Sagan fue siempre un hombre atento para con las dudas de su público, sin importar cuán mal planteadas estuvieran las preguntas, para este astrónomo no existían las preguntas tontas como él mismo lo declaraba. Incluso las acusaciones y ofensas directas, eran respondidas con calma y mucha claridad por el que también fue el rostro de la legendaria serie, Cosmos. Sagan también era un científico, colaborador de la NASA y entusiasta impulsor de las misiones espaciales que exploraban el sistema solar y más allá. Uno de los proyectos que más entusiasmó a Sagan fue el de las sondas espaciales Pioneer 10 y 11. Las Pioneer se encargarían de investigar el sistema solar con un conjunto de aparatos de medición, pero además estaban programas para cruzar las fronteras de nuestro humilde barrio estelar. Aunque las misiones Pioneer tuvieron buena aceptación en general, Sagan se vio enfrentando una curiosa clase de objeción: las del policorrectismo que alegaban la inmoralidad de las imágenes y el mensaje que transmitían estas sondas a posibles inteligencias extraterrestres.
Mensaje de una botella
"El primer intento serio que hizo la Humanidad por comunicarse con civilizaciones extraterrestres tuvo lugarel 3 de marzo de 1972, con el lanzamiento del Pioneer 10 desde Cabo Kennedy. El Pioneer 10 fue el primer vehículo espacial que se diseñó para explorar el medio ambiente del planeta Júpiter y, antes en su viaje, los asteroides que hay que las órbitas de Marte y Júpiter." (Cursivas del original).
Escribía Carl Sagan en La conexión cósmica (1978), obra maestra de la divulgación, donde aproximó a su público a esta fantástica misión espacial. Como también explica en el libro, el Pioneer 10 había sido el objeto más veloz lanzado hasta esa fecha por la humanidad. El Pioneer 10 llegará a un punto situado en la esfera celeste cerca del límite de las constelaciones de Tauro y Orión (donde no hay objetos cercanos, según sabemos), un viaje que le tomará más de 10 mil millones de años. La misión se ocupaba de transmitir señales de radio a la Tierra, pero para 2003 no se pudo entrar en contacto nuevamente con la sonda, encontrándose ya a más de 12 mil millones de kilómetros de nosotros, por lo que en la actualidad seguramente navega como un barco fantasma, sin nadie que esté atento a lo que pueda encontrarse.
Aunque resulta improbable, es posible que durante su viaje interestelar alguna nave extraterrestre pueda interceptar la sonda y examinarla. Para estos hipotéticos extraterrestres sería una clara prueba de vida en otros planetas, pero seguramente se preguntarían de dónde vino aquel extraño y primitivo objeto. Fue así que al periodista Eric Burgess se le ocurrió una fantástica idea: ¿por qué no colocar un mensaje en la nave por si alguien la encuentra? Burgess entonces, junto a su amigo Don Bane, se contactaron con Carl Sagan quien acogió la propuesta con mucho entusiasmo. Sagan y el también pionero de la exobiología Frank Drake (el de la famosa ecuación) presionaron a la NASA para incluir el mensaje, el cual terminó siendo diseñado por ambos científicos.
"Se trata de una plancha de 15 x 23 cm, de aluminio y oro anodizado, sujeta a los puntuales que soportan la antena del Pioneer 10. El índice de desgaste que se puede esperar en el espacio interestelar es suficientemente pequeño como para que este mensaje pueda permanecer intacto durante centenares de millones de años, y probablemente, por un período de tiempo mucho mayor."Y continúa explicando Sagan:
El mensaje intenta comunicar con los locales, manifestar época y algo sobre la naturaleza de los constructores de la nave espacial. Está escrito en el único lenguaje que compartimos con los destinatarios: la ciencia. En la parte superior izquierda aparece una representación esquemática de la transición entre giros de electrones de protones paralelos y antiparalelos del átomo de hidrógeno neutro. Bajo esta representación está el número binario 1. Tales transiciones de hidrógeno están acompañadas por la emisión de un fotón en radiofrecuencia de una longitud de onda de aproximadamente 21 cm y una frecuencia de unos 1,420 megahertzios. Así, hay una distancia característica y un tiempo característico asociados a la transición. Puesto que el hidrógeno es el átomo más abundante en la Galaxia, y como la física es igual en toda la Galaxia, creemos que una civilización avanzada no tendrá dificultad alguna en comprender esta parte del mensaje. Pero, como comprobación, en el margen derecho aparece el número binario 8 (1_____) entre dos marcas, indicando la altura de la nave espacial Pioneer 10, representada tras el hombre y la mujer. Una civilización que reciba la placa sin duda también recibirá la nave espacial, y podrá determinar que la distancia indicada es evidentemente cercana a ocho veces 21 cm, confirmando así que el símbolo de la parte superior izquierda representa la transición del hidrógeno.
El "mensaje en una botella" que llevan las misiones Pioneer levantaron controversia policorrectista tanto en sectores conservadores como entre grupos "liberales" de feministas.
La plancha de oro y aluminio tiene otros símbolos y mensajes que señalan, entre otras cosas, la distancia entre la Tierra y la Luna, junto a un sofisticado (y artístico) código de números que representan los períodos característicos de los 14 pulsares (de los relojes cósmicos más exactos que se conocen) más cercanos a nuestro sistema solar, dando así un mapa preciso de la ubicación de nuestro planeta.
El Pioneer 10 es, literalmente, el primer mensaje en una botella que la humanidad ha lanzado al océano cósmico. Esta bella plancha metálica fue dibujada por la entonces esposa de Sagan, la artista Linda Salzman, incluyendo a su vez dos seres humanos, un hombre saludando con un brazo arriba y una mujer con los brazos abajo (Salzman se inspiró en el arte griego antiguo y en los dibujos de Da Vinci para su realización). El proyecto siempre tuvo sus detractores, incluso dentro de la comunidad astrónima y la NASA, pero en general fue valorada como una excelente idea, una manera más de buscar contacto con otras civilizaciones y demostrar que no estamos solos en el universo. Pero hubo un tipo de crítica no científica que llamó bastante la atención de algunos diarios de la época.
¿Un mensaje espacial políticamente incorrecto?
Las protestas de políticamente correcto. Sí, aunque suene extraño, hubo quienes protestaban por el dibujo del hombre y la mujer en la plancha del Pioneer 10, porque estaban desnudos o por la pose en que se veían, tanto por comunidades de conservadores religiosos como por "liberales" feministas, y así lo relata el propio Sagan en su ya mencionado libro:
"Algunas señoras escribieron quejándose de que la mujer aparece adoptando una actitud demasiado pasiva. Una de ellas escribió diciendo que también le agradaría saludar al Universo con ambos brazos extendidos, en gesto de salutación muy femenina. La principal crítica femenina se centra sobre el hecho de que la mujer no está dibujada del todo, que aparece sin ninguna huella exterior que indique su sexo. La decisión de omitir este detalle en el diagrama se tomó, en parte, debido a que las estructuras griegas también lo omiten. Pero hubo otra razón: nuestro deseo de ver el mensaje lanzado con el Pioneer 10. Es probable, al mirar ahora hacia atrás, que entonces juzgáramos a las jerarquías politicocientíficas de la NASA como mucho más puritanas de lo que en realidad son. En las numerosas conversaciones que sostuve con dichos funcionarios, desde el Administrador General de la NASA hasta el consejero científico del Presidente, puedo asegurar que en momento alguno se pronunció ninguna gazmoñería victoriana, y que asimismo, en todo instante, se nos concedió gran ayuda y estímulo."Comentarios similares por parte de feministas siguieron publicándose, como en The New York Times donde una comentarista afirmaba sentirse furiosa por la incompleta representación de la mujer, al grado de tener el irresistible impulso de "¡cortar el brazo derecho del hombre!" Sagan explica que se generó toda una "mitología" al rededor de la ausencia de signos visibles de genitales femeninos. Por ejemplo, el periodista científico Tom O'Toole aseguró en The Washington Post que una primer imagen donde se mostraba a la mujer con genitales, en realidad había sido censurada por los funcionarios de la NASA. Esta historia fue tragada acríticamente por otros columnistas en otros diarios populares así como también en diversas publicaciones de ciencia-ficción. La revista PlayBoy publicó una carta donde se quejaba de esta intrusión de la censura gubernamental en las vidas de los ciudadanos.
Por su parte, varios conservadores se sintieron escandalizados con el desnudo de los protagonistas de la plancha del Pioneer. En La conexión cósmica se cita una carta publicada en Los Angeles Times, donde su autor aseguraba que se sentía "sumamente escandalizado por la tremenda exhibición de los órganos sexuales masculinos y femeninos que aparecen en la primera página del Times. Seguramente este tipo de explotación sexual está muy por debajo de las normas que nuestra comunidad espera del Times." En la misma carta, el remitente cuestionaba: "¿No es ya suficiente que tengamos que soportar el bombardeo de pornografía con que nos abruman películas y las revistas gráficas? ¿No es ya cosa suficientemente dañina, para coronarlo todo, que nuestros propios funcionarios de las organizaciones espaciales hayan considerado necesario extender esta suciedad incluso más allá de nuestro Sistema Solar?"
En Catholic Review se criticaba al mensaje del Pioneer porque "lo incluye todo excepto Dios", y sugería que en lugar de dibujar un par de humanos desnudos era preferible colocar unas manos enlazadas en gesto de oración. En sentido opuesto a este tipo de declaraciones, hubo otras que rayaban en el morbo, como los comentarios plasmados por algunos corresponsales en el Daily News, donde se alegaba que la función de los órganos sexuales no era evidente, así que debían hacer uno nuevo donde se mostrara una pareja copulando. Sagan argumenta que no había espacio suficiente en la placa, además que se imagina qué clase de comentarios hubieran salido en los diarios de haber hecho caso a una idea parecida. Otro sostenía que los detalles de perspectiva resultaban demasiado difíciles como para mostrarlos en un dibujo, por lo que debían mandar cadáveres humanos junto con la sonda pues, después de todo los cadáveres se conservarían bastante bien en el frío del espacio, y así los extraterrestres podrían examinar con lujo de detalle el cuerpo humano. Sagan, junto al equipo de la NASA, evidentemente se negaron a una petición como esta alegando un exceso de peso.
Otro tipo de comentario crítico surgido tenía que ver con qué clase de humanos son los que representa el Pioneer. Algunos, como el diario Barb, basándose en la impresión que el hombre y la mujer del dibujo eran demasiado políticamente correctos (¡oh ironía!) y bien formados, el diario los reprodujo con junto a la frase: "¡Hola! Somos de Orange Country." A Sagan le pareció un comentario bastante interesante:
"Este comentario tocaba un aspecto de la representación del hombre y la mujer al que concedí gran importancia. En los dibujos originales de los que más tarde se hicieron los grabados, realizamos un gran esfuerzo para conseguir que tanto el hombre como la mujer tuviera gran alcance racial. A la mujer se le dio aspecto físico agradable, y en cierta forma asiático, aunque parcialmente. Al hombre se le atribuyó nariz ancha, labios gruesos y corte de pelo <<afro>>. En ambos seres también estaban presentes los característicos rasgos caucásicos. Esperábamos representar, al menos, tres de las principales razas humanas. En el grabado final sobrevivieron los labios, la nariz y el aspecto agradable en general, pero, como los cabellos de la mujer sólo están dibujados en contorno, a muchos les pareció rubia, destruyendo así la posibilidad de una significativa contribución de genes asiáticos. También, y en algún momento de la transcripción del dibujo original al grabado final, el aspecto <<afro>> se convirtió en un corte de pelo dado al hombre que aparecía con cabello rizado, corto, con aspecto muy mediterráneo. Sin embargo, el hombre y la mujer de la placa son, en gran medida, representantes de los sexos y razas humanas."Como estos, se dieron muchos otros comentarios en diarios y otros medios de comunicación en los años en que las Pioneer iban a ser lanzadas (Sagan cita más ejemplos, incluyendo algunas críticas científicas. Para verlas, le recomiendo ampliamente La conexión cósmica). La primera vez que leí el libro de Sagan me reí bastante sobre estas anécdotas, y a juzgar por los comentarios sutiles de este difunto astrónomo, más de alguna le debió parecer igualmente cómico. De hecho, en el libro también se cita una de las respuestas satíricas que tuvo Los Angeles Times con las cartas de sus conservadores lectores: "Ciertamente, estoy de acuerdo con todas aquellas personas que protestan por el envío de esos sucios dibujos al espacio. Creo que se debían haber suprimido los órganos de reproducción del hombre y de la mujer. Junto a ellos debía de haberse dibujado una cigüeña con un pequeño paquete colgado del pico y descendiendo del cielo. Entonces, si realmente deseamos que nuestros celestiales vecinos sepan en qué medida hemos progresado en el aspecto intelectual, debíamos haber incluido dibujos de Santa Claus, el Conejo de Pascua y el Hada de los Dientes."
Me reí porque pensaba cosas como "era la época en la que iban a lanzar el primer mensaje material a posibles navegantes cósmicos, ¿y la gente se preocupaba por el sexo, la raza o la posición de las manos de los dibujos?" Hoy en día, sin embargo, somos testigos de dos puntos importantes entorno a este tipo de comentarios: primero, el interés sociológico y antropológico de ver que los valores tradicionales así como las ideologías novedosas buscan interpretar, explicar o incluso determinar el proceso de investigación e innovación científico-tecnológica. Es un fenómeno que siempre ha existido en la historia de la humanidad, solo que en nuestros tiempos no hablamos de políticas a determinar solamente, sino del futuro de la investigación científica y el futuro del desarrollo de la civilización. En segundo lugar, a modo de implicación lógica del primero, estas historias, aunque cómicas leídas en nuestros días, nos damos cuenta que son el mismo tipo de comentarios que se dan en otras áreas de investigación donde los comentarios policorrectistas (o sus contrarios, sensacionalistas) son profundas amenazas no solo a la comprensión pública del conocimiento, sino sobre su investigació.
Sexo, raza, género... siguen siendo temas latentes, polémicos, pero no es excusa para dejar la investigación de lado, una lección que no debe olvidarse y que seguimos recordando este día.
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* La conexión cósmica, por Carl Sagan, Ediciones Orbis-Editorial Televisa, Barcelona, 1978.
* "La odisea de las sondas Pioneer 10 y 11, las primeras naves en abandonar la gravedad del Sol", por Daniel Marín en el blog Eureka, del portal Naukas.