JOE: Qué hay, Jerry. ¿Todo correcto?
JERRY: ¡Lo que tengo que contarte!
JOE: ¿Qué pasa?
JERRY: Me caso.
JOE: Felicidades. ¿Quién es ella?
JERRY: Yo.
JOE: ¿Cómo?
JERRY: Osgood se me declaró. Nos casamos en junio.
JOE: ¡Qué cosas dices! ¡No te puedes casar con Osgood!
JERRY: ¿Lo consideras viejo para mí?
JOE: ¡Jerry! ¡Tú no estás hablando en serio!
JERRY: ¿Por qué no? ¡La gente se casa continuamente!
JOE: Pero tú no eres una mujer, Jerry. ¡Eres un hombre! ¿Para qué se va a casar un hombre con otro hombre?
JERRY: Por conveniencia.
JOE: Jerry, más vale que te acuestes. Tú no estás bien.
JERRY: Ya está bien de tratarme como un niño. No soy tonto. Sé que habrá problemas.
JOE: ¡Ya lo creo!
JERRY: Su madre… Necesitamos su aprobación. Pero no me preocupa: yo no fumo.
JOE: Jerry… Hay otro problema.
JERRY: ¿Cuál es?
JOE: ¿Y la luna de miel?
JERRY: Ya discutimos eso. Él quiere ir a la Riviera. Pero a mí me fascinan las cataratas del Niágara.
JOE: ¡Estás loco! ¿Cómo vas a salir del aprieto?
JERRY: Oh, no espero que dure, por supuesto. Le diré la verdad cuando llegue el momento.
JOE: ¿Y para cuándo?
JERRY: Después de la ceremonia.
JOE: Ah.
JERRY: Conseguiremos una anulación rápida. Me pasará una buena pensión. Y los cheques caerán a mis pies…
JOE: Jerry, óyeme, por favor. Hay leyes, convenciones… ¡simplemente, no puede ser!
JERRY: Pero, Joe, por tu madre, ¡esta puede ser mi última oportunidad de casarme con un millonario!
Some like it hot. Billy Wilder (1959).