Revista Opinión

Día de Acción de Gracias en la pandemia global

Publicado el 26 noviembre 2020 por Liberal

Señores lectores: Como algunos saben, hoy es el “día del pavo” en EEUU, día puritano de Acción de Gracias. Debido a la gravísima pandemia que azota el país y la inestabilidad, los disturbios y ciertos alborotadores agitando todo lo que pueden, me veré obligado a quedarme en casa solo este año y me prepararé un pavo menguado, austero y puritano. No hay que perder las formas. Así lo quisieron de todas maneras los padres de la patria americana. Este año, mi rezo se convertirá en un brindis personal para mí. Brindaré por haber cobrado una cifra récord en medio de una pandemia y para que mi prosperidad personal continúe. Tampoco olvidaré la desigualdad. Quiero un país que ahorre, un país que reduzca la desigualdad y donde se refuerce la justicia federal. Si hay una cosa que deseo para el 2021 es el castigo contra ciertos personajes que atacaron los cimientos hamiltonianos del estado federal. No me cabe duda que habrá juicios y muchas sentencias de prisión para la mayoría. 2020 ha sido un año brutal, pero la justicia ha de ser más brutal contra los criminales que empeoraron todo. El otro día un graciosillo me tachó de ser un puritano de sombrero largo y todo. Pues que así sea: que caigan todas las instituciones corruptas del país, una por una, y que venga un nuevo orden constitucional progresista que no de tregua a los alborotadores de todos los partidos. Amén.

Pero, hoy quiero hablar de varios asuntos más. Cada Día de Acción de Gracias que he vivido en EEUU siempre me trae a la mente las primeras celebraciones allá en Plymouth en 1621, por supuesto. También me viene a la mente el año 1789 en la capital federal. En el mes de octubre de ese año 1789, el Presidente Washington publicó un manifiesto de Acción de Gracias. En el documento, expresa su gratitud al “Autor beneficente de todo el bien” en nuestro mundo, “por todos los grandes favores con los que ha tenido la buena voluntad de conferir sobre nosotros”. La verdad es que su proclama no es tan rara incluso hoy en día, en este año tan lleno de dificultades en el que los liberales hemos hecho tanto tanto tanto para mantener el equilibrio de las finanzas, entre otras cuestiones importantes.

El manifiesto de Washington rápidamente se convirtió en un punto de referencia nacional, todavía citado hoy en día; pero, sin embargo, fue precedido por un debate bastante menos conocido, en el que sin embargo no nos resultaría tan inusual hoy en día. EEUU jamás ha sido un país tan “unido” como podría parecer y siendo que es un país puritano en su esencia hasta HOY en varias cuestiones, hubo varios debates amargos sobre si EEUU debería tener un día NACIONAL de Acción de Gracias. Si no me lo creen, aquí tienen el enlace al debate del año 1789. Si no lees el inglés, os lo explico en breves palabras:

El día 25 de septiembre de 1789, el representante presbiteriano hugonote del estado de New Jersey, defensor conocido de los derechos de los indios y de los negros, Elias Boudinot, miembro del Congreso, introdujo una resolución pidiéndole al presidente que anunciara un día de acción de gracias nacional y su propuesta fue inmediatamente criticada. Entre sus críticos, estaba el señor Tomás Tucker, de Carolina del Sur, argumentando que cualquier palabra expresando las gracias por una constitución sería algo demasiado precipitado.

“¿Por qué debe el Presidente dirigir a que las personas hagan lo que, quizá, no se les ocurra?”, preguntó Tucker. “¡Es posible que NO sientan ganas hasta que no hayan comprobado que la Constitución garantice su seguridad y su felicidad. No lo sabemos todavía, pero quizá tengan razones para sentir insatisfacción con los efectos que ya ha producido!”

Tucker no consiguió bloquear la propuesta y, efectivamente, se aprobó finalmente. Sin embargo, su pregunta sigue vigente:

¿Por qué deberíamos sentir gratitud por una constitución tan imperfecta; una constitución tan anticuada y que no tuvo problema alguno con maldades pecaminosas tan graves como la esclavitud y que tampoco consigue impedir las políticas tan divididas de hoy en día así como la creciente brutal crispación y división social, racial, ideológica, etc?

Personalmente, soy pesimista con respecto a la viabilidad real de la Constitución federal americana HOY en día debido a todo lo que estamos viendo. Sin embargo, como liberal, algo de esperanza os daré en este día y os explicaré por qué.

Las primeras líneas de la Constitución, su Preámbulo, dicen “NOSOTROS, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad, estatuimos y sancionamos esta CONSTITUCION para los Estados Unidos de América.”

Otros fundadores expresaron este sentimiento en otras partes también, por supuesto. Decía John Adams a su querida Abigail en 1780, “debo estudiar políticas y guerra para que mis hijos tengan libertad para estudiar matemáticas y filosofía”, y que sus nietos, tuvieran el “derecho a estudiar pintura, poesía, música, arquitectura, y porcelana”. Estas bendiciones, claro está, no eran solamente para los Adams del futuro sino para América como patria y si bien es cierto que no todos los americanos en un principio pudieron gozar igualmente de estos derechos, cada generación se ha ido acercando más a ese objetivo.

Este principio lo entendió muy bien aquél gran representante liberal de origen puritano que liberó a los esclavos negros: Abraham Lincoln. En 1838, Lincoln tenía 28 años y se dirigió a los hombres jóvenes de Springfield, Illinois. “Somos los herederos de un orden constitucional. La constitución no es algo que hayamos creado, es algo que hemos recibido como herencia”. Por ello, solo debemos gratitud, según Lincoln.

En 1838, Lincoln también habló de las “pasiones salvajes y furiosas” de los esclavistas que actuaban sin respeto por las leyes y que peligraba la constitución y sus instituciones. Advirtió de que el espíritu de “la turba” amenazaba el estado de derecho y la constitución misma. En consecuencia, era imprescindible la restauración del orden y de la ley. “Que sea la RELIGIÓN POLÍTICA de la nación”, dijo Lincoln, la restauración del orden y el respeto.

Sin embargo, Lincoln como buen liberal también tenía bien claro que la herencia no era lo mismo a la fidelidad. Lo voy a repetir porque esto es una diferencia muy importante: los liberales podemos haber heredado algo, pero el USO que le damos puede diferir de anteriores generaciones. ¿Recordáis mi sermón cuando dije que yo NO SOY EL HIJO DE JOSÉ? A mí el pasado no me atrapa necesariamente.

Lincoln lo explicó en términos mucho más bellos que yo: “Ahora mismo, quiero evitar cualquier confusión. No se trata de seguir ciegamente lo que nuestros padres fundadores hicieron en su día. Eso sería rechazar todo progreso, toda mejora del ser humano. Para Lincoln, dar las gracias, sentir gratitud, no era lo mismo que lealtad ciega. Al contrario, exige un compromiso de buena fe para mejorar el legado recibido.

Toda ls historia americana es una historia de independizarse de ciertas estructuras pesadas del pasado. Los primeros rebeldes fueron los puritanos, seguido de la generación independista, seguida de la Guerra Civil del siglo XIX, los movimientos progresistas del siglo XX, los derechos civiles de los años 60, la caída de la URSS en los 80, la guerra por el control global liberal en los años 90 y 2000, y los varios movimientos sociales de la actualidad.

Lo mismo dijo el famoso negro activista Frederick Douglass. Aunque denunció los pecados de la nación, se dirigió a su audiencia y, al igual que Lincoln, no estaba preparado para dejar que la Constitución se convirtiera en una herramienta para oprimir. Invocó los mejores “principios” de la Constitución, no sus peores aplicaciones prácticas. Defendió a los fundadores con todas sus energías. “La constitución es un glorioso documento por la libertad”, acabó proclamando.

Este día, Día de Acción de Gracias, EEUU y el mundo entero está siendo golpeado por la pandemia y en muchos rincones del mundo hay unas divisiones político-sociales muy importantes. Por eso ya va siendo hora de que los dirigentes políticos, al menos en Occidente, pongan de lado esas diferencias aunque sea durante unos momentos, para redescubrir las fuentes del progreso liberal, la estabilidad, el equilibrio comercial y el imperio de la ley. Únicamente de esta manera, todo será posible en nuestro esfuerzo para redibujar qué son los límites de lo aceptable y no aceptable.


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