Ring (del latín “tocar timbre” o “sonar teléfono”) Raje (del hebreo “salgamos ya de aquí”).
Se amontonan varios recuerdos con algunas golosinas derretidas y aplastadas. Hace ya varios años el reloj marcaba las 3 de la tarde; hora religiosa, hora de la siesta. Los más grandes se recostaban un rato. Algunos ponían la radio de fondo y a los más chicos nos mandaban un rato a la cama a descansar, o a jugar lejos.
Distintas bandas o barras daban vueltas y elegían un punto de encuentro, esa esquina emblemática donde la magia comenzaba. Alguno lo proponía y después de alguna que otra discusión de ideas se decidía, era casi unánime, era la hora del Ring Raje. Era el segundo deporte más popular, después del fútbol obvio, pero siempre un lugar más arriba que las escondidas y el cuarto oscuro.
Estaba todo dicho, era sólo cuestión de comenzar a recorrer las calles y elegir las casas en juego. Una buena puerta, conocida o desconocida, y un lindo timbre. Porque hay timbres más lindos que otros.
En esa elección muchas veces se ponía en juego la valentía de la persona. Porque en aquella época ser valiente era elegir una casa de mitad de cuadra. Cuando la casa estaba a igual distancia de las dos esquinas era más riesgoso aún porque había que meterle velocidad a los 50 metros llanos. Y muchos de los que han hecho Ring Raje seguro tengan el record mundial en velocidad de 50 metros llanos (o “ya nos vamos”), seguro eran más rápidos que Usain Bolt porque esa energía que recorría el cuerpo te hacía volar. Es una lástima que no se hayan cronometrado esos tiempos. Ahí se veían los verdaderos atletas.
Las casas cerca de las esquinas eran las más fáciles. porque tocabas y rajabas doblando y ahí era más difícil que te vieran. Si había un gran árbol te escondías, sino atrás de un auto, o los más hábiles arriba del árbol.
Entonces lo que tanto esperábamos ocurría: “prrrrrrrrriinggggg”; sonaba el timbre y la pandilla corría a máxima velocidad. La adrenalina recorría el cuerpo porque sabíamos que la vieja podía salir y agarrarnos en ese instante, ahí si todo perdería sentido. O si no llegaba a agarrarte por lo menos que te podía llegar a ver y después tus viejos se iban a enterar.
Los grupos grandes muchas veces eran traicioneros. Porque siempre estaba el loco que tocaba sin avisar en una casa cualquiera y salía rajando obligando al resto a correr y tarde, sabiendo que el timbre ya había sonado hace unos segundos.
Esa nostalgia vuelve. Queremos hacer Ring Raje, queremos la adrenalina corriendo, y nosotros correr también. No importa que vivas en una gran ciudad, donde los timbres tienen mil botones (a mano abierta se pueden molestar a varios) o en un pueblo donde el timbre es viejo. Te invitamos a que este 1 de septiembre salgas a hacer Ring Raje. A la hora que tengas ganas (te recomendamos la hora de la siesta). Libre.
Si vivís en una ciudad chica o en un pueblo aprovechá y elegí un lindo timbre. En la gran ciudad tal vez no logres que nadie salga a la puerta, pero por lo menos van a ir a atender el portero y vas a robarle una buena puteada a un viejo quejoso. O busca alguna casa entre tanto edificio y tocale el timbre a la vieja que vive ahí. No te hagás el pillo y no toques ninguna teta.
Sumate a este Rin Raje mundial donde quiera que estés. Y compartilo con amigos, que es mejor.
Jugá, divertite.