Diego Costa es un jugadorazo, un gran delantero y un goleador notable. Pero, como sabemos todos, tiene un carácter y una forma de comportarse sobre el césped que merman sus magníficas condiciones futbolísticas.
El pasado fin de semana volvió a las andadas con un amago de bocado en el cuello de Barry, jugador del Everton. Ese intento de imitación del Conde Drácula le costó la segunda amarilla en el partido de Cuartos de Final de la FA Cup. Al margen de la sanción deportiva, que se prevé fuerte, puede que le cueste la inclusión en la próxima lista de Vicente del Bosque y eso, estando la Eurocopa a la vuelta de la esquina es un problema para Diego Costa.
Poniéndonos en la piel del seleccionador español, es lógico pensar que una acción como la del pasado sábado la pueda repetir en un partido de la Euro'16, lastrando las opciones de España para conseguir el tercer triunfo consecutivo en el Campeonato de Europa de Naciones. Es normal que Del Bosque no quiera correr ese riesgo.
Es una pena que esto pueda pasar, porque el combinado español no anda sobrado de delanteros en buena racha, si nos atenemos a los que han ido últimamente con España. Las alternativas serían Lucas Vázquez, Rubén Castro y Aritz Aduriz, pero el primero jamás destacó como delantero centro, y los otros dos son muy veteranos.
Lo cierto es que Vicente del Bosque tiene ante si una difícil papeleta porque sus delanteros habituales no están en plenitud: Paco Alcácer no pasa por su mejor momento y Álvaro Morata solo lleva 4 goles. Parece que el ariete del Athletic Club de Bilbao va a entrar en la lista del próximo viernes y puede tener la oportunidad de disputar la Eurocopa.
Lo que si parece evidente es que Diego Costa, pese a sus condiciones y sus números, tiene difícil hacerse con un puesto entre los 23 convocados que defiendan a España en Francia. Él y solo él es el culpable de esta situación. Lástima que le pierda su carácter y sus malos modos.
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