Tortilla de con ajo-aceite y vinagreta
Fotografía: AO
¡Tortilleros del mundo! En estos aciagos días, hemos de exigir en una sola y altiva voz la reparación de las muchas ofensas que durante estas santas fechas se han cebado con maliciosa insistencia sobre la receta de nuestros amores y de nuestros placeres; del plato por el que nos desvivimos y por el que no dudaríamos en ofrecer nuestra última gota de sangre. En primer lugar, un reciente artículo de agencia ha encontrado demasiado eco en muchos de nuestros medios nacionales. Como comprobaremos posteriormente, hasta en dos ocasiones la redactora ha decidido tomar en falso el sacro nombre de la tortilla de patatas. Para más “inri”, en una reciente aventura tortillera me vi insultado en lo más profundo de mi ser cuando la tabernera decidió castigar mi vista, mi gusto y hasta mi olfato con un deleznable ejemplar tortillero. Aciago día que ha quedado grabado en mi mente a sangre y fuego de la ignominia gastronómica convertida en pecado capital. ¿Estamos, quizás, ante el ocaso de nuestro genio civilizatorio?No pretendamos creernos modernos. Cuando afrontamos con decisión la visión infinita de los
Las salsas sobraban
Fotografía: AO
Más pan que tortilla
Fotografía: AO
Por eso me hierve la sangre cuando determinados locales, con pretendidos aires de modernidad y de gestión funcional y efectiva, disfrazados de franquicias que toman como bandera falsos motivos, pretenden engañar a su clientela mediante una tortilla de patatas falsa e insípida; no creo que la hoja de ruta de estos locales franquiciados incluya la elaboración industrial, pre – fabricada y deshumanizada de una tortilla. Y que consientan en disfrazar el artificio y el engaño mediante salsas invasoras como las estúpidas vinagretas y los falsos ajo – aceites. No es tanto el daño contra la tortilla como que los estrategas de semejantes infamias consideren que somos estúpidos clientes cegados por los oropeles de la decoración culinaria. No nos vamos a conformar con un siguiente paso evolutivo tortillero que consista en incluir en el plato salsas y más salsas de colores variopintos y embaucadores. ¡Cuántas veces hemos repetido hasta la saciedad que la tortilla de patatas nunca debe ser engañada con ninguna salsa que trate de disimular la felonía de una mala elaboración! ¡Tortilleros del mundo! Desde este púlpito repito aquella veraz advertencia: huid de las salsas y los falsos artificios. La tortilla de patatas sólo debe ser eso, tortilla de patatas. Desconfiad de todo lo demás y condenadlo al fuego eterno del olvido y, sobre todo… cambiad de bar. He dicho.