis meses y luego pasa al olvido. Así que con esta no tenemos mucho problema.

Y, por último, el teléfono. Eso que siempre llevo encima y lo saben. Lo piden muy pocas veces cuando estamos en casa y si lo hacen más que buscar juegos, lo que quieren es ver las fotos que les he hecho a ellas. No se por qué, pero les encanta verse.

Cuando salimos fuera lo suelen pedir si están aburridas o si hay algún otro niño al cuál sí se lo han dejado sus padres, pero como una de las últimas veces se suscribieron a no se qué que me hizo subir bastante la factura, pues por ahí ya saben que va a ser que no se lo dejo.

Así que poco a poco hemos ido desterrando las pantallas de nuestra rutina. Porque tienen que vivir con ello, pero no quiero que su infancia pase en un sofá en vez de jugando. Y sí, tienen acceso de vez en cuando, porque son parte de nuestra vida. Cuando más fácil lo tienen es en invierno ya que el frío nos tiene más tiempo en casa. Pero ahora que llega el buen tiempo, dejaremos las pantallitas en el cajón y saldremos a la calle a correr y saltar. Y contra más cerca del verano estemos, más tarde subimos para casa.

Porque aunque recuerdo con emoción todo lo que la tecnología me ha ido dando, recuerdo mucho mejor las tardes de juegos con los vecinos o con los amiguitos del cole. Recuerdo lo bien que lo pasábamos y lo que fastidiaba que tu madre te llamara para que subieras a casa. Así que quiero que mis hijas tengan también esos recuerdos.

Porque vivirán el resto de su vida rodeadas de tecnología y, seguramente, les gustará tanto como a mí, pero las pantallitas seguirán ahí cuando crezcan pero infancia sólo tendrán una.

License: Ian D. Keating

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