Hoy tengo el gusto de hablar de uno de los músicos que más me ha impactado e influenciado en mi manera de sentir la música: Devin Townsend. No hace mucho que le conozco, no fui un adolescente enganchado a su música. En 2009 estaba incluido en la programación de un festival veraniego en Clisson (Francia) y decidí escuchar su música antes de verle en directo. Para introduciros su interesantísima historia personal, aquí tenéis la primera canción que escuché de él:
Devin Townsend es un multiinstrumentista, compositor, cantante, productor y posee su propia discográfica independiente (HevyDevy). Como productor utiliza el “muro de sonido”, una técnica que le imprime volumen e impacto a su música. Como productor ha sido comparado con el archiconocido Phil Spector y con Frank Zappa. Y no se queda corto, como cantante destaca la versatilidad de registros vocales, desde el grito más enraizado en el Metal hasta el canto operístico. Su música es tremendamente variada, desde el Metal más extremo, pasando por Thrash Metal, Metal Progresivo, Punk Rock, Ambient, Noise, guiños a la música folk y Medio Oriente, hasta realizar discos de música electrónica y de New Age. Él siempre ha querido reflejar parte de su personalidad y de sus conflictos en su música.
En 1993 mandó su maqueta a unas cuantas discográficas y una de ellas le respondió con una oferta: ser el cantante de Steve Vai. Él no tenía ni idea de quien era ese tal Vai, ni la fama que tenía como virtuoso… Pasó de tocar en bandas de institutos a grabar un disco llamado “Sex and Religión”.
Después de las andanzas con Vai, realizó todo tipo de obras enmarcadas en los diferentes estilos que antes mencioné. Pero si nos tenemos que remontar a una fecha, sería 1997, momento en el que lanzó el álbum “City” en su banda de Metal Extremo, Strapping Young Lad. Siendo considerado por la revista Revolver como uno de los mejores discos de Metal de todos los tiempos. En ese mismo desarrolló su proyecto paralelo de rock progresivo. Ambos proyectos jugaron un papel muy importante en la expresión de sus emociones, las crisis simbolizadas en SYL y sus bonanzas cristalizadas en Devin Townsend.
Poco después de alcanzar su realización como músico, tuvo que ser ingresado en un psiquiátrico dónde le diagnosticaron de “Trastorno bipolar”. Así se refiere él mismo a su crisis: “Empecé a ver seres humanos aislados, unos trozos de carne rosa con base acuosa”, “formas de vida expulsando aire a través de sí mismos y haciendo unos ruidos que los otros trozos de carne parecían entender”. Estos síntomas psicóticos son lo que más sobresalen para él a la hora de describir lo que le pasó. Discutible o no el diagnóstico de Trastorno Bipolar, fue una experiencia que le cambió la vida. Una vez resuelta su crisis, en 1998 llevó a cabo un álbum influenciado por los musicales de Broadway: Infinity. Con una portada muy característica, grabó el disco siendo dos miembros, él y el batería Gene Hoglan. Sin duda, algo inusual en la música, indicativo de genialidad.
Siguió reflejando su personalidad, sus temores, sus deseos, sus estados de conciencia extremos y sus experiencias. En 2004 decidió interrumpir repentinamente su medicación, en este contexto, decidió expresarse como él sabía, a través de la música: “Como artista, para conseguir un nuevo hito, sentí la necesidad de explorar cosas y en ocasiones esa búsqueda te lleva a sitios que son un poco alocados” y “Alien no fue la excepción”. Años después se referiría a ésta como una obra impenetrable, la fuga de ideas no le dejó componer las letras, la megalomanía hizo que llenase hasta la saciedad las canciones de samplers con sonidos electrónico-industriales y coros. Actualmente llega a manifestar aversión, decepción y arrepentimiento acerca de lo sucedido en la época en la que grabó el disco, fue una experiencia que le hizo tocar fondo.
En 2006 nace su primer hijo con él se producen cambios: “tener un hijo me ha hecho darme cuenta de muchas cosas y darme paciencia”. Decide dejar de beber y fumar marihuana. Cierra su dicotomía musical, disuelve Strapping Young Lad (por representar la parte indeseada de él) y se centra en su proyecto homónimo: Devin Townsend. Realiza un álbum conceptual llamado “Ziltoid: The Omniscient”, un álbum conceptual que trata de la invasión de un alienígena a La Tierra para encontrar la quintaesencia materializada en una taza de café.
Posteriormente se toma un hiato de dos años para disfrutar de su mujer y de su hijo. Se corta las rastas, sigue abstinente, el cambio de vida era irreversible, según sus palabras: “dejé atrás el caos y la paranoia”. “Empecé la conquista de la persona que realmente quiero ser”. “Han sido años duros de abstinencia y mi mente todavía sigue asustada”.
Actualmente está otra vez en la carretera, cuatro discos bajo el brazo, cada uno con estilos musicales diferentes y que reflejan las facetas de él. Tiene una personalidad extravagante, tiene una adicción severa al trabajo, tiene una mente brillante y una familia a la que siente unido y que le ha ayudado a realizarse como persona. Sin duda, un ejemplo dentro del modelo de recuperación que este blog intenta trasmitir.
Texto escrito por Borja Esteso Orduña (Psicólogo Interno Residente).