Maria Sibylla Merian nació el 2 de abril de 1647 en Francfort del Meno, entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico. Maria era hija de un reputado editor, Matthäus Merian y su segunda esposa, Johanna Sibylla Helm. Cuando esta quedó viuda, Maria tenían entonces tan sólo tres años, volvería a casarse, esta vez con el pintor Jacob Marrel. Pasado el tiempo, sería su padrastro quien le enseñaría los entresijos de la pintura.
De pequeña, a Maria le encantaba recoger insectos y plantas a los que observaba cómo evolucionaban mientras los inmortalizaba en sus primeros dibujos. Con dieciocho años, Maria se casaba con el pintor Johan Andreas Graff con quien tendría dos hijas, Johanna Helena y Dorothea Maria.
Instalados en Nuremberg, Maria pintó los distintos estadios de la metamorfosis de las mariposas, los distintos cambios que sufría, su vida y alimentación en las plantas... ilustraciones que se convertirían en 1675 en su primera obra publicada, Nuevo libro de flores. Dos años después se publicarían dos volúmenes más. La oruga, maravillosa transformación y extraña alimentación floral fue su segunda obra, publicada en 1679.
En 1685 Maria Sibylla Merian se separaba de su marido e iniciaba un periplo en solitario de investigación y observación de la naturaleza que la llevaría a la sorprendente decisión de viajar a la lejana Surinam para estudiar sus formas de vida más pequeñas. Hasta el nuevo continente viajó acompañada de una de sus hijas en 1699. Y allí se dedicó de lleno a dibujar insectos y plantas autóctonos hasta que la malaria, contraída en 1701, la obligó a volver a Europa. Metamorfosis de los insectos de Surinam se publicó cuatro años después.
Desde entonces y hasta el final de sus días, Maria Sibylla Merian continuó observando la naturaleza que tanto la había atrapado y dando clases de dibujo pues sus publicaciones no le daban para vivir. Dos años antes de morir quedó postrada en una silla de ruedas por un ataque de apoplejía.
Años después de su desaparición, el 13 de enero de 1717, su obra fue descubierta por la comunidad científica y recibió el reconocimiento que se merecía.