Hijo de Antonio Deza e Inés Tavera, una noble familia de ascendencia gallega, nace en Toro hacia 1443. El arzobispo Alfonso de Fonseca fue su tío segundo. No se conocen su infancia y juventud, pero se supone que realizó los primeros estudios en su propia casa o en alguno de los conventos de Toro, que en aquel entonces era una ciudad importante.
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En 1459, cuando tenía 16 años de edad, entró en el convento de San Ildefonso, de la Orden de Predicadores, para hacerse fraile dominico. Sus antepasados estaban enterrados en ese convento, ligado a la historia de su familia. El edificio original, construido por la reina María de Molina en el siglo xiii, no se conserva, debido a su destrucción en el siglo xix. Otro acontecimiento que sucedió allí en 1405 fue que la reina Catalina de Lancaster, esposa de Enrique III de Castilla, dio a luz a su hijo Juan, futuro Juan II de Castilla.
Diego de Deza, patrocinador de Cristóbal Colón
Pudo entrar en el famoso convento de San Esteban de Salamanca, centro superior de estudios de los dominicos donde existía el Studium Generale desde 1299, gracias a su buena inteligencia y afición al estudio. Lope de Barrientos, el famoso dominico, estudió allí. Aprendió filosofía y teología y comenzó a enseñar arte y teología en el mismo convento, ya que aspiraba a ser profesor de la universidad.
Su talento fue reconocido por sus maestros. Entre sus compañeros de estudio estaba Antonio de Nebrija. El 14 de mayo de 1480 fue nombrado numerario de la cátedra de Teología, que ocupará hasta 1486. En 1485 los Reyes Católicos le encomendaron el puesto de preceptor del príncipe Juan, por lo que tuvo que dejar la cátedra salmantina y entrar en la corte. Una vez comenzada su vida cortesana, llegan los ascensos continuos: fue nombrado confesor, capellán y consejero de los Reyes, quienes le concedieron el obispado de Zamora en 1487, el de Salamanca en 1494, el de Jaén en 1498, el de Palencia en 1500 y el de Sevilla en 1504.
La amistad que Deza cultivó con Colón fue decisiva en la corte de Castilla para la realización del proyecto colombino. La mayoría de los expertos en materia de navegación y astrología-cosmología de la Universidad de Salamanca estaban en contra de ese proyecto. Deza fue una de las pocas personas que apoyó a Colón en los momentos difíciles. Colón visitaba Salamanca para facilitar la comprensión de su idea que reivindicaba la esfericidad de la Tierra, teoría que Deza y otras personas del convento de San Esteban defendían. Deza y Colón entablan una amistad que durará hasta su muerte. Así, Deza fue uno de los pocos defensores de la aventura colombina que teminaría en el descubrimiento de las Indias. Él tenía influencia en la corte y fue el mediador en el terreno científico, mientras que el converso aragonés Santángel lo fue en el financiero. Los dos fueron claves para sacar adelante la decisión final de los Reyes que posibilitaría el descubrimiento del Nuevo Mundo.
Los frailes de San Esteban y el propio Deza dieron a Colón aposento y sustento, cubriendo sus gastos durante aquellos largos años de indecisión, primero por la guerra de Granada y después por la negativa de los consejeros, recomendada por los expertos de Salamanca. Deza realizó gestiones ante los Reyes para convencerles de la viabilidad de la propuesta de Colón. En su Historia de las Indias, Bartolomé de las Casas escribe que
«en una carta de Colón dirigida a los Reyes, el maestro del príncipe Juan —es decir, Deza— había sido la causa de que los Reyes tuvieran las Indias».
También las cinco cartas que escribió Colón a su hijo Diego desde Sevilla, entre 1504 y 1505, hablan de su protector y amigo Diego de Deza. Los Reyes Católicos le presentan al papa Alejandro VI para que este le confirme como obispo de Zamora y después de Salamanca sin que dejara el cargo de preceptor del príncipe. En 1497, siendo obispo de Salamanca, Deza convoca un sínodo diocesano con el fin de enderezar las costumbres y la vida de los clérigos y suprimir los abusos y corruptelas existentes. Fue el primer sínodo de Salamanca. En aquel tiempo el príncipe Juan residía con Deza en Salamanca, donde contrajo la enfermedad que le llevó a la muerte en 1497.
El 16 de septiembre de 1498 muere el inquisidor Tomás de Torquemada y los Reyes proponen como sucesor a Deza a Alejandro VI. Este lo aprueba y confirma en diciembre de 1498. En el mismo año fue nombrado también obispo de Jaén. En 1500, ya inquisidor, fue nombrado obispo de Palencia. Allí convoca un sínodo y manda imprimir las constituciones, de gran utilidad: fueron los primeros libros parroquiales de bautismos y matrimonios, medio siglo antes de que lo ordenase el Concilio de Trento en 1545-1563. Deza fue uno de los reformadores de la Iglesia española, junto con Hernando de Talavera, Mendoza y Cisneros, reforma que los Reyes quisieron acometer.
El 17 de agosto de 1500 decretó unas instrucciones sobre el modo de actuar de la Inquisición. Siendo inquisidor general cometió algunos errores que fueron criticados. Uno de los casos más graves fue el protagonizado por su subordinado Diego Rodríguez Lucero, quien causó graves disturbios en Córdoba debido a sus actuaciones excesivas, lo que perjudicó la imagen de Deza. Ejerció el oficio de inquisidor general durante casi diez años. El 26 de noviembre de 1504 muere la reina Isabel y deja testamento a Fernando para que nombre a Deza arzobispo de Sevilla. En el mismo año ordenó confiscar los escritos de Antonio de Nebrija que se declaraban a favor de la intervención de los filólogos en la revisión de los textos de las Sagradas Escrituras. Aunque no lo consiguió, intentó instaurar los poderes del Santo Oficio en Sicilia (1500) y en Nápoles (1504). Asimismo se enfrentó con Hernando de Talavera, que se opuso a la introducción de los inquisidores en los obispados de Ávila y de Granada.
En 1507, cuando Cisneros sucedió a Deza en el cargo de inquisidor general, pudo por fin dedicarse a su tarea pastoral y a lo que más le gustaba: estudiar, escribir y, sobre todo, socorrer a los pobres. En 1517 funda el Colegio de Santo Tomás de Aquino en Sevilla, parecido al de San Esteban de Salamanca. Desde el obispado de Sevilla atendía las diócesis de Andalucía y de Canarias. También gracias a Deza, las mitras de Santo Domingo, de Concepción de la Vega y de San Juan de Puerto Rico en las Indias fueron erigidas por el papa Julio II. Deza demostró gran interés en implantar iglesias en las tierras descubiertas. Se preocupó de la conversión de los moriscos y ayudó a iglesias y conventos. Fue conocido como el Padre de los Pobres.
Entre 1511 y 1518 hizo importantes obras en la catedral de Sevilla con su dinero. En 1522 el emperador Carlos V invita a Deza a ocupar el puesto vacante de la sede primada de Toledo tras morir su titular, Guillermo de Croy. Deza, a sus casi 80 años y enfermo de gota, declinó tomar posesión del cargo, a pesar de que Adriano VI ya había expedido la bula. El 9 de junio de 1523 murió en el monasterio de San Jerónimo de Buenavista, cuando se dirigía a Sevilla.
Autor: Yutaka Suzuki para revistadehistoria.es
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Bibliografía:
Yutaka Suzuki Personajes del siglo xv, Origenes del Imperio español. ISBN: 9788460690399
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