Diálogo Nº 4
Siguen pasando de vez en cuando amiguitos procedentes de un tiempo futuro; para ellos es hacer arqueología. Para nosotros sería viajar a Egipto, a ver los templos y pirámides, pero ¡en directo! Como si pudieras ver a Ramsés II saliendo de caza con su carrito tirado por caballos.
Son rarillos a base de bien, muy concienzudos pero poco emocionales, tirando a nada. Procuran no estorbar, tan solo contemplar cómo va el tema con la dichosa XIX. Pero también los hay que vienen con muy malas intenciones, tiran a matar o como mínimo echan “cosas” para infectar a los terramarianos actuales.
Si tuvieran orejas les daría unos buenos tirones..., son cosas que me enfurecen.
De veras, mis compañeros sindicados terramarianos, es muy enojoso contemplar cómo lanzan una especie de haz de energía que consiguen cerrar sobre una persona y dirigirla con gran precisión, ¡no importa dónde se encuentre! En mi pueblo a eso se le llama asesinato, y punto.
¿Y los que se dedican a rociar a la gente con no se qué cosas? Para que enfermemos y la palmemos.
Mercenarios, mal pagados y muy engañados; les ocurre un poco como a nosotros, los terramarianos, que por influencia de cultos y supersticiones antiguas mantenemos unas creencias muy equivocadas.
Por poner un ejemplo: en un famoso libro que relata la “expulsión” de Adán y Eva del Paraíso la mala de la película es La Serpiente. (En otros relatos es El Dragón) Y nada más lejos de la verdad, es una auténtica buena amiga de todos los adanes y evas que por el universo andan y procrean.
En nuestro planeta balneario consideramos que existen dos tipos de “serpiente”, la propia del planeta (la Kundalini) y la propia del Universo (la Fuente) Es más de lo mismo.
Comentamos entre nosotros, los currantes, los últimos vaivenes de la dichosa Resonancia Schumann. Hay días que se va a los 60 Hz, llegando a afectar incluso a los aparatos eléctricos que se alimentan a esa frecuencia. Impresionante. En cambio a los visitantes ¡como que les alegrara la vida! Mira tú.
Hay gente maja que han traído nuevos vegetales, comestibles, para que los cultivemos aquí. Muy sanos y nutritivos. No será el maíz de los mayas pero seguro que le encontraremos provecho. (Que se prohíban las peleas de gallos, nos piden a cambio. Ojalá.)
Siguen sucediendo encontronazos indeseables, con los visitantes. Me comentaron hace unas fechas un caso paradójico. Estaban cazando unas parejas de papagayos en una selva americana, para llevarlos a su mundo y que se reproduzcan en zonas de clima similar, y llegaron unos ¿vigilantes armados? Que les hicieron salir a escape hacia este lado del Atlántico.
¡Pero si solo son unos papagayos! ¿Usted entiende esto?
Me quedé sin saber qué decir. Yo soy de la rama del transporte e ignoro que permisos tienen y a quienes sirven esos “vigilantes”. Una vez se les pasó el susto les despedí lo mejor que supe. Besines a las chicas de allá, y abrazos a sus madres, bueno, eso típico de los ferroviarios que hacemos para no quedar mal.
¿Usted, lector, sabe algo de este asunto?
Daniel Paniagua Díez