Recuerdo aquel día de agosto del 2016 en el que me llegó una carta a casa con una cita que esperaba con ansia. Era la cita para el ginecólogo de suelo pélvico por la que había peleado con la matrona de mi CAP, pero la fecha me descompuso: 14/03/2017
Parece mentira, pero el tiempo pasa y las cosas llegan. Ayer tuve esa cita a la que no pensaba ir, pero en un último momento dije “¿cómo que no?”.
Y allá que me fui.
El ginecólogo con el que tenía cita tiene muy buena fama en su campo y he de decir que fue súper amable, comprensivo y escuchaba cada cosa que le contaba.
Tenía a una residente a su lado con la que comentaba y a la que le explicaba todo, y aunque yo intentase quedarme con la copla, el lenguaje era demasiado técnico.
Empezaron revisando el informe de mi parto, que al haber dado a luz en el mismo hospital, lo tenían ahí mismo. Después, pasé a contarles todo lo que me había pasado y me sigue pasando.
Dolor al mantener relaciones sexuales, dolor al ir al baño, pinchazos en la cicatriz y sensación de flojera muscular. Todo un cuadro. Aunque dejándole claro en todo momento que ahora estaba mucho mejor gracias a mis visitas al RAP Barcelona.
Me hicieron ponerme en el potro para explorarme.
Para empezar dijo que, a pesar de la cicatriz, el aspecto externo no estaba tan mal (y yo pensé “que chirris habrás visto tu pa pensar eso”). Que la longitud de la cicatriz estaba bastante bien y el ángulo era muy correcto. Que para un parto instrumentalizado no estaba mal.
Después comprobó mis reflejos tocando en varios puntos externos con un palito. En todo momento comentaba cosas con la residente que yo apenas llegaba a oír.
Entonces pasó a hacerme una exploración interna. Primero con el bocapato ese con el cual no me hizo daño en absoluto. Además bromeaba todo el tiempo, cosa que hacía que la situación fuese más cómoda.
Utilizando una lampara que tenían ahí, miraron en mis profundidades y acto seguido, pasaron a una exploración manual. Cuando él terminó dio su veredicto y me pidió permiso para que la residente lo hiciera también. Obviamente accedí, no tenía ningún problema en ello.
Coincidieron en sus opiniones y pasaron a hacerme una ecografía. En todo momento él decía que lo mejor sería una ecografía 4D, pero que de todos modos, unos dedos entrenados valen lo mismo que la vista.
En la ecografía vieron algo más en lo que también estuvieron de acuerdo y seguidamente dijeron que, independientemente de lo que dijera esa supuesta ecografía 4D que no me había hecho, la terapia iba a ser la misma.
Según me explicaron, sigo presentando hipertonía a un nivel más externo a la vez que una hipotonía a nivel más profundo.
El caso es que hay algo así como 3 músculos que sujetan el suelo pélvico y del lado derecho, uno de ellos está roto. Creo recordar que era el puborrectal. Esto provoca un ligero descolgamiento de la vagina hacia ese lado y problemas al defecar.
El tratamiento va a comenzar con una visita a una sexóloga-ginecóloga que va a tratarme los dolores en las relaciones sexuales y con una visita a una comadrona que me hará terapia manual. A partir de aquí iremos viendo, porque hay inyecciones de bótox, valiums en forma de óvulo vaginal, etc.
El objetivo es fortalecer la musculatura que me queda con tal de que haga el trabajo de ese fascículo que ya no está.
Creo que este es uno de los capítulos más importantes de este diario de mi suelo pélvico, porque por fin “estoy dentro” y por fin voy a dejar de pagar para recuperarme. Le he dejado bien claro que tuve que acudir por vía privada porque no podía más, pero que ha sido un gran esfuerzo económico.
Mi primera visita con la matrona es el 6 de abril y tengo muchísimas ganas de empezar.
¿Qué te ha parecido? ¿Alguna vez habías oído algo así?