Sheriff: Le presento al doctor Eggelhofer. Le hará un reconocimiento.
Earl Williams: Ah, hola, doctor.
Doctor Eggelhofer: Buenas noches. Siéntese, por favor.
Earl Williams: ¿Va a clavarme alfileres y a golpearme la rodilla con un martillito?
Doctor Eggelhofer: Esos métodos están anticuados. Me limitaré a hacerle unas cuantas preguntas.
Earl Williams: Gracias.
Doctor Eggelhofer: Señor Williams, ¿sabe usted lo que le va a suceder mañana?
Earl Williams: Que van a ahorcarme.
Doctor Eggelhofer: ¿Y qué impresión le causa?
Earl Williams: Pues… A decir verdad, me alegraré de salir de esa celda… Hay mucha corriente.
Sheriff: Ya se lo dije. Está completamente cuerdo.
Doctor Eggelhofer: Dice aquí que su profesión es la de panadero.
Earl Williams: Sí señor, soy panadero especializado. Sé hacer rosquillas, bizcochos y bollitos. Estuve trabajando cinco años en la misma casa y, de pronto, un día me despidieron.
Doctor Eggelhofer: ¿Por qué motivo?
Earl Williams: Puse proclamas en los pasteles sorpresa.
Doctor Eggelhofer:: ¿Qué decían?
Earl Williams: “Libertad a Sacco y Vanzetti”.
Sheriff: Muy astutos estos bolcheviques.
Earl Williams: ¿Quién es bolchevique?
Doctor Eggelhofer: Según esto, había sido detenido en 1925 por posesión ilegal de explosivos.
Earl Williams: ¡Oh sí! No sé qué opinará de Wall Street, pero le envié por correo al banquero Morgan una caja de zapatos con una bomba de relojería, y me la devolvieron por falta de franqueo. Levantó todo el techo de mi casa de huéspedes.
Sheriff: ¡Que vuelvan a la tierra de donde proceden!
Earl Williams: Yo soy de Fargo, Dakota del Norte.
Doctor Eggelhofer: Dígame, señor Williams: ¿tuvo usted una niñez desgraciada?
Earl Williams: Pues no, tuve una niñez perfectamente normal.
Doctor Eggelhofer: Ya, deseaba matar a su padre y dormir con su madre…
Earl Williams: Si va a empezar a decir guarradas…
Doctor Eggelhofer: Cuando cursaba estudios de enseñanza media, ¿solía usted masturbarse?
Earl Williams: No señor, no me gustan esas cosas. Me respeto a mí mismo y respeto a los demás. Quiero a mis semejantes, quiero a todo el mundo.
Sheriff: Por lo visto, aquel policía se suicidó.
Doctor Eggelhofer: Volvamos a la masturbación. ¿Le pilló su padre alguna vez en el acto?
Earl Williams: Oh, mi padre nunca estaba en casa. Era revisor de los ferrocarriles Chicago-Noroeste.
Doctor Eggelhofer: ¡¡Muy significativo!! Su padre llevaba uniforme, igual que aquel policía, y cuando él desenfundó la pistola, símbolo fálico inequívoco, usted creyó que era su padre y que iba a utilizarla para atacar a su madre…
Earl Williams: ¡¡¡¡Está loco…!!!!!
(guión de I. A. L. Diamond y Billy Wilder a partir de la obra teatral de Ben Hecht y Charles MacArthur)