Había motivos para desconfiar: la nueva política de Blizzard y su excesivo afán recaudatorio, habían convertido el Diablo III en un mercadillo turco, en el que costaba no sentirte, además, un criminal vigilado: la inclusión de una casa de subastas en la que se pudiera usar dinero real para comprar determinados objetos fue una decisión demasiado tomada a la ligera y mal ejecutada. Primero porque obligaba a ejercer un control financiero sobre la economía del propio juego y, por lo tanto, controlar hasta el más mínimo resquicio los movimientos de los jugadores; después, por la forma en la que alteraba las propias mecánicas y los comportamientos que se daban en el juego.
En este tipo de juegos, uno de los mayores alicientes es poder ir encontrando nuevas piezas de equipo que mejoren a tu personaje y en Diablo III, el "farmeo" o búsqueda se transformaba en una tarea terriblemente tediosa: a causa de la casa de subastas con dinero real, Blizzard había establecido un sistema en el que el botín obtenido de cada enemigo era completamente aleatorio, lo cual provocaba que encontrar equipo que se ajustara a las características de tu personaje fuera toda una odisea. ¿Cuál era la solución? Sí, en efecto, acudir a la casa de subastas. Para ser justos, existía la posibilidad de poder comprar objetos únicamente con dinero del juego, pero el interés mercantilista de este sistema cabreó, y bastante, a muchos de los fans de Diablo.
Esta expansión pone fin a este problema y, hace poco, Blizzard cerró, tras afrontar los cientos de miles de quejas, la casa de subastas. Con Reaper of Souls, el "loot" (el tesoro) que cada monstruo o rival que te encuentras, aunque siga un proceso aleatorio, está condicionado a la clase de personaje que lleves, lo cual hace mucho más interesante y adictivo la recolección.
En cuanto a la expansión en sí misma, ofrece una nueva clase de personaje, el templario, unas siete u ocho horas jugables de contenido extra y, lo que es más importante, un nuevo modo de juego: "Aventura". Éste, básicamente se trata de un modo libre, donde puedes elegir dónde y cómo quieres ir con tu personaje, creando tú las reglas o las condiciones que quieres cumplir. Es en este modo, ya sea cumpliendo una serie de objetivos que se te van proponiendo, denominados "contratos", donde podrás conseguir al cumplirlos, las "piedras de falla", que son en realidad llaves a una especie de mazmorras creadas de forma aleatoria, donde podrás enfrentarte a cualquier combinación de enemigos y a un jefe final. Por supuesto, todo esto te dará, oro, experiencia y botín.
¿Significa esto que Diablo III alcanza el nivel que buscaban los fans para este juego? Probablemente sí. El contenido extra es bastante divertido y la historia está bien y el nuevo modo de juego es todo un acierto. Además, se han corregido los errores que lastraban la jugabilidad y el sistema de recompensas del juego. La pregunta real es si no será demasiado tarde, ya que parte de los jugadores han abandonado ya el juego y tal vez no quieran volver a pagar por un contenido que se debería haber ofrecido desde un principio.
En todo caso, si os gustan los juegos Hack and Slash o sois fans de Diablo, se trata de una buena opción para volver a recuperar la fe en el noble de arte de repartir estopa entre un montón de bichos celestiales y abisales, todo ello para armarte bien para seguir cortando y rajando a todo ser viviente o no que se cruce en tu camino. Recordad, la violencia no es el camino, pero sí la solución.
Mi bárbaro, que se enfrenta al mal semidesnudo y violentamente.