Sin duda alguna, una de las técnicas más efectivas a la hora de establecer nuevos contactos es el networking.
Sin embargo, el networking puede ser una de las actividades más traumáticas y poco apetecibles para la mayoría de nosotros.
Y es que acudir a un evento de networking supone salir de nuestra zona de confort, desenvolvernos en un ambiente inhóspito en el que nos enfrentamos a un grupo de desconocidos con los que, para más INRI, nos vemos obligados a iniciar una conversación que, además, se supone, deberá desencadenar en una relación duradera….
Sí, poco apetecible.
No soy experta en networking, pero con el tiempo he aprendido a relativizar la situación y a obtener de ella el máximo beneficio.
Esta es mi equipacion para hacer networking. Si eres un DESASTRE y lo aceptas de forma natural, quien esté frente a tí también lo hará.
Miedo a lo desconocido, dudas, falta de confianza… Te aseguro que si un desastre como yo consigue sobrevivir a estos eventos… tú también puedes.
Por eso, me gustaría compartir 9 trucos que siempre funcionan a la hora de conseguir contactos en eventos.
1. Marca un objetivo:
Como siempre, lo importante es fijar un objetivo.
Para ello nos preguntaremos lo siguiente:
- ¿Qué tipo de contacto busco: clientes, colaboradores, asociaciones, organizaciones gubernamentales…?
Es fundamental ser consciente de lo que deseamos lograr, ya que va a ser la clave para sacar el máximo partido al evento.
Está claro que ir por ir es tontería. Acudir a un evento supone una inversión en tiempo y en dinero, por lo que es primordial entender qué deseamos recibir a cambio.
No te vayas de allí hasta no haber lo conseguido al menos un contacto de utilidad.
2. Prepara el evento con antelación: haz los deberes
Con nuestro objetivo como guía, debemos hacer los deberes: es fundamental preparar el evento con antelación.
- Asegúrate de que conoces qué tipo de evento es, qué tipo de perfiles están invitados. ¿Son esos mis perfiles objetivo?
- Por supuesto, conoce con detalle las horas del evento. Si existen conferencias, llega puntual.
- Aunque en la mayoría de ocasiones se suele proporcionar a los asistentes material de escritura, no lo des por sentado. Mejor pecar de precavido.
Por lo tanto, no olvides meter en el bolso papel, boli y, por supuesto, tus tarjetas de visita.
¡Más vale que sobren, que no que falten!
3. Adiós vergüenza.
No tengas temor en acercarte a charlar con alguien. Nadie va a tomar a mal que lo abordes, ¡para eso o estamos allí!
Eso sí, sé respetuoso y pregunta primero si te concede su tiempo. Ten en cuenta que, al fin y al cabo, todos tenemos nuestros propios objetivos y, nunca se sabe si la persona con la que queremos hablar tiene algún compromiso pendiente o debe marcharse.
De ser así, facilítale tu tarjeta, pídele la suya y de adviértelo acerca del email o llamada que le vas a realizar más tarde.
4. Atento a cualquier detalle:
Si el evento al que acudes incluye conferencias, estás de suerte, y es que la temática de las conferencias ayuda a segmentar a los visitantes.
Esto es, si por ejemplo estás interesado en trabajar con algún empresario del queso o en entrar en contacto con alguna organización del sector y la conferencia está dedicada en exclusiva a la comercialización del queso, las probabilidades de encontrar a tu contacto objetivo en esa sala se verán multiplicadas.
Eso sí, aunque la organización nos ponga a nuestros contactos objetivo en bandeja de plata, depende de nosotros el saber coger el pedazo adecuado.
Acudir al evento adecuado es sólo el primer paso: aunque la organización nos presente a nuestros contactos objetivo en bandeja de plata, es nuestro trabajo sacar partido a la oportunidad.
Es por ello que no basta con sentarse en la sala y hacer como que escuchamos. Por el contrario, deberemos prestar atención a cada uno de los asistentes y ponentes. Quedarnos con sus nombres y, por supuesto, con las pistas que nos vayan dando durante su charla.
La escucha activa es fundamental para captar cualquier detalle que pueda darnos una pista a la hora de identificar al contacto de nuestro interés y, lo más importante, saber cómo abordarlo.
A mí me pasé hace no mucho de acudir a una conferencia sobre internacionalización organizada por el Club de Exportadores.
Aquí la segmentación por tema no funcionaba, puesto que la charla era única y muy general.
Es por esto que, cuál no sería mi sorpresa, cuando en la ronda de preguntas uno de los asistentes que cogieron el micrófono se presentó como representante del Mº de Agricultura del sector en el que trabaja mi empresa.
¡Se me pusieron los ojos como platos!
Además, casualmente estaba sentado sólo dos filas detrás mía.
¡Qué suerte!
Inmediatamente saqué mi tarjeta y, siguiendo los consejos de Omar Periu, con un boli escribí “Me gustaría hablar con usted luego”.
Lamentablemente, él tenía sus compromisos, por lo que no pudimos hablar durante el evento. No obstante, conseguí su tarjeta y lo primero que hice al llegar a la oficina fue enviarle un email, con la ventaja de que pude referirme a él como “la chica que le ha dejado su tarjeta con una nota”.
Pocos minutos después recibí su respuesta y al día siguiente nos estábamos viendo en su oficina.
5. Usa la ronda de preguntas.
Sudoración, ansiedad, temblores… es lo mínimo que vamos a sentir al pensar en coger el micrófono durante la ronda de preguntas.
¡Pues déjate el miedo en casa!
No puedes hacerte a una idea del potencial que tiene la ronda de preguntas.
Y es que preguntar, es la oportunidad de oro para conseguir una grandísima visibilidad ante el resto de asistentes.
Así que ya sabes, aprovecha la ronda de preguntas.
Es decir, ¡PREGÚNTA!
Pregunta sin tener miedo a lo que el resto pueda pensar.
Pregunta aunque tu pregunta no vaya a ser la pregunta merecedora de un Nobel.
La ronda de preguntas es clave, por un lado, ESCUCHAREMOS, con el fin de conocer el perfil de los que preguntan y, por otro, PREGUNTAREMOS, con el fin de aumentar nuestra visibilidad.
Por supuesto, lo más conveniente es que la pregunta sea inteligente y original. Pero, si no lo es, no pasa nada, nuestro objetivo es dejarnos ver.
Todavía me acuerdo de uno de las primeras conferencias a las que acudí. Se celebró en una de las salas de la sede de la CEOE en Madrid y reunía a empresarios y miembros de la embajada de Turquía.
La sala era particularmente grande y estaba particularmente llena. Habría unas 100 personas a bote pronto.
En la ronda de preguntas, no se me ocurrió otra cosa que hacer la pregunta más absurda del mundo. No a mi parecer, que creía que había dado con la pregunta del millón. Pero sí según el parecer del conferenciante, que comenzó su amable respuesta con un “esa pregunta no viene muy a cuento en este evento, pero aún así te la voy a responder…”.
Tras pasar una vergüenza bastante importante, lo mejor vino al finalizar la charla. En vez de tratarme como a una apestada (con perdón), unas 6 personas se acercaron a mi sitio para hablar conmigo.
De aquel evento no saqué ningún contacto de valor. Eso sí, saqué una valiosa lección, y es que más vale pasar esos segundos de pudor y pánico escénico, a perder la oportunidad de pregonar a bombo y platillo tu perfil entre los asistentes en la sala.
Esto es, de algo tan valioso como es hacerte visible.
La ronda de preguntas es el momento perfecto para pregonar a bombo y platillo lo que hacemos y lo que buscamos
Eso sí, para que esto funcione, no olvides hablar alto y claro, comportarte como si tu pregunta fuera a solucionar los problemas del mundo y, por supuesto, presentarte antes de formular la cuestión.
6. Usa todos tus sentidos:
Camina pasea, y observa. Pon la oreja en cada conversación. Abre los ojos, descruza los brazos, cruza miradas.
En definitiva, mantente receptivo.
No subestimes la situación. Hasta el baño puede ser un buen lugar para conocer a un futuro colaborador.
A mí me pasó, durante la feria IMEX de este año: conocí al futuro embajador de un país de Oriente Medio mientras hojeábamos un montón de revistas de Moneda Única. Tras IMEX quedamos varias veces y ¡aún mantenemos el contacto!
7. Ve sol@
Será incómodo y la mayoría del tiempo maldeciremos el momento en el que se nos ocurrió ir al evento.
Sin embargo, yendo sólos es la única manera en la que nos obligaremos a relacionarnos con el resto de asistentes.
De verdad, hazlo sin miedo. Introdúcete en los corrillos: primero observando, después poniendo la oreja, y, por último, interviniendo.
Si lo haces con cautela y buen gusto y, por supuesto, sin interrumpir una conversación privada, nadie va a molestarse porque te “acoples” a la charla.
Si esto no funciona, en el peor de los casos siempre está la opción de irse al baño, o de hacer que buscamos algo muy interesante en el móvil…
8. No pierdas la confianza: relativiza.
A mí me ha pasado de ponerme de punta en blanco, llegar al sitio y tratarse de un evento informal. O de ir con las sandalias y el bolso roto, llegar y tener lugar el evento en un hotel de 5 estrellas.
Cuestiones como estas pueden hacer que el evento comience con muy mal pie… Y nos haga perder la confianza.
Pero los eventos de networking son así: ¡imprevisibles!
Es por eso que tenemos que ir con la mentalidad de saber que no sabemos qué nos vamos a encontrar.
¡Qué duro es lo imprevisible!
Entre otros, me gustaría puntualizar algo que considero que es importante: no dejarse impresionar si nos encontramos la sala llena de señores trajeados con aspecto de superempresarios de éxito…
Siempre debes pensar que si estás ahí es porque has sido invitado y, como tal, tienes mucho que aportar.
¡Relativiza!:Ni ellos sin mejores que tú por tener más e experiencia, ni tú peor que ellos por ser un novato/a.
Posiblemente tenga más mérito tu asistencia que la suya, puesto que para ellos/as se trata de algo habitual, mientras que para tí ha supuesto todo un reto.
Además, lo importante es pensar que, gracias a estos primeros pasos, pronto estarás en su nivel.
En mi caso, para mí el colmo de “relativización” fue llegar al hotel de 5 estrellas, pedir un café y la cuenta, decirme que son 6 euros y decirle al señor, muy amablemente, que mejor no se molestara en ponérmelo….
¿Un café aguachirri en un hotel de 5 estrellas cutre por 6 euros? WTF!
9. No desesperes si no consigues tu objetivo.
Puede ser porque no estuviera el contacto que necesitabas, porque no te haya dado tiempo a encontrarlo… Sea como sea, no pasa nada. Lo importante es que has arriesgado y has logrado pasar por una experiencia que no va a hacer sino añadir valores positivos a tu perfil como profesional y, por supuesto, a tu carrera.
Lo importante ahora es analizar qué ha fallado y corregir.
¿Que todo ha salido bien?
Si todo ha ido bien, analiza por qué, guárdalo en tu mente y sé crítico: ¿hay algo que aún así se pudiera mejorar?
En cualquiera de los casos…
¡Bravo! Ya lo has conseguido
¡Gracias por leerme!