Revista Cultura y Ocio

Días de película

Publicado el 01 agosto 2011 por Pollo @0enliteratura
Días de películaAntes todo era más fácil. Al menos ir al cine si lo era. No se necesitaba casi nada, ni compañía. Ir al cine solo es una de mis manías. No me da roche, ni me siento mal, al contrario. Es más fácil que ir con alguien. Con otra persona hay que coordinar horarios, fechas, lugar (que sea en un punto medio del domicilio de ambos) y, lo más difícil, que ambos quieran ver la misma película. Y eso, sin contar las costumbres de cada quien (a mí me gusta sentarme al fondo y sin comer, hay otros que no conciben ir al cine sin pop-corn). Ahora me siento mal. Hace tiempo que no me siento en la butaca esperando que se apaguen las luces...
Y no es solo sino que además, de los últimos libros que he leído, han ido estrenando sus versiones fílmicas. Pero siempre pasa algo que me malogra mi salida cinéfila. De la forma más tonta me perdí la pela de Los hombres que no amaban a las mujeres y también de La carretera y eso que ambas son del 2009, pero recién llegaron el mes pasado a estas tierras. Así pasa a veces. Hay pelas como Iron Man 2 que se estrenan el mismo día que en Estados Unidos, pero hay otras que demoran una eternidad o nunca llegan. Mantengo las esperanzas con Tokyo Blues (2010) y Del amor y otros demonios (2010). Gomorra (2008) ya no creo que venga. Esta última es un documental y el libro es un excelente ensayo sobre los capos de la Mafia en Nápoles. Muy impactante y con una fuerte dosis de credibilidad, uno se siente transportado a las calles dominadas por la Camorra: sangre, drogas, violencia. El ensayo es un género que me gusta sin duda. Quizás otro día postee más sobre esto. Y ya se vienen las películas de Tenemos que hablar de Kevin y Meridiano de Sangre. Ojalá que esta vez no me pierda sus estrenos. No me gusta mucho comprar DVDs.
Y hablando de compras, esta semana me ha tenido cabezón con el tema del "intercambio de regalos" navideño en mi trabajo. Creo que todo el mundo está pensando un poco en eso. En su blog, lammermoor posteó algunos
sugerencias de regalos. Y algunos otros blogs hacen lo mismo. En mi chamba el monto mínimo para regalar es 50 soles y lo único bueno es que todos decimos el regalo que queremos. La chica que se sienta a mi costado, luego de pedirme sugerencias, optó por Lo bello y lo triste de Kawabata y algo de Blanca Varela (no me hizo caso). Su amigo que trabaja en el piso de arriba pidió cualquiera de una lista larga de libros de ciencia ficción y best sellers, donde mezclaban libros aburridísimos como El ocho de Katherine Neville y novedades como lo último de Ken Follet y Umberto Eco. El pata de la oficina de al lado, que ha publicado un par de libros de cuentos, ha ganado un premio y dicen que es escritor, pidió Cuentos completos de Katherine Mandsfield y Neguijón de Iwasaki. Cómo no me tocó regalarle a estos patas monses. Me iba a Quilca y el regalo no me costaba ni 20 lucas (al menos Neguijón está a ese precio).
Pero al final mi opinión no ha cambiado. Estos intercambios, además de una idiotez y de una tergiversación del sentido de la festividad cristiana, son como ya se ha demostrado, un festival de irracionalidad económica. Sería tan fácil que mi "amiga secreta" revele su identidad y yo gustoso la llevaría al lugar donde se encuentra el objeto que deseo para que lo pague. O mejor, que me dé el dinero. O mejor aún, que no haya intercambio.
Sin embargo, ya no puedo echarme para atrás. Regalaré y me regalarán. ¿Qué hubieran elegido ustedes? Estas son mis opciones (recuerden que el mínimo es 50 soles):
- Ensayo sobre la ceguera - José Saramago, o
- Sobre héroes y tumbas - Ernesto Sábato, o
- Papeles Inesperados - Julio Cortázar
Días de película Pensé también en El pez en el agua y algún tomo de la última edición de La palabra del mudo. En realidad hay muchos otros libros que serían mejores. Por ejemplo, Bartleby y compañía que en Quilca están vendiendo justo a 50 soles, gracias al dato que me pasó R. de Fenixicidio. Una ganga. Pero dudo mucho que mi ocasional benefactora merodee por el centro de Lima en busca de mi regalo. Así que tuve que usar puros precios de librería nomás. Seguro que desperdiciará su plata (¿mi plata?) en Crisol o Ibero. Y que no sea dura y me compre la edición Alfaguara de la novela de Saramago, no quiero que de ahí me venga con la versión que sacó un periódico, que a mí, la "amiga secreta" me ha pedido un maletín que vale casi 70 soles. Tampoco quiero esa edición en la que sale la portada de la película Ceguera. Sí, creo que estoy siendo un poco exquisito.
Días de películaCeguera fue también otra de las películas que me perdí de la manera más estúpida. En esa época no tenía trabajo, ni excusas para perdérmela. Pero decidí ir con una chica y al final pasó cualquier cosa menos ver la pela. Y en la semana siguiente entré a trabajar. Dos años después, otra es la situación (y también la chica) pero mi problema se mantiene. Al final, mi querida M. y yo no nos poníamos de acuerdo sobre que película ver. Y en realidad lo que nos distanciaba era un libro o, mejor dicho, una saga: yo quería ver la primera de Millenium y ella la última de Harry Potter. Al final será para nadie y acordamos ver Amor por Contrato. Muy apropiado para estos días de consumismo desenfrenado. ¿Lo cumplirá? Creo que debí pedir como regalo en el intercambio "tiempo" o "dos entradas inexcusables al cine"."Got me a movie, I want you to know" suena una canción de Pixies en mi compu. Nunca fue tan cierto.

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