Quizás L’ homme fidèle sea más afín a la programación del ciclo Les Avant-Premières que a aquélla de un festival de cine independiente, y quizás le quede grande la participación en la competencia internacional de largometrajes del 21º BAFICI. Sin embargo, estos reparos no impiden reconocer la calidad del trabajo que Louis Garrel realizó como co-guionista, director y actor en esta película ambientada en París, que ya circuló por otros festivales y que se estrenó en Francia en diciembre de 2018.
El experimentado Jean-Claude Carrière es el otro autor de este guion que consigue desconcertar al espectador, siempre en buena ley y en más de una ocasión. Es que el film ofrece un cóctel de humor absurdo, con bastante de comedia romántica clásica, y con una pizca de thriller policial y psicológico.
Garrel y Carrière juegan, no sólo con los distintos géneros, sino con las tres –casi cuatro– versiones del relato: la de Abel, personaje que encarna el mismo co-guionista y director, la de Marianne (a cargo de Laetitia Casta), la de Eve (Lily-Rose Depp). Sin narración en off como las demás y por lo tanto menos explícita, la cuarta perspectiva corresponde a la mirada del niño Joseph (Engel) que a su manera también condiciona la evolución del particular triángulo amoroso conformado por los adultos en cuestión.
El hombre fiel –ésta es la traducción exacta del título original– también hace malabares con las definiciones ortodoxas, si se quiere patriarcales, de las abstracciones Masculinidad y Fidelidad. Acaso sin proponérselo, subvierte los términos de películas dramáticas donde la mujer prueba, manifiesta o reivindica su amor de pareja acostándose con otro(s); Contra viento y marea de Lars von Trier es un ejemplo extremista en este sentido.