Primer desayuno en Dakar
Monumento al
Renacimiento africano
El trayecto es corto, unos 20 minutos y ya estamos en la isla. La primera visita, obligada sin duda, es el monumento a la esclavitud y la casa de los esclavos "Maison des esclaves". Estremece ver y entrar en las celdas en las que se "almacenaban" hasta 200 esclavos y esclavas antes de traspasar la puerta sin retorno que los llevaba en barco a América. Te cuentan como se separaban las familias, como se engordaba a los esclavos para que pudiesen resistir el viaje y se te remueve el estómago al ver la planta superior, señorial y lujosa, en la que vivían los esclavistas. Triste historia, que como dice Campos, la esclavitud no puede olvidarse pero puede perdonarse. Abandonamos la casa de los esclavos, con su típica doble escalera y nos perdemos por las alegres calles de Gorée.
Patio de la casa de los esclavos
Los tristes grilletes
Partidillo
Una isla pequeña, limpia (detalle del que luego nos acordaremos conforme nos vayamos adentrando en Senegal) y muy alegre. Patrimonio de la Humanidad con casas de colores poco cuidadas, con un regusto a la Habana, nos saludan en nuestro recorrido. Gente haciendo su vida cotidiana y chavales, perfectamente equipados (uno de los equipos son 11 Neymar) jugando a fútbol a la sombra de un baobab. Subimos al punto más alto por un recorrido artesanal con bonitos y "caros" cuadros, al final, dos sorprendentes cañones de la segunda guerra mundial nos saludan.Ha llegado la hora de comer y abordamos el segundo plato de "arroz con" tras nuestra llegada al país la noche anterior, descansito a la sombra y paseíto por una animada playa con DJ incluido en la que no vemos ni a una sola persona blanca, impacta ver una playa llena hasta la bandera de personas negras...Animadísima playa de Gorée
Vida cotidiana en Gorée
Volvemos a Dakar, en el ferry en el que nos acompañan dos cabras la mar de contentas en la popa, recuperamos el coche, y tras una rápida visita a un mercado de Dakar llega el momento de desplazarnos hacia el Lago Rosa. Llegamos a nuestro segundo alojamiento, Chez Salim con unas maravillosas cabañas con aire acondicionado que nos recuperan del calor asfixiante. Toca chapuzón en la piscina y cena, de nuevo un arroz con brocheta de pescado, por suerte añadimos un plátano o un mango de postre (en los próximos días descubriremos que son las dos únicas frutas que vamos a comer, de vez en cuando, en las próximas dos semanas). Acabamos con un té y una corta sobremesa, estamos cansadísimos, las dos horas extras del cambio horario y el calor nos han aplatanado mucho y mucho.À demain!
Las cabañas de Chez Salim