Revista Arte

Diaries of a Lucky Waster

Por Peterpank @castguer

Parece ser que escribir lo que vengo yo a escribir es escribir «lo que yo soy». Hace tiempo que maduro la idea de intentar explicarme; de explicar el por qué de que para escribir lo que vine yo al mundo a escribir, es decir, para conseguir el fin que persigo con mi escritura haya debido enfrentar infinidad de privaciones de toda clase, algunas privaciones que resultan al parecer incomprensibles para todos, privaciones algunas que desde una óptica profana son propias de quien no está en sus cabales, privaciones estúpidas de enfrentar si a la vez te crees inteligente, privaciones que sólo puede uno comprender si comprende primero la óptica desde la que estas privaciones son generadas.

Diaries of a Lucky Waster

Lo normal es asociar «privación» con «locura». Por qué: porque los normales somos arrojados aquí por la naturaleza previamente programados para intentar satisfacer nuestros deseos, no para privarnos de su satisfacción. De no haber funcionado así la naturaleza, tú y yo no existiríamos. Si un cuerpo está sano o no, eso se advierte en que ese cuerpo «desea, exige y se regodea» en que la mente ejecute toda política tendiente a estar satisfecho todo el rato. El animal sano desea y satisface el deseo una y otra vez, cada vez y cada vez que este despierta. Como ejemplo se abre el apetito; entre animales las «políticas de acción para calmar el apetito» ¿cuántas son? Pues son todas. Todas. Se comen entre ellos si fuera necesario. Ejecutan cualquier política con tal de saciar el hambre; un animal puede y debe utilizar cualquier método a su alcance para alimentarse. Eso es lo normal; en ningún caso uno tiene hambre y persiste en tenerlo; eso no es normal. ¿Qué hace una persona normal cuando tiene hambre? Pues lo satisface; calma su sistema nervioso central ingiriendo un alimento, o bien lo engaña «engañando al estomago» con equis fibra, o bien lo deprime bebiendo alcohol. Es decir que la pregunta entre humanos normales no es ¿por qué si tal tiene apetito no come? sino ¿por qué si tal sufre de hambre no impone los silencios del caso al flujo y aparición de su apetito? Que en el caso de los normales es visto como un inconveniente que debe resolverse de algún modo. El pensamiento normal es por completo superficial; por completo. La propia normalidad del ser humano normal es una superficie. Pon el caso de otro escritor; Bukowski pongamos. Bukowski se decantaba por deprimir el deseo bebiendo alcohol; eso es por completo normal. Y se considera normal porque entre los normales la cuestión no es «alimentarse o no» sino «evitar el sufrimiento».

«Las políticas de no sufrir» son, otra vez, políticas de un primitivismo absoluto. Son la clase de política que mantiene al reino animal en permanente propagación desde el inicio hasta nuestros días (lo cual es bueno), pero en nada se vinculan a cuán evolucionada es tal o cual especie; todos los animales, desde la ameba hasta el ser humano, comparten la programación de evitar el dolor a cualquier coste. Tal abuso animal por «evitar» el dolor invalida por completo la chance de «experimentarlo», al menos una vez, durante el tiempo suficiente como para hablar del dolor con «conocimiento de causa».

El problema es gravísimo. Estriba en que no es desde la satisfacción sino desde su contrario que se cambian las cosas de este mundo que todos dicen querer cambiar. Si te digo que «ahora mismo hay niños que sienten hambre» y tú no lo sientes, es igual a si te cuento que «ahora mismo hay gente que tiene seis mil millones» y tú no. Si no eres multimillonario no estás comprendiendo de veras lo que te digo; a qué me refiero con «seis mil millones». Si te digo «multimillonario» o «hambre» da igual, tú sólo escuchas una palabra que más que palabra es un cubo que juegas a rellenar con tus fantasías mientras sueltas cada tanto un mjm… mjm… Yo no puedo esperar que como resultado de que te mencione «el hambre que pasan un montón de niños en el mundo» tú me devuelvas una solución válida, una manera de evitarla o de anularla; de ti no saldrá una respuesta de esas que se estrechan la mano con la realidad y la modifican, una respuesta de esas que si digo «fuego» tú dices «agua». Fantaseando y fantaseando frente al hambre que millones de niños pasan en este mundo, los seres normales suspiran y sugieren «qué tal si rezamos», actúan exáctamente igual que como lo hacían sus primos primitivos frente a cada asunto que no comprendían del todo, y que como no comprendían en esencia, no podían intentar cambiar. Sentir algo en carne propia hace que pienses cosas que en condiciones normales resultarían «in-significantes», aún siendo aberrantes, peligrosas y gigantescas. Tu mente lo moldea todo a tu medida, las más de las veces tu fantasía es el jinete de tu pensamiento y, cómo no, lo de siempre: «te evita el sufrimiento».

Evitar que sufras ni un poco es siempre lo primero entre los animales. Cualquiera sabe que el imperativo a «no sufrir» precede incluso a la razón. El mundo está plagado de psicosis por exceso de empeño en ser normal, a toda costa. Con tal de no sufrir, la mente es capaz de ocultarse a sí misma una y mil cosas; y si al final las ideas que te ocultas resultan ser casi todas, pues, ya estás psicótico; necesitas toda una escenografía de cosas que no son, para ocultar todo eso que sí es.

Diaries of a Lucky Waster

Hace un momento bajaba por la Quinta hacia casa y en Madison me detuvo el semáforo. Eché un vistazo alrededor, vi unas cuantas mujeres, algunas iban solas o con una amiga. Casi todas estaban en sus primeros veinte, las demás tendrían entre cincuenta y poco. En el medio nada. A mi alrededor no había ninguna mujer de treinta o así. Era de noche y las mujeres de treinta y algo estaban todas en sus casas buscando, gestando, pariendo o posponiendo un bebé hasta después de acabar de ver la serie completa de The Sopranos. Se trata de un descubrimiento de lo más trivial, pero lo noté porque tengo cuarenta y siento por primera vez en carne propia el deseo de tener mis propios niños. De la vida uno nota sólo aquello que necesita notar. Te vuelves experto sólo en aquello que necesitas lograr.  Las cosas en la vida suceden por necesidad, no por fantasía; jamás cambiarás nada si te sientes satisfecho.

Sam Foucault

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song : Libido Creature

Album : Hentai Semen (Digipack), by Nordvargr


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