Revista Cine
Hablamos por fin del primer renacimiento de los 'Clásicos Disney'. Y lo cierto es que no me extraña que se considerase a 'La Cenicienta' (la favorita del propio Walt) un retorno a la grandeza. Pero este film no se limita a copiar el estilo del último cuento de princesas, 'Blancanieves y los Siete Enanitos', si no que renueva por completo la fórmula Disney, dando como resultado una peli sorprendentemente actual. La estructura, el ritmo, los planos, el uso de los secundario cómicos... poco dista todo eso de lo que veremos casi 40 años después en 'La Sirenita'. Ya la propia Cenicienta resulta un personaje mucho mejor formado y más creíble y carismático que los protagonistas vistos hasta entonces. Sigue teniendo las mismas motivaciones que la mayoría de princesas y de héroes Disney en general, pero es expresiva, tiene carácter y sentido del humor, y su bondad no resulta cursi o estúpida si no... admirable, me atrevería a decir.
Lady Tremaine también es un personaje más realista de lo acostumbrado, una villana que es, más que nada, una maltratadora con un comportamiento más que factible.
Lo que aún tendría que mejorar mucho es la caracterización del príncipe, así como el tratamiento de su relación con la heroína. También echo en falta la oscuridad y mala leche de 'Blancanieves...' o la grandeza en las formas vista en 'Bambi', pero son cosas que también obtendremos.
El caso es que la peli, sin ser de mis favoritas, es bastante redonda en sí misma. La escena del Hada Madrina es puro Disney, y la tensión y urgencia conseguidas en la recta final me deja atónito. Además, durante esos minutos se integra maravillosamente la subtrama de los secundarios, a la que al principio del film se le dedica, creo, demasiado tiempo.
Eso sí: El cierre es demasiado abrupto y merecíamos ver a la madrastra y las hermanastras bien puteadas. Pero en resumen, estamos ante una cinta redentora y pionera.