Hacia el norte de la isla canaria de Lanzarote se halla un pequeño grupo de islas llamado Chinijo, declarado Parque Natural Protegido. De todas ellas, la más grande es la isla de La Graciosa. Lo de grande es algo relativo, ya que La Graciosa sólo posee una superficie de alrededor de 30 kilómetros cuadrados, pero resulta tan encantadora que a esta isla ni le sobra ni le falta nada. Con poco más de 600 habitantes, la isla dispone de asistencia médica, farmacia, correos, banco, estación de policía, iglesia, zona infantil, supermercados, carnicería, panadería, restaurantes, bares o alquiler de bicicletas.
Isla de la Graciosa (Islas Canarias)
Tanto si la visitamos desde Lanzarote para pasar una jornada como si decidimos pasar unos días en ella, La Graciosa constituye el lugar ideal para disfrutar de unas vacaciones diferentes, tranquilas y muy relajantes.
A un tiro de Lanzarote
Una lengua de mar denominada El Río es todo el espacio que separa Lanzarote de La Graciosa, por lo que trasladarse de una isla a otra resulta rápido y sencillo. A La Graciosa se llega en el barco de Biosfera Express (www.biosferaexpress.com) desde el puerto de la localidad de Orzola, al norte de Lanzarote. El trayecto dura alrededor de 25 minutos. Las salidas y las llegadas del barco están sincronizadas con el autobús que va a Arrecife, la capital de Lanzarote, cuya línea es la número 9, y el trayecto dura una hora. También hay una línea de autobuses que conecta el aeropuerto con Arrecife, cuya duración es de 20 minutos.
Los barcos que unen ambas islas tienen como destino y punto de partida la localidad de Caleta del Sebo, un pequeño y tradicional pueblo pesquero que también da nombre a una preciosa playa de aguas increíblemente transparentes.
Isla La Graciosa, Islas Canarias.
Para trasladarse por la isla lo mejor es alquilar una bicicleta. Además de respetar el medio ambiente se disfruta mejor de sus bellos paisajes sin ninguna dificultad, a excepción de la zona oeste, en donde el firme es bastante arenoso y su recorrido resulta impracticable. Aunque si la bici no se considera como una opción, siempre hay algún habitante del pueblo que está dispuesto a oficiar como chófer.
Desde la isla de la Graciosa también se pueden contratar excursiones marítimas por el resto del archipiélago Chinijo mediante las Líneas marítimas Romero, que también tienen línea regular a la isla http://www.lineasromero.com/
Playas, submarinismo y pesca
A La Graciosa es imprescindible llevar, además del bañador, la toalla y la crema solar, unas gafas de bucear y unas aletas. Para los amantes del submarinismo resultará un auténtico placer sumergirse en el agua de sus playas, y no sólo por su claridad, también por la singular belleza de su fondo marino.
Localidad de Pedro Barba, en La Graciosa.
Además de la mencionada playa de Caleta del Sebo, en La Graciosa destacan también otras playas como la de Las Conchas, La Laja, Lambra o El Salado. Al sur de la isla se encuentran otras conocidas playas, como es el caso de la Francesa y la de la Cocina.
La Graciosa es también Reserva Marina de Pesca, y está dotada de una enorme riqueza biológica en especies de flores endémicas y especies marinas, además de ser un importante punto de paso en la ruta de numerosas aves migratorias protegidas y lugar de cría de algunas aves en peligro de extinción. La isla constituye una importante explotación pesquera, tanto de altura como de bajura.
Otras actividades que se pueden disfrutar en la isla son senderismo, vela, mountain bike, snorkeling, trekking, flysurf, surf y windsurf.
Dónde alojarse
A pesar de su reducido territorio, La Graciosa ofrece buenas posibilidades de alojamiento. Para una estancia más relajada y diferente, alejados del turismo masivo, Caleta de Sebo es la opción perfecta. Junto a la playa se halla la pensión Girasol, coqueta, económica y con un buen restaurante. Los apartamentos rurales El Sombrerito son otra atractiva posibilidad.
Caleta de Sebo, en La Graciosa.
Si lo que se busca es una zona un poco más animada, la localidad de Pedro Barba, un peculiar pueblo fundado en el siglo XV por un capitan español, constituye una zona más turística, sin grandes excesos, con oferta de apartamentos, hoteles y casas rurales.
Aguas cristalinas, playas y calas tranquilas durante todo el año, pequeños pueblos de casas blancas con ventanas y puertas azules, calles de arena, gentes muy agradables y paisajes prácticamente vírgenes. Esa es la sugerente proposición de La Graciosa, ni más ni menos.