El día anterior la web se ha quedado descuanjaringada del todo, pero las fuerzas llegan hasta donde llegan y es de esas veces que sabes que lo mejor es acostarte y pasar del tema.
Al día siguiente la solución llegará a la primera.
El día siguiente ha llegado, es viernes, el Consorte viene a comer y como soy una super woman, super organizada y super chachi me he levantado tempranito y he puesto en el horno los dos codillos (especie de perniles) que herví ayer según receta de internet que me ha dados muy buenos resultados.
Con la mente organizada y descansada me dispongo a solucionar lo que ayer era imposible.
Que sí, que no, que si por pesos, que si por precios…
Llega el Niño de trabajar, le ofrezco desayunar con él, dice que no, que ya lo ha hecho, que tiene que hacer unas cosas y que se pira a las mazmorras.
Yo sigo a lo mío, creando rangos de precios y de pesos y de su puñetera madre para que el maldito programa entienda lo que quiero que haga. Estoy dispuesta a configurar un transporte que sea en dragón, si hace falta.
El Niño irrumpe en el estudio gritando:
-Lo que estaba en el horno se ha quemado, Madre.
-¡Coño los codillos!
Carreras a la cocina, todo lleno de humo, abrir ventanas…
Abro el horno y saco dos pedazos de carbón.
-Creo que esa bandeja ha perdido la capa de teflón.
-¡Que gracioso eres! Anda abre la puerta que haga corriente a ver si sale todo este humo.
-¡Menos mal que he subido, Madre!
-Vaaaale, se me ha olvidado por completo. Anda vete a dormir.
-No sé yo…Que algunas veces me das miedo, sobre todo cuando te pones a lo tuyo y el mundo deja de existir.
-Anda, anda, déjate de bobadas.
Miro la hora y veo que todavía tengo margen para hacer algo de comer. Busco en la nevera: a ver, a ver ¡Ah! Se me aparecido la virgen.
¡Un pollo entero limpio y listo para asar! Adoro al Consorte y sus ofertas.
Busco una bolsa para asar, sazono el pollo, lo meto en la bolsa con ajitos, cebolla hierbas varias y la cierro. Lo tiro al horno directamente, además no tengo que precalentarlo…
Me vuelvo al estudio. La cosa va mejorando porque ya me lo mandan a Canarias con el precio correcto, pero ahora quiero que me lo mande por dos compañías distintas, para que el cliente pueda escoger la que prefiera y para eso ten
-Si estas firmemente decidida a prenderle fuego a la casa ¡¡DÍMELO!! Y ahora mismo la rocío de gasolina, pero deja de quemar comida.
Pego un salto en la silla
-¡¡¡Dios del amor hermoso, el pollo!!!
Carreras a la cocina, todo lleno de humo, abrir ventanas.
Abro el horno y saco la bandeja.
-¿Pensabas darnos de comer pollo plastificado?
-No seas idiota, es que lo hice en bolsa de asar porque es muy limpia.
-… (tres estúpidos pestañeos del Niño) Ahhhhhhh.
Mi mente ha entrado en barrena. 2:30 de la tarde y solo tengo restos carbonizados de comida. A grandes males, grandes soluciones.
-¡Hola!
-¿Hola Consorte, por dónde vienes?
-Por Colmenar Viejo.
-Ahhhh. Oye que mira, que me ha surgido un pequeño inconveniente y que porqué no paras en el super y te traes algo de comer.
-¿Y eso?
-Pues nada chico, que metí los codillos al horno, se me fue el santo al cielo y se han pasado un poco y claro, así no se pueden comer.
-Joder, que putada. Bueno no te preocupes, que en la nevera hay un pollo que compré de oferta ayer y está limpio y listo para asar.
-¿Un pollo? ¿Dices que hay un pollo en la nevera?
-Sí, lo compré ayer yo. Que estaba de oferta.
-Pero un pollo cómo. Hablas de un pollo para asar ó un pollo asado.
El consorte lleva el manos libres y de repente, al fondo se oye la dulce voz de la Niña.
-Creo que también se le ha quemado el pollo.
Inmediatamente me viene a la memoria el día que aquel médico nos decía a todos los presentes, consternados, que aquella recién nacida con Sindrome de Down no iba a comer, ni a beber, ni iba a aprender a hablar y que en definitiva no se iba a enterar de nada de lo que pasaba a su alrededor. ¡Iba para adivino el medicucho!
-¡¡A ver, a ver!! Tampoco hay que sacar las cosas de quicio, joder…quemado, lo que se dice quemado, totalmente achicharrado no creo yo que esté, para ser sincera.
Siento que me arrebatan el móvil.
-A ver papá, para y trae comida que si le hacen la prueba del ADN al bicho plastificado este, no saben si fue animal, vegetal ó mineral.
-Entendido. Ponle una orden de alejamiento de la cocina a tu madre, por favor.
-Ok, descuida.
Y es que hay días que no se puede estar a dos cosas importantes.