Revista Deportes
Es un clásico. No únicamente de esta temporada sino a lo largo de los últimos años. El equipo de San Diego Chargers se empeña en imitar el funcionamiento de los motores diesel, de difícil arranque en frío pero cuyo rendimiento progresa, de menos a más, conforme pasan los kilómetros. Lo mismo sucede con el equipo de Norv Turner. Y este año no va a ser diferente; desde que empezó la liga y hasta finales de octubre, los Chargers mostraron su habitual irregularidad; se impusieron a Jaguars y Cardinals pero sucumbieron ante Chiefs, Seahawks, Raiders, Rams y Patriots. Dos victorias y cinco derrotas hacían pensar que este sería un nuevo annus horribilis para los de la costa oeste.
Pero si en la NFL no hay que dar a nadie por muerto, aún menos si hablamos de los Chargers. La recuperación de los de San Diego, desde la jornada ocho es una evidencia. Desde ese momento han contado sus partidos por victorias, derrotando consecutivamente a Titans, Texans, Broncos y exhibiéndose ante los Colts. Hoy ya son segundos de la AFC Oeste a solo una victoria de los Kansas City Chiefs. En el camino les esperan Raiders, Chiefs, 49ers, @Bengals y @Broncos. No es un calendario fácil pero contarán con dos ventajas que deben ser decisivas: jugarán en el Qualcomm Stadium sus partidos más complicados y acabará la regular season en Cincinnati y Denver, dos equipos que llevarán tiempo esperando como agua de mayo el final de temporada.
San Diego es hoy un motor perfectamente engrasado y en creciente rendimiento. Dirigido en ataque por un sensacional Philip Rivers, auténtico candidato a ocupar por derecho propio el lugar que Favre dejará pronto en el Olimpo de los quarterbacks.
Sabedor de sus excelentes cualidades deportivas, Rivers tiene que estar dispuesto a asumir una responsabilidad mayor, dar un paso adelante y ser capaz de liderar al equipo en lo que para los de San Diego se ha demostrado como un verdadero obstáculo psicológico: cruzar la frontera de los playoff porque, es un hecho incontestable, que los Chargers únicamente han alcanzado la Super Bowl en una única ocasión -para perderla por 49-26 ante los 49ers de Steve Young, Jerry Rice y compañía.
Probablemente por esta razón Turner ha asumido la responsabilidad de insuflar sangre nueva al equipo, deshaciéndose de un Tomlinson que en las últimas temporadas presagiaba un ocaso que ha negado en los Jets, viviendo así una sorprendente segunda juventud.
Para cubrir el hueco dejado por el running back tejano, los Chargers se hicieron, pick #12, con Ryan Mathews, otro RB clásico, de los que cruzan las defensas contrarias por el centro y buscan ganar hasta la última pulgada. Él, conjuntamente con Mike Tolbert, protagonizan el ataque terrestre con casi mil yardas de carrera y once touchdowns entre los dos. Antonio Gates y Malcom Floyd han comandado el ataque aéreo sumando para el equipo las yardas (casi mil cuatrocientas) y touchdowns (trece), aún con la ausencia por motivos contractuales de un retornado Vincent Jackson.
Pero esta crónica podían haberla leído ustedes la temporada pasada, o la anterior, o aún más allá. Las temporadas de los Chargers son prácticamente iguales, repetidos y simétricos: malos inicios y temporadas regulares que acaban entre fuegos de artificio para... decepcionar nuevamente a las primeras de cambio.
Así que no se ilusionen en exceso... o quizá sea este el año, nunca se sabe. ¿Cómo culminará este camino?. ¿Seguirán su curso victorioso hasta la post temporada?. ¿Romperán el motor nuevamente los Chargers?. La respuesta a esta y a otras preguntas, próximamente en sus televisores.