En la localidad de Scottsdale (Estados Unidos), una madre pudo descubrir que su bebé sufría un retinoblastoma (tumor canceroso que se desarrolla en la retina del ojo, cuya incidencia es de cuatro casos por cada millón de niños) gracias a las fotografías que le hacía con el teléfono móvil. Al parecer, cada vez que utilizaba el flash para hacer una foto, uno de los ojos brillaba de una manera un tanto inusual, esto es algo que extrañó a la madre y por ello decidió llevar al pequeño, que sufre síndrome de Down, al especialista, quien diagnosticó la enfermedad.
No es la primera vez y tampoco será la última que una fotografía se convierta en un método de diagnóstico, podemos recordar por ejemplo un caso similar en el que una fotografía de una niña publicada en Facebook llamó la atención de dos amigos de la familia de la pequeña, advirtiendo que no era normal que en vez de aparecer los característicos ojos rojos por el uso del flash, apareciera uno de los ojos con un color casi amarillo. Tras llevar a la pequeña a la oculista, diagnosticaron que el mencionado ojo sufría la enfermedad de Coats, enfermedad lenta y progresiva que se manifiesta en la infancia, de todo ello hablábamos aquí.
En este caso fue la propia madre la que descubrió esta anomalía que posiblemente muchas personas pasarían por alto al considerar que el brillo en el ojo sería el resultado de un efecto del flash, la iluminación, etc. Una vez realizado el diagnóstico, los médicos explicaron que sólo había dos soluciones, extirpar el ojo o llevar a cabo un tratamiento de quimioterapia intravenosa, aunque en este caso existía un alto riesgo de que el pequeño pudiera desarrollar otro tipo de cáncer. Una tercera posibilidad era un tratamiento que se realizaba en un centro privado especializado en el tratamiento del cáncer.
Dicho tratamiento se ha llevado a cabo con otros niños, siendo el proceso de curación efectivo en un 99% de los casos, en todos ellos inicialmente se había planteado la extirpación del ojo en los centros de salud a los que acudieron. Si esta enfermedad no se trata, el 50% de los niños que la padecen terminan muriendo, como hemos indicado, puede pasar por alto y no ser detectada. Las fotografías se convierten en un método de diagnóstico para detectar algunos problemas de visión, quizá sería el momento de incluir en las revisiones médicas las fotografías con flash en los ojos para descartar algunas de estas enfermedades que provocan que en la fotografía aparezca un brillo de color amarillento en vez del característico color rojo.
Según explican en este artículo del Memorial Sloan Ketterong Cancer Center, esta enfermedad se suele diagnosticar antes de que los niños cumplan 5 años, y cada año se producen en Estados Unidos unos 350 casos. Se trata de un tipo de cáncer que suele ser detectado por los padres y no por los médicos (esto es algo que sorprende, de ahí que se pueda sugerir incluir la prueba de la fotografía, es económica y rápida). Aunque es un cáncer muy desagradable, se puede tratar y curar, como ya hemos indicado, el porcentaje de curación es muy elevado.
Por desgracia, este tipo de tratamientos sólo están disponibles en los centros privados y tienen un alto coste, por ello la familia ha pedido ayuda para poder recaudar el dinero que se necesita para pagar el tratamiento de su bebé a través de FundRazr. Podéis conocer todos los detalles de esta noticia a través de este artículo publicado en el periódico digital Daily News.
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Detectar un retinoblastoma en un bebé gracias a una fotografía con el teléfono móvil