Hace falta una gran dosis de budismo para mantener la serenidad y no indignarse ante lo que ocurre cada día en este país. Como no todos los españoles tenemos tiempo para seguir una curso básico de técnicas de relajación, entiendo que haya tantos indignados. Y que salgan a la calle. "Perdonen las molestias: estamos defendiendo sus derechos", les han dicho a los ciudadanos que no entendían que se les moleste.
Sus manifestaciones en Madrid, Valencia, Barcelona, Sevilla, La Coruña, y aun en Murcia, han indignado a la prensa de derechas: ese gran sector de la prensa que ha vuelto a posiciones predemocráticas y que odia que se llame al pan pan y al vino vino, cuando no son ellos los que insultan; perdón: los que dicen las verdades. Por suerte para la democracia, otro sector de la prensa y de los medios de comunicación sigue siendo profesional y libre.
Sobre el movimiento llamado del 15-M yo vengo diciendo que es un éxito de la prensa libre de España. Es evidente que todo movimiento de protesta necesita hoy de los medios para dejarse oír y ver. Corremos el riesgo de juzgar el 15-M solo como un fenónomeno mediático. Los indignados han conseguido "indignar" no solo a este gobierno sino a su prensa, pero también han puesto afortunamente en valor una prensa libre, profesional, atenta a lo que pasa en la calle, a la noticia.Las instrucciones gubernamentales de prohibir las concentraciones y desalojar a los manifestantes al menor signo de acampada, fueron muy bien recogidas por los Gobiernos civiles. Aquí, en Murcia, hubo más policías el sábado en la manifestaciones que efectivos en las comisarías locales. Una anécdota, que viví personalmente: en un pueblo cercano a la capital de Murcia, donde viven mis padres, el sábado por el mediodía no había ningún coche de policía disponible en la comisaría local. Fui con mi padre a la comisaría de la Policía Nacional, a poner una denuncia por el allanamiento y robo en una casa de huerta. No pudimos ponerla porque no había policía para tomar la denuncia, nos dijeron que estaban todos los efectivos en Murcia por lo de la manifestación; no quedaba de servicio ningún coche, ni un funcionario policía, ni siquiera el que toma nota. Para eso pagamos nuestros impuestos. Eso mismo estaría ocurriendo en otras pedanías y en otros pueblos de la Región de Murcia. Quiero dejar constancia aquí, en este artículo de prensa, de la denuncia que no pudimos poner mi padre y yo, y manifestarle al señor delegado del Gobierno mi queja por el desamparo y la falta de seguridad ciudadana en esta Región. Tranquilamente, de momento.Fulgencio Martínez