El 13 de abril de 2023 se ha convertido ya en una de las fechas más significativas en mi vida. Puede que dentro de unos años no la recuerde, pero eso querría decir que la llegada a las librerías de Días de arañas, buitres y ovejas pasó sin pena ni gloria. Así que no, voy a ser optimista y voy a pensar que la seguiré recordando y que cuando lo haga, sobre todo, reviviré la sensación de euforia, salpicada con cierta inquietud y bastante entusiasmo, que me posee ahora, a menos de una semana del feliz acontecimiento.
Debo reconocer que estas sensaciones eran más acentuadas diez años atrás, cuando preparaba la autopublicación de El viaje de Pau, mi primera novela. Pero aquello tenía mucho que ver, también, con la inconsciencia. Como no tenía ni idea del funcionamiento del sector editorial, me creía capaz de todo. De forma que mi euforia era mayor, al estar convencido (alimentado por la ignorancia) de que yo podía cambiar las dinámicas del mercado. Menudo juntaletras pretencioso.
Vale, un poco sí. Pero no me fue mal del todo. Obviamente, no cambié dinámica alguna; sin embargo, la experiencia fue muy enriquecedora, y me permitió aprender todo lo que ignoraba. Sobre esto he escrito de manera casi recurrente, así que no voy a insistir (al respecto, aprovecho para recordar que, junto a Toni Cifuentes, otro osado inconsciente de gran talento, escribimos un librito muy interesante que titulamos Cartas a un escritor, ¿cómo escribir un best-seller?).
Ahora es diferente. Días de arañas, buitres y ovejas es mi quinta novela, así que la ilusión por compartirla con el mundo carece de la frescura inocente de la primera vez, lo cual no tiene por qué ser negativo. Sí es la primera vez que me publica una editorial, Velasco Ediciones, con lo que estoy viviendo y voy a vivir de forma inminente nuevos desafíos. Al final, de eso se trata, de afrontar nuevos retos, de plantearte otras metas y experimentar nuevas aventuras.
Publicar con editorial (de las de verdad, no de las que aparentan serlo) no es garantía de nada. De hecho, puede ser peor que autopublicar. Eso uno no lo sabe hasta que ya no hay remedio. El contrato te da pistas (por eso rechacé una propuesta previa), pero, como casi todo en esta vida, lo que no suele fallar es escuchar el relato de quienes han vivido la experiencia antes que tú. Y si todos los colegas con que he hablado coinciden en una valoración tan positiva del trabajo junto a Cristian Velasco, muy torpe tendría que ser yo para que a mi novela no le fuera bien.
El proceso de edición ha sido muy satisfactorio, igual que la preparación del lanzamiento del libro, que, por cierto, ha quedado precioso. La ilustración de Silvina Patano es impactante. Estoy muy feliz de que la persona que me dio la idea clave para la trama principal (gracias a esta iniciativa que lancé cuando empezaba el proceso de escritura), que se convirtió en uno de los personajes trascendentales de la historia (sí, una persona real que es además un personaje de ficción), haya completado el círculo de creación del libro con su sello en la portada. Esa arañita es la mejor carta de presentación, y agradezco de corazón a mi editor que se dejara enredar en mi propuesta.
Para mí, esos detalles son los que marcan la diferencia, los que confirman que publicar con Velasco es un acierto total. Acostumbrado a la aventura en solitario (aunque siempre muy bien acompañado por la gente estupenda con la que he ido generando complicidades durante la última década), contar con un compañero de viaje tan profesional e implicado es un lujo. Que el libro esté disponible en casi cualquier librería del país, con una tirada muy respetable, y que ya estemos hablando de una segunda reimpresión en otoño, sin ni siquiera haber salido aún a la venta, es la prueba de que vamos a por todas. De modo que, si la cosa no sale bien, aunque yo esté convencido de que, con diferencia, es lo mejor que he escrito nunca, deberé admitir que quizá no sea tan bueno.
Pero no, eso no va a pasar. Es una buena historia, con personajes interesantes, sometidos a conflictos interesantes, y con un arco de transformación coherente. Objetivamente, está bien escrita; si no, no habría superado el filtro de una editorial tan selectiva como Velasco Ediciones.
Estoy expectante por lo que me espera durante los próximos meses. El tour de Días de arañas, buitres y ovejas tiene el punto de partida con la diada de Sant Jordi: el sábado 22 por la tarde en Caldes de Montbui y el domingo 23 en Barcelona, con firmas en las paradas de la librería Barra Llibre (11h), el Gremio de Editores Asturianos (13h) y FNAC Las Arenas (18h). El 7 de mayo estaré en la Feria del Libro de Valencia, luego, en las de Madrid y Gijón (incluyendo en julio la Semana Negra). En mayo y junio habrá presentaciones en Barcelona, Badalona, Caldes de Montbui, Zaragoza, Bilbao, Portugalete… y las que vayan surgiendo, incluidas Gijón, Oviedo y Madrid. Ahora que lo pienso, menudo tute me espera, pero qué ganas de comenzar.
Y lo reconozco, estoy deseando escuchar/leer las opiniones de los primeros lectores. Espero que el jueves 13 haya colas en las librerías.
Juntaletras pretencioso.